Un millar de alumnos de València ha dejado las aulas para salir a las calles y mostrar a la ciudadanía cómo es la ciudad que quieren. Y no han dudado en expender multas simbólicas para aquellos comportamientos que censuran en cuestión de movilidad. La iniciativa, que se lleva a cabo por segundo año consecutivo, busca señalar acciones como la obstaculización de itinerarios peatonales o el estacionamiento indebido de vehículos, "pero también mostrar su deseo de más espacio de calidad para poder ser vivido y disfrutado como los niños y niñas que son", según el concejal Giuseppe Grezzi.

La actividad, enmarcada dentro de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, ha sido de nuevo impulsada y gestionada por la concejalía de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de València, y no es más que la adaptación de la actividad creada por el pedagogo Francesco Tonucci, que en su día bautizó las "multas morales".Con ella, dentro de su proyecto pedagógico de ´La Ciudad de las niñas y los niños´, Tonucci pretendía desarrollar entre el alumnado actitudes de tolerancia y respeto a la movilidad de las personas consiguiendo una ciudad amable y segura, así como darles a conocer de las herramientas civiles con las que manifestar su desacuerdo y reivindicar sus propios derechos.

Los participantes han sido alumnos de quinto y sexto de primaria de los CEIP Ballester Fandos, Cervantes, Max Aub, Rafael Mateu Cámara, Raquel Payá, Santa Teresa, Sector Aéreo, Vicente Gaos, Pare Catalá y Castellar-Oliveral quienes, acompañados de educadores y monitores durante hora y media en la mañana de ayer, pasearon por el entorno de sus escuelas observando cómo las personas mayores hacen uso del espacio público, de manera puntual o permanente, y tuvieron la oportunidad de manifestar con total libertad su opinión al respecto, también a través de la posibilidad de extender multas en las que exponían sus motivos.

"Es el segundo año que impulsamos esta iniciativa y es un placer que cada vez se sumen más escuelas, porque refleja la voluntad de madres, padres y educadoras, de que recuperemos las calles como un espacio de calidad y seguro para las futuras generaciones", manifiesta Grezzi. "Al final, como señala Tonucci, si una calle no es segura para los niños y niñas, no es buena para nadie, y es importante que ellas, con menos perjuicios que las personas mayores, nos digan a todas cómo quieren las calles y la ciudad en general", añade Grezzi, que acompañó la salida del alumnado del CP Pare Català.