Las toallitas húmedas son peligrosas para la red pública de saneamiento en todas sus versiones, incluidas las que llevan un símbolo del fabricante que indica que son biodegradables y pueden ser arrojadas al inodoro. Según Fernando Morcillo, las normales no se descomponen nunca y las que son biodegradables tardan al menos cuatro o cinco días en descomponerse, lo que significa que afectan igualmente a los desagües de las casas, al alcantarillado y a las estaciones de bombeo, adonde llegan antes de que pase ese tiempo. Su recomendación, por tanto, es no tirar ninguna de estas toallitas a los inodoros.