El levantamiento de una parte de las restricciones del estado de alarma es el argumento en el que se basó ayer el alcalde Joan Ribó para anunciar que la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento empezará en los próximos días. El cierre del espacio céntrico de la ciudad se basaba en dos acciones: el cierre propiamente dicho de los accesos y la construcción de unas dársenas para ubicar las nuevas paradas de aquellas líneas de autobús que abandonarán la plaza y que harán su parada en la «línea del 5». De hecho, esto ya se estaba construyendo en la calle Xàtiva, y se preveía que estuviera finalizado antes de los días grandes de Fallas, cuando el estado de alarma llevó al consistorio a paralizar la obra. El parón se produjo el 16 de marzo, cuatro días antes de que, teóricamente, empezara a ponerse en práctica. Es por ello que Ribó aventuró que el proceso «será muy rápido».

Joan Ribó aseguró, en ese sentido, que se habían hecho las consultas legales pertinentes y que estaban convencidos de que el levantamiento de la prohibición de hacer obra pública era aplicable a esta reforma, ya aprobada en su día. Y que acometer los trabajos es adecuado ahora «porque es en este momento cuando se van a minimizar los problemas organizativos de movilidad que suponen estos cambios».

La peatonalización de la plaza de la ciudad es, en principio, una obra menor en lo que se refiere a trabajos, pero sí una de las más importantes de la historia reciente de la ciudad por su simbolismo: dejar expedito el centro neurálgico de la ciudad. Se argumenta para ello que gran parte del gráfico que soporta es de paso. La operación supone desviar las líneas de autobús (tan sólo pasaría una), la creación de las grandes paradas de Xàtiva y Porta de la Mar y la medida más cuestionada, como es la generación de un segundo carril bus en la calle Colón, dejando tan sólo uno para vehículos particulares, y al que no se podrá acceder desde la Porta de la Mar.

Las Fallas, a la espera

El alcalde también volvió a referirse a las fechas de Fallas , sobre todo por el convencimiento de que, conforme evoluciona la pandemia, se ciernen más dudas sobre el proyecto inicial de celebrarlas en julio. En ese sentido optó por esperar acontecimientos. Recordó que «el acuerdo se tomó con los representantes de la fiesta», que «quedan dos meses para tomar la decisión el 14 de junio» y que «las cosas no van mal en la Comunitat Valenciana a nivel de contagios» pero advirtió que «no tenemos una bola de cristal para predecir lo que va pasar en mayo y junio».