En el interminable universo de las empresas valencianas hay estrellas cuya luz injustamente no brilla con la misma potencia que otras, bien por su menor tamaño o bien por hallarse en zonas del firmamento escasamente conocidas. Una de ellas bien podría ser Lemar, una firma especializada en mecanizado de precisión en cuya trayectoria figuran hitos tales como trabajar para el acelerador de partículas europeo CERN o ser, en palabras de su director general, Miguel Ángel Vila, «el único fabricante española que ha desarrollado y comercializado un robot que mejora la productividad industrial». La empresa, además, celebra este año su primer medio siglo de vida.

Lemar inició su andadura en 1965 gracias a la visión de dos peritos industriales „los cuñados Vicente Legua y Vicente Bendicho„ que, gracias a «su pasión por la ingeniería industrial», montaron una empresa auxiliar del sector metalmecánico especializada en tallado de engranaje, es decir, piezas como piñones o coronas. En los albores de su trayectoria, la firma fue uno de los primeros proveedores homologados por Ford. Sin embargo, una década después de su fundación, la firma empezó a especializarse en el mecanizado de precisión, una actividad que, según Vila, consiste en «transformar un metal por arranque de virutas en diversas piezas con aplicaciones en diferentes sectores». Puede ser un elemento de seguridad en los ascensores, formar parte de un avión o de una prótesis de rodilla o figurar en instrumentos o herramientas de sectores como el oftalmológico, el naval, la automoción, la energía y la agricultura.

Con los fundadores ya fallecidos, la propiedad y la administración de Lemar se encuentra ahora en manos de la viuda de Legua y de sus dos hijas, Carmina y Carolina, esta última casada con Vila. A pesar de sufrir las consecuencias de la crisis económica a partir de 2009 por la contracción de la demanda interna, la compañía, que se tomó la recesión como una oportunidad, se encuentra ahora mismo en plena expansión. El año pasado facturó tres millones de euros, con un incremento del 15 % respecto al ejercicio anterior y la previsión de la compañía para 2016 es registrar un aumento cercano al 20 %. La empresa tiene en marcha un plan estratégico a tres años, que concluye en 2018, donde contempla incidir aún más en el proceso de internacionalización que empezó hace un lustro, justo cuando la crisis pegaba con mayor dureza. En la actualidad, un 10 % del volumen de negocio de Lemar procede del exterior, concretamente de países como Alemania, Italia, Suecia, Turquía o Polonia, si bien su director general precisa que el 90 % de los productos que fabrica los vende a multinacionales instaladas en España que los derivan al extranjero. Grandes empresas como Bosch, Honeywell, Kawasaki, ThyssenKrupp o Schneider Electric figuran entre sus clientes.

Vila asegura que el departamento de innovación «es la base» de esta empresa que emplea a 45 trabajadores en sus plantas de Foios y Nàquera. Esa apuesta por la I+D es la que le ha permitido crear el ya citado robot, que tiene su principal aplicación en la alimentación de máquinas, una labor donde antes se ocupaba una persona. También