Sabotean las bicis de alquiler de València con chinchetas y pegatinas de "tourist go home"

Las empresas de cicloturismo denuncian una quincena de ataques a sus vehículos, sobre todo en Russafa

Las cuatro más potentes se constituirán en asociación para ordenar el sector y pedir mayor protección

Algunos turistas con bicis de alquiler pasean por el centro de València

Algunos turistas con bicis de alquiler pasean por el centro de València / Loyola Pérez de Villegas

Claudio Moreno

Claudio Moreno

El clima de tensión vinculado al turismo en València sigue "in crescendo" y en las últimas semanas se está registrando una nueva forma de protesta. Varias empresas de cicloturismo en la ciudad han denunciado el sabotaje de una quincena de bicicletas con chinchetas y un mensaje que dice "tourist go home". Además, las mismas empresas describen una escalada de la hostilidad contra sus vehículos con pegatinas que arruinan el chasis y ruedas rajadas para que sus clientes no puedan circular con normalidad. 

"No sabemos si son batidas que organizan los vecinos –sobre todo ha pasado en Russafa– o alguien cabreado con el tema turístico", explica José Ferri, de Valencia Bikes. Este pionero del sector se muestra preocupado por la vandalización de las bicis de alquiler, pero sobre todo por la "culpabilización del turismo", una industria que en buena medida sostiene la economía del país. «Está claro que fiarlo todo al turismo es un problema, pero la transición a un modelo más equilibrado es un proceso de años. Mientras tanto falta regular y controlar el ruido, las despedidas de soltero, los apartamentos turísticos ilegales, etc.", opina. 

Bicicleta de Valencia Bikes saboteada con una chincheta

Bicicleta de Valencia Bikes saboteada con una chincheta / L-EMV

Otra de las empresas afectadas por esta nueva forma de sabotaje es Doyoubike, cuyo gestor, Alberto Laurín, intenta no sobredimensionar el problema: "Queremos pensar que es algo puntual. No parece que esté organizado". De todos modos, ambas empresas junto a Verrassend Valencia y Passion Bike Valencia constituirán en los próximos días una asociación llamada Ascitur –asociación de cicloturismo y turismo sostenible– que entre otras cosas servirá para ordenar el sector y buscar una mayor protección en las instituciones. Entre las cuatro empresas suman más de 1.200 bicicletas y no quieren que sus vehículos ni sus clientes, mayoritariamente procedentes de Países Bajos, se vean envueltos en la ofensiva contra el turismo, considerando además que este visitante urbano se desplaza en el medio más sostenible posible. 

En todo caso, los agentes del sector no son ajenos a la frustración vecinal ante el colapso turístico, con los bajos-jaula como símbolo de esta deriva. La silicona en cerraduras de apartamentos y las chinchetas en las bicis son ramificaciones de esta frustración que, según los emprendedores e incluso una parte del activismo, equivoca el tiro, pues consideran las reivindicaciones deberían subir varios peldaños administrativos. 

Pegatina colocada en la cesta de una bicicleta de Doyoubike

Pegatina colocada en la cesta de una bicicleta de Doyoubike / L-EMV

"Llegamos a un punto de saturación"

El negocio de alquiler de bicicletas en València lleva diez años viviendo una época dorada. En la ciudad hay de 30 a 40 empresas especializadas y -según estimaciones aproximadas- un centenar de tiendas abiertas, sobre todo en la Plaza del Mercat y en calle Cuba. Tanto es así que Valencia Bikes decidió cerrar su local en Russafa por la competencia salvaje y el derrumbe de precios. 

Estas empresas se nutren sobre todo de turistas procedentes de Países Bajos y Bélgica, grandes adalides de la bicicleta en el continente y uno de los principales mercados turísticos de València en la actualidad, promocionada en las guías como una ciudad perfecta para circular a dos ruedas, más en el marco de la Capitalidad Verde Europea. 

Rajan una rueda y dejan una pegatina en una bici de alquiler en València

Rajan una rueda y dejan una pegatina en una bici de alquiler en València / L-EMV

Hubo no obstante una etapa de debilidad absoluta en el cicloturismo. La pandemia barrió a todos aquellos locales que no habían logrado consolidarse en un negocio con extraordinaria rotación, como prueba la aparición y cierre de marcas en la citada calle Cuba.  

"La covid se llevó por delante a mucho competidor pero el mercado ha vuelto a florecer. Cada año sube la demanda con todos los nuevos aires de sostenibilidad y, en consecuencia, también crece la oferta. Estamos llegando a un punto de saturación", reconoce Alberto Laurín, de Doyoubike, con más de 500 bicis en propiedad. 

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