Relaciones personales
Los tipos de apego que desarrollamos en la infancia y que determinan nuestras relaciones adultas
Los niños desarrollan diferentes estilos de apego basados en sus interacciones con los cuidadores durante la infancia
Los estilos de apego de la infancia determinarán la forma en la que las personas se relacionarán en sus vínculos durante la edad adulta

Las relaciones adultas están íntimamente ligadas al tipo de apego que desarrollamos cuando somos niños. / Pexels
El concepto de apego se refiere a las relaciones emocionales que se forman entre las personas, especialmente entre los bebés o niños pequeños y sus cuidadores. El psicólogo John Bowlby fue pionero en el estudio del apego, y la teoría del apego ha evolucionado a lo largo del tiempo. Según la teoría del apego, los niños desarrollan diferentes estilos de apego basados en sus interacciones con los cuidadores durante la infancia, los cuales determinarán la forma en la que se relacionarán en sus vínculos durante la edad adulta.

Los tipos de apego que desarrollamos en la infancia y que determinan nuestras relaciones adultas. / Pexels
El apego ansioso
Uno de estos tipos de apego es el ansioso. Las personas con un apego ansioso suelen tener una necesidad constante de validación y atención, pueden sentir ansiedad o inseguridad si no reciben afirmación o respuesta inmediata de sus parejas o personas importantes en sus vidas. Además, a menudo tienen miedo al abandono, y pueden preocuparse excesivamente por la posibilidad de que sus seres queridos los dejen, incluso si no hay razones evidentes para sentirse así.
Además, con este tipo de apego existe una tendencia a depender emocionalmente de los demás para la satisfacción de sus necesidades emocionales, y es que suelen tener dificultades para encontrar la autonomía emocional y sentirse completos sin la presencia constante de sus parejas. También sufren altibajos emocionales intensos y cambios de humor y rápidos, especialmente en el contexto de sus relaciones. La percepción de la cercanía o la distancia emocional puede afectar significativamente su estado emocional.
Por último, aunque anhelan la cercanía emocional, las personas con apego ansioso pueden tener dificultades para confiar plenamente en sus relaciones, ya que temen que sus parejas los abandonen o los rechacen, lo que lleva a la búsqueda constante de seguridad y validación.
El apego evitativo
El apego evitativo es otro estilo de apego que se desarrolla en la infancia. Este tipo de apego se caracteriza por la dificultad para confiar plenamente en los demás debido a que de niños han aprendido a depender principalmente de sí mismos y a evitar la dependencia emocional de los demás. En consecuentcia, estas personas mostrarán una tendencia a la independencia emocional exagerada, resistiéndose a la intimidad emocional y sintiéndose incómodas o ansiosas cuando otros intentan acercarse emocionalmente.

El evitativo, uno de los tipos de apego. / Pexels
Quienes tienen apego evitativo también evitan expresarse emocionalmente, teniendo dificultades para expresar abiertamente sus emociones o para reconocer y abordar las necesidades emocionales propias y ajenas, de modo que a menudo, tienden a minimizar o desconectar de las emociones. También sufren miedo a la dependencia, y aunque pueden buscar establecer relaciones, suelen tener un miedo subyacente a la dependencia emocional, lo que les lleva a mantener cierta distancia emocional para evitar sentirse atrapados o controlados por los demás. Finalmente, suelen desconectarse emocionalmente en situaciones de estrés o conflicto, retirándose como una estrategia para lidiar con las emociones intensas.
El apego seguro
En tercer lugar encontramos el apego seguro. Un niño con un apego seguro se siente cómodo al explorar su entorno porque confía en que sus cuidadores estarán disponibles y responderán a sus necesidades emocionales y físicas. Este tipo de apego proporciona una base sólida para el desarrollo emocional y social del niño. Saben que su cuidador estará allí para brindar apoyo y seguridad cuando sea necesario, y confían en que sus cuidadores responderán de manera sensible a sus necesidades emocionales.
Además, la relación de apego seguro ayuda a construir una base sólida de confianza en las relaciones interpersonales. Los niños que experimentan un apego seguro tienden a desarrollar relaciones más saludables y estables a lo largo de sus vidas. Y es que este tipo de apego fomenta un sentido saludable de sí mismo y la capacidad de desarrollar la autonomía. Los niños con este tipo de apego suelen tener una autoestima positiva.
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