El Misteri de Adam i Eva que se representaba en las fiestas de Corpus en Valencia corresponde a los capítulos 2 y 3 del libro de Génesis. En él se observa cómo el texto, redactado en Lengua Valenciana, corrige y supera a su texto mentor bíblico cuando relata lo ocurrido con Adán y Eva en el Paraíso, evidentemente con fines catequéticos.

El Misteri sigue con fidelidad el relato bíblico de la creación del mundo y la caída de Adán y Eva, pero el autor añade  por su cuenta el arrepentimiento de éstos y la promesa de Dios referente a la futura redención del género humano. Este arrepentimiento no aparece en Génesis 3, como tampoco ningún anuncio o promesa de salvación. El autor del Misteri lo debió incorporar con fines catequéticos, didácticos o explicativos, añadidura que es teológicamente ortodoxa, a pesar de su ausencia en origen. Diera la impresión que el Misteri viene a llenar un extraño vacío, un olvido.  del autor de Génesis. El complemento tardío es totalmente correcto. Hay salvación, una segunda oportunidad, no todo acaba con la expulsión del Paraíso. Existe la posibilidad del retorno al Paraíso. In paradisum deducante angelis, se reza aún.

La publicación del Manuscrito más antiguo de los Misterios que se representaban en Corpus y que se conserva en la Biblioteca Municipal Serrano Morales por el Grup de Mecha me ha recordado este curioso detalle, muy esclarecedor, del Misteri de Adam i Eva.

Se produjo el pecado de desobediencia, la ruptura de la relación de amistad con Dios, el desastre, la catástrofe, pero hay solución, no queda lugar ni resquicio a la desesperanza. Destaca el Misteri la admiración de Adán y Eva ante la hermosura de todo lo creado por Dios, la tentación de la serpiente y el arrepentimiento por haber pecado y el perdón concedido por Dios. Un perdón y arrepentimiento que no aparece en el relato bíblico.

En la escena, Dios baja a la tierra y cuenta lo que piensa continuar tras la creación del universo. El mismo hacedor es quien lo explica, contextualiza al hombre en medio de la creación, la pone a su disposición.

Puix ja he creat los sels y la terra, Lo sol i la lluna ab lo firmament, / Esteles, planetes, signes sens herra, / Las mars y los pexos ab altra desferra/ De anima diversos ab tots los compliments, / Fasam ara al ome a nostra semblanza, /Al qual obeixquen les coses creades./ Conega de Deu la exelsa pujanza/ quen si mostrara per ser de privanza/ de si ab les altres que son ia creades.            

Cabe fijarse aquí en cómo se explicaba, en la Lengua Valenciana del siglo xv,  el matrimonio, en las palabras que el redactor del texto pone en boca de Adán: para que los desposandos estuvieran unidos en amor confederat.

Todo queda a las órdenes y al servicio del hombre y de la mujer. Dios les dice que lo dominen todo, los espacios y la tierra, con una sola excepción –nulla regula, sine exceptione-, que los limita y condiciona para que no sean igual que Dios, para que se percaten que dependen y están subordinados a Dios, que viven gracias a Él, en relación a Él. En el centro del jardín hay un árbol, el del bien y el del mal, el árbol de la vida. Comer de él, desobedecerle, será pecado y el castigo será la ruptura de la amistad, del pacto con Dios, la expulsión del Paraíso, el dolor y la muerte.

 Deu

Menjau ha uostra fantasia/ dels fruits del paradis terrenal, / sols lo fruit de aquell no sia, / ques a saber, lo be y lo mal; / perque en lo punt quen menajren/ será el castic de tal pecat/ que sertament de mort morreu/ sens remey ni pietat. /

Adán y Eva reconocen la gran obra y el favor de Dios. Están complacidos. Todo es de ellos y para ellos. Hay una perfecta armonía en aquel jardín hasta que aparece la serpiente, embajadora del mal, el demonio tentador. El narrador la introduce de manera sinuosamente sensual, acorde con la acción que describe, con modales y argumentos muy seductores. Se recrea parsimoniosamente el autor en esta estampa de la Biblia acontecida en el jardín, el paraíso, que en el Misteri está figurado por un huerto.

La serpiente les interpela, se pone en el plano de Dios, en el papel de interlocutor del hombre, cuando es el caso que nada por él ha hecho. La narración en valenciano es muy detallista. Eva responde a la serpiente que Dios les ha prohibido que toquen el fruto del árbol señalado, ni crudo, ni cocido. La expresión es afirmación taxativa que de ninguna manera deben acercarse a él y tomarlo. Tienen ambos plena conciencia y conocimiento de cuál es la orden impartida por Dios. Una orden que es cuestionada por la serpiente en ausencia de Dios. Eva lleva la voz cantante en el diálogo con la serpiente  y sabe a lo que se arriesga. Eva es consciente de la orden de Dios. Tienen claro que desobedecerla es morir, caer en desgracia.

La serpiente tienta seductora, morbosamente. Interpela, hace dudar acerca de por qué Dios les habrá dado tan extraña orden. Aparece aquí el término y concepto de la semblanza, la serpiente les dice que comiendo del fruto prohibido serán semblants a Dios

 Serpent

Yo no vull res, / pero seria be saber/ perque us ha manat Deu/ que no mengeu de aquest fruit. /

 Eua

Perque uol expresament que nol toquem; / ni cru ni cuit, / que si el mordem mordram la mort.

 Serpent

Menjau, mordeu, que no morreu/ i ab tal gust tendreu deport/ i aixi sereu semblans a Deu.

 

Presiona persistentemente la serpiente, si no comen serán salvajes sin conocimiento y si comen serán como Dios, la gran tentación, el gran argumento.

 Serpent

Si Deu volguera/ que no menjaseu algún dia/ no us lo mostrara, / ni entre els altres lo creara; / pero me par, / si non menjau sereu saluages/ sense saber, / que si De unos diu “morreu”/ fonc per feros por, / per quel seruisen en amor, / cars si menjau sabreu/ be y mal, com sertament sab Deu molt be/ y lo saber es un gran cabal. / Preniu, dons, puix conue. /

 Eua

Si per menjar de aquexa fruita/ tinc de pujar a tan alt grau/ com de present manifestau/ io so contenta. /

Quien toma la iniciativa de cometer la infracción es Eva. Le ha podido más el argumento de la desconocida serpiente que la de Dios, quien se lo ha dado y regalado todo. Quería ser tanto como Él. Se queda complacida del buen sabor del fruto prohibido y le da a comer a Adán. Le convence con las mismas técnicas seductoras de la serpiente.

Niños representando la pieza de Adán y Eva.

Adán reprende a Eva. Tal descripción explicativa no está en la Biblia, pero ayuda a comprender lo que en buena lógica pudo haber sido. El misteri lo encarna en una manzana, que es una de las frutas más sanas, por lo digestiva. De ahí el dicho popular que dice sá com una poma.

El autor hace un esfuerzo hermenéutico por explicar lo que la Biblia quiere decir con la historia de Adán y Eva en el Paraíso Terrenal, cuáles son las claves para entenderla mejor, lo que allí se quiere decir, especialmente sobre la muerte, que no será inmediatamente después de comido el fruto prohibido, cometido el pecado, sino cuando Dios quiera, sin que se sepa cuándo ocurrirá.

Eva es persistente y al final convence a Adán para que coma del fruto prohibido. Perpetran el pecado de desobediencia, toman y comen del fruto vetado.

Narrador

Ara fa Adam escomensa de pendre la mansana tot tremolant per dos o tres uegades, ab molt gran sentiment y porfidiant. Eua la prengue, i sen menja un mos, y lo Deu crida ab molta cólera.

