El estudio concluye que el consumo de cocaína sigue siendo más elevado en las ciudades del oeste y del sur de Europa, en particular en ciudades de Bélgica, los Países Bajos, España y el Reino Unido. Por otro lado, «el consumo de metanfetamina, generalmente bajo e históricamente concentrado en la República Checa y Eslovaquia, parece estar presente también ahora en Chipre, el este de Alemania, España y el Finlandia», añade el informe.

El estudio revela asimismo diferencias entre ciudades dentro del mismo país, lo que puede explicarse en parte por las diferentes características sociales y demográficas de las ciudades (universidades, zonas de vida nocturna y distribución de la población por edades). En la gran mayoría de los países en los que se estudiaron múltiples ubicaciones, se detectaron mayores concentraciones de cocaína y de MDMA en las grandes ciudades que en las poblaciones de menor tamaño.