Poco a poco se vislumbra el panorama que va quedando en la ciudad tras la pandemia de la covid-19. El tráfico es uno de los principales indicadores de la actividad económica, pero también revela si una urbe está mejorando en términos de sostenibilidad y propiciando un cambio de modelo, si se combinan con datos de otros modos de transporte y contaminación. Superada ya la etapa más grave de la crisis sanitaria y asociado estado de alarma, con fuertes restricciones de movilidad, València ha iniciado su camino por la «nueva normalidad» con una reducción de la circulación diaria de coches del 14,2 por ciento, mientras que el uso de bicicletas y patinetes ha resistido algo mejor el cataclismo de la pandemia, con una caída del 10 por ciento.
El análisis del Centre de Gestió de Trànsit de València, al que ha tenido acceso Levante-EMV, ha comparado cuatro días consecutivos laborables de 2019 y 2020. Se eligieron los días 25, 26, 27 y 28 de junio por ser en ambos casos representativos y con las mismas condiciones, básicamente buen tiempo y colegios cerrados. Del análisis se desprende que el tráfico en la ciudad ha caído un 14,2% en la intensidad media diaria, aunque la caída ha sido mucho más acusada en el centro de la ciudad que en los accesos, como suele ser habitual.
Hay que recordar que València viene encadenando dos años de bajadas consecutivas en la intensidad media diaria de circulación, pero antes de la pandemia las caídas eran muy leves, con porcentajes que oscilaban entre el 0,5 por ciento y un 3,5 por ciento. Tras el decretar el estado de alarma y restringir la movilidad, el tráfico se desmoronó un 60 por ciento en la ciudad. Ahora, superadas las limitaciones y encaminados hacia la nueva normalidad, el Cap i Casal trata de superar la crisis una reducciones del IMD del 15 por ciento. Sin duda el parón económico está detrás de esta bajada considerable, con miles de personas sin trabajo, aunque una pequeña porción también hay que achacarla al cambio de modelo. ¿Cuánto? Probablemente entre el 1 y 4 por ciento que venía registrándose antes de la irrupción del coronavirus.
El tráfico cayó en menor medida en los accesos de la ciudad, con un 12,8 % menos, mientras que en vías principales fue del 15,5 por ciento y en la ronda interior alcanzó el 25,9 por ciento. Se confirma, una vez más, que el área metropolitana va por detrás de la capital en cuanto al uso del vehículo privado, ya que siguen entrando muchos más coches a València de los que se mueven internamente en la ciudad. En cuanto a la ronda que rodea Ciutat Vella, hay que tener en cuenta la nueva configuración de la calle Colón, mucho más restrictiva que antes de la pandemia al cortar el acceso desde Porta de la Mar.
Bicis y patinetes aguantan
¿Y qué está pasando con los modos sostenibles? Del transporte colectivo, como el bus de la EMT sabemos que el pasaje está muy lejos de las cifras anteriores a la pandemia, pero los convoyes siguen circulando con la misma frecuencia de antaño, por lo que su incidencia en la intensidad media diaria no es reseñable.
En cambio en la IMD de los carriles bici podemos observar que su uso ha caído pero en menor intensidad, con una bajada media del 10,5 por ciento. Mientras en el Anell Ciclista la caída ronda el 7 por ciento, en los viales ciclistas más alejados del centro la cifra aumenta hasta el 12,3 por ciento.
Con todo, hay que reseñar que en algunos tramos del Anell Ciclista, concretamente en la calle Xàtiva, ya se está registrando el paso de más usuarios de bicis y patinetes que el año pasado, lo que confirma que los modos sostenibles se están recuperando de manera más rápida que los motorizados y que muchas personas, a raíz de la crisis, van a optar por hacer un cambio en sus desplazamientos diarios.
