València se ha convertido en los últimos años en un gran lienzo urbano. La ciudad es una enorme sala de exposiciones al aire libre. Los cuadros son las fachadas de fincas de viviendas, de edificios para enseñanzas universitarias e incluso de museos o centros de salud. La feliz moda de pintar grandes murales en los distintos barrios y pueblos de la capital valenciana ha devuelto el arte urbano a su verdadero dimensión. Nada de pintadas y grafitis sin inspiración ni talento. Verdaderos museos al aire libre y abiertos a toda la ciudadanía. Hablamos de verdaderos artistas plásticos que han llenado el Cap i Casal con toda clase de propuestas.
Los fotógrafos de Levante-EMV Eduardo Ripoll, Miguel Ángel Montesinos y Germán Caballero ofrecen en estas páginas una breve selección de las decenas de obras muralísticas que se pueden visitar y descubrir en nuestra ciudad. La experiencia más llamativa, en cuanto al número de obras y a la distribución por toda València de las obras, es el proyecto denominado «Dones de Ciència». Sobre los muros podemos descubrir y redescubrir a algunas de las científicas más destacadas de la historia y su lucha por la igualdad de género en este ámbito. Esta iniciativa de la Universitat Politècnica de València y del centro de innovación de Las Naves rinde homenaje a celebridades como Jane Goodall (pintada por Lidia Cao) en el Bioparc de València; Pilar Mateo (de Alba Fabre) y retratada en el Museo de Ciencias Naturales de Viveros; a Anna Lluch, reflejada por Dafne Tree y Ana Langeheldt en el Centro de Salud de Benimaclet; o Margarita Salas, inmortalizada sobre el edificio del rectorado de la Politécnica por Lula Goce. En total, este proyecto artístico permite disfrutar de hasta 24 murales de gran tamaño, que además nos acerca al Saler, por ejemplo, para ver a Marie Curie destacada por Ana Barriga; o al barrio del Carme, donde Hyuro pintó a Jane Jacobs. Estas pinturas pueden visitarse haciendo uso de la EMT que ha publicitado en redes sociales las líneas para acercarse a estos espacios urbanos.
Un viaje colorista y un derroche de formas geométricas. Esos son los rasgos característicos de Okuda. Su mural de la calle San Vicente, cerca de la Estación Joaquín Sorolla es otra de las obras al aire libre que ofrece el museo en que se ha convertido València. Reivindicativo y para dar visibilidad a la población transexual, Marcos Chelo ha inmortalizado a la primera trans ahorcada en la ciudad: Margarida Borrás.
La icónica Rosita Amores, retratada por Luis Montolio, ha vuelto a la calle Corretgeria de la mano del Festival Intramurs. Y Natzaret ha vuelto a ser pueblo gracias al trabajo conjunto de Martín Forés y Paco Roca. Y así, podemos recorrer las calles, barrios y pueblos para redescubrir la València de los murales. En esta gran pinacoteca urbana repleta de talento y de mensajes en favor de un mundo mejor, como nos propone Escif en «La vida es otra cosa».
