Rajoy no pudo escapar ayer a la pesadilla de Gürtel y a los casos de corrupción que persiguen al PPCV y que han amargado el arranque del congreso nacional: «Espero que la corrupción pase a ser parte del pasado y siempre hay una parte mala de la historia» manifestó al ser preguntado por los periodistas a su llegada al recinto de la Caja Mágica sobre la primera sentencia de la trama Gürtel que enviará a prisión a la expresidenta de las Corts, Milagrosa Martínez.

La sentencia sobre la Feria de Turismo y la decisión de nueve empresarios de asumir que financiaron ilegalmente al PP valenciano en las campañas de 2007 y 2008 ha marcado un cónclave diseñado para aclamar a Rajoy como líder indiscutible del PP. Logró un 95 % de los votos.

La corrupción ha estado presente en varios de los discursos, aunque los intervinientes no han hecho mención expresa a los casos valencianos. Fernando Martínez Maíllo, en su defensa de la estatutos, hizo ayer hincapié en la enmienda para rehabilitar a los desimputados o aquellos que resultan absueltos en un procedimiento. Una regulación que puede poner en un brete a los populares valencianos.

Durante su discurso todavía como candidato Rajoy dejó de la lado los asuntos turbios y aprovechó el momento para lanzar un mensaje de unidad de cara a los próximos congresos regionales y provinciales. Así, indicó que estos cónclaves, que quiere dejar cerrados antes del verano, son una oportunidad para «reforzar la unidad». El dirigente nacional mantuvo que en el PP caben todos y no sobra nadie y pidió expresamente a los responsables regionales que los procesos de renovación no terminen «en enfrentamientos que no benefician a nadie». La clave, según Rajoy, es la integración y sumar. «Cuanto más arriba está uno, más obligado está a integrar y sumar; el enfrentamiento y la división para otros», sentenció.