En escena aparece Dios, encolerizado, sentencia la pena que la comisión de la desobediencia conlleva a los protagonistas de esta historia: serpiente, mujer y hombre. Dios se dirige a Adán, el primero de la creación y le interpela. Adán es consciente de lo que ha hecho y se encuentra avergonzado, desnudo. Huye, se esconde, no quiere que Dios le vea en esa situación. Justifica su acción negativa y como niño se exculpa,  achaca a Eva el hecho perpetrado. A su vez, Eva echa la culpa a la serpiente. Los dos no asumen su responsabilidad en el pecado.

Viene ahora lo que no está en la Biblia

 

Ara sagenollan Adam i Eua I canten; mentres que canten, lo angel se gira deues lo Deu, i li fa reuerensia. Adam i Eua canten a duo.

      Peccavimus inique egimus/ parse nobis Domine.

Narrador

Ara torna langel y diu en ueu alta i entonada, en semblat airat, estant agenollats Adam y Eva

Angel

Per molt llarc de temps, en uida fatigada, / diu que ab sudor de vostra fas uiureu, puix sou venguts contra el manament seu/ per lo consell de la serpent maluada.

Adán y Eva están asustados por el futuro que les espera, apelan ante el Ángel, enviado de Dios, intermediario entre Dios y ellos, recordándole que les hizo a su semblanza en un intento desesperado de impetrar el perdón y la salvación, escenas y palabras  que tampoco no están en el relato bíblico original. En este momento, el autor del Misteri hace que Adán y Eva canten a dúo pidiendo perdón a Dios y le ruegan les diga si alguna vez podrán reconquistar el paraíso. El ángel les dice que habrá salvación para ellos y toda la humanidad.

El cuadro de actores infantiles de los Misteris del Corpus.

No importa al redactor del texto teatral no seguir la literalidad del relato bíblico, sino la finalidad catequética del mismo que no es otra que el decirle al espectador: hay esperanza y salvación, remedio, e insiste en subrayar la realidad del ser humano creado por Dios con sus propias manos a su imagen y para su semejanza, que en valenciano antiguo es explicado aquí con el término figura.

            Entra en escena la muerte, figura vestida de negro con una guadaña en ristre que abraza y habla a Adán y Eva sobre lo que les espera a ellos y sus descendientes como consecuencia de su desobediencia a Dios.

Angel.

     ¡O trist mortals, de mort ab greu sentensia!

      (Ara la mort los abrasa)

Puix no obeix los manaments de Deu, / de aquest delit forsat es que us maneu; / treballs y afans pendreu ab pasiensia. / En laspra vall de flors, gemechs y pena/ viuras, Adam, ab Eua e tos fills, / per ton pecat lligats ab fort cadena. / I ensemps ab tu, bandeig natura humana, / quel infinit Señor Deu axi o mana/.

Narrador.

       Ara sagenollen Adam y Eva y canten lo seguent a duo. Y lo angel se gira deues lo Deu, i li fa una gran continensia i de quant en quant se gira deues de Adam.

O yuge just, Señor, merse ems ajau, / e nons doneu sentencia tan fort, perque us pregam, Senyor, quems vullau dir/ si porrem may paradis obtenir. /

                  Después de que Adán y Eva de rodillas piden a Dios saber si podrán obtener de nuevo el paraíso, el ángel en nombre de Dios anuncia que hay una segunda oportunidad, Jesús, nacido de la Virgen María, nacerá y morirá para salvarnos. Aportación ésta que no aparece en el relato del Génesis y confirma el afán o la vocación catequética del misteri, cuyo texto brevemente y con claridad hace alusión a la encarnación, nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesús para la salvación de todos. Por ello, les deja el mensaje nítido de que no desesperen, pues hay nueva esperanza de salvación.

Narrador

Ara diu lo angel, en semblant amoros, a Adam i Eva.

Angel.

Vostra clamor dauant de Deu es pujada: / diu que us fera grasia especial, / que pendra carn per obra divinal/ e nazera de una uerge sagrada, / uer Deu y om; dons no us desespereu/ que sertament per tots morra en creu; lla dons será natura separada. /