Una franja de degradación en la calle San Vicente

El tramo de calle entre Giorgeta y el Bulevar Sur acumula un PAI por desarrollar, naves olvidadas, infraviviendas y una fábrica derruida

Calle San Vicente.

Calle San Vicente. / Elena Martínez

José Parrilla

José Parrilla

El próximo comienzo de las obras para soterrar las vías del Parc Central y la urbanización de los cuarteles de la calle San Vicente, obras históricas del urbanismo valenciano, dejan justo en medio una franja de terreno compuesto por naves, infravivienda y edificios derribados cuyo futuro sigue siendo incierto pese a estar en una zona de la ciudad que podríamos denominar céntrica, sobre todo por situarse a escasos metros de la estación del AVE Joaquín Sorolla. Podría convertirse, además, en un elemento discordante cuando se desarrolle todo el entorno, aunque fuentes de la Sociedad Parque Central, cuyo PAI engloba la mayor parte de este terreno, -el ayuntamiento solo tiene una pequeña manzana- aseguran que los desarrollos se irán haciendo simultaneamente al menos hasta la reparcelación. También la Concejalía de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de València anuncia que será así.

Se trata de la franja de terreno que hay entre la calle San Vicente y las Vías del Tren, desde la calle Amparo Iturbi (proximidades de Giorgeta) hasta el Bulevar Sur. Si hablamos de barrios, esta zona se corresponde con la Cruz Cubierta, distrito de Jesús, cuyos vecinos han mostrado reiteradamente su preocupación por el estado de las cosas.

Esta banda de terreno, que queda a la izquierda de la calle San Vicente, dirección Bulevar Sur, empieza con el PAI de la calle Moncayo, un pequeño grupo de viviendas con plaza central pegado a la gran finca de Amparo Iturbi, entre las calles Moncayo y Almudaina. Es el único espacio cuya gestión depende directamente del Ayuntamiento de València, que ya ha puesto en marcha un Plan de Reforma Interior con nuevas «viviendas de pueblo» y 1.200 metros cuadrados de zona verde.

En la actualidad alternan viviendas normales con viviendas ocupadas ilegalmente y una plaza sin urbanizar que se utiliza como aparcamiento. En su conjunto es una zona degradada en la zona más próxima al centro de la ciudad.

Naves de Macosa

A continuación están las conocidas naves de Macosa, que ya están dentro del PAI del Parc Central, como el resto del ámbito al que nos estamos refiriendo. Se trata de naves industriales construidas en los primeros años del siglo pasado. Concretamente, las más valiosas se levantaron entre los años 20 y 30 bajo el proyecto del afamado arquitecto Javier Goerlich y Antonio Gómez Davó. En las últimas décadas, sin embargo, han estado abandonadas y la propia Sociedad Parque Central propuso a los propietarios derribar las que no gozaban de protección y mantener las que sí están protegidas, plan que finalmente se ejecutó en el año 2009. Pero después de eso nada más se ha sabido de estas naves, en cuyo interior estaba previsto mantener también parte de la maquinaria industrial de su época de esplendor.

Más naves, rodeadas de una gran parcela de terreno, y una parcela completamente libre, siguen a las citadas naves de Macosa. Ni actividad ni riesgo hay en estas naves, cosa que no ocurre en el cuadrante siguiente, ya cerca de la Cruz Cubierta.

Infravivienda

Este espacio está dominado por viejos edificios residenciales abandonados cuyos pisos están mayoritariamente ocupados de forma ilegal. De hecho, se ha convertido en uno de asentamientos o focos de infravivienda más importantes de la ciudad. El verano pasado, de hecho, el Ayuntamiento de València procedió al desalojo de dos de los edificios por el peligro inminente de ruina, atendiendo así una petición de los vecinos de la zona y provocando una airada protesta de los afectados.

Aquella operación de desalojo no ha impedido, en todo caso, que numerosas familias sigan viviendo en esos pisos ocupados, con todo lo que eso supone de degradación para el entorno.

Cervezas Turia

Finalmente, en el extremo de esta franja de terreno se encuentra lo que antes era Cervezas Turia. Como las naves de Macosa, este espacio, ya sin actividad industrial, se había convertido en un peligro para la ciudadanía. Las naves porque se metían los niños a jugar y esta fábrica de cervezas porque era lugar habitual de botellón debido, denunciaban los vecinos, a una discoteca que hay también en las inmediaciones.

En este caso, el Ayuntamiento de València procedió de oficio al derribo de la mayor parte de la fábrica en vistas del mal estado del complejo. Era el año 2017 y desde entonces todo lo que hay allí es un solar esperando nuevos usos.

Planes previstos

Hecho el diagnóstico, la pregunta es cuál es su futuro. Excepto el PAI de la calle Moncayo, que, como se ha dicho, ya está pendiente de ejecución por parte del Ayuntamiento de València, el resto está incluido en el PAI del Parc Central. Y las previsiones de la sociedad que lo gestiona es tratar de sacar adelante de manera simultánea todo el ámbito, incluida esta franja de terreno entre la calle San Vicente y las vías del tren. Pasarán, de cualquier forma, unos años de trabajo antes de terminarlo.

En estos primeros meses del año está previsto que se pongan en marcha las obras de soterramiento de las vías desde el Bulevar Sur hasta la estación Joaquín Sorolla y la futura estación central, una obra realmente histórica para la ciudad que acabará con la fractura urbanística de la zona sur, que coserá los barrios del entorno y que ya ha sido adjudicada por 443 millones de euros a la Unión Temporal (UTE) formada por ACS, Rover y Tecsa.

Posibles revisiones

Al mismo tiempo se ha proyectado el corredor verde que sustituirá al inicialmente proyectado Bulevar García Lorca, es decir, el proyecto que se ejecutará en la superficie cuando las vías sean enterradas. Ese proyecto conllevará, seguramente, una revisión del PAI en todos sus extremos, incluidas estas zonas degradadas, para finalmente proceder a la reparcelación de todo el entorno.

Será entonces cuando se definirán las parcelas residenciales, las dotacionales y las zonas verdes, así como las cargas urbanísticas. Finalmente, cada propietario sacará adelante su parte.

Por lo pronto, las obras están en la otra acera de la calle San Vicente. La urbanización del viejo Cuartel de Ingenieros se encuentra ya en su fase final. La idea es construir 438 viviendas y reconstruir el colegio Santo Ángel de la Guarda, cuyos alumnos están dando clase en un colegio de barracones montado junto al Hospital Peset.

Y le seguirá el próximo año la urbanización del Parque de Artillería, que es de mayor tamaño y alberga la Casa Feliu, que no fue derribada en su día por gozar de protección patrimonial. Aquí la previsión es levantar 900 viviendas y un instituto para el barrio.

Con la urbanización de ambos cuarteles, abandonados desde hace décadas, se completa la acera derecha de la calle San Vicente sentido Bulevar Sur. Todas las miradas se vuelven ahora sobre la acera de enfrente, donde la degradación es la protagonista.

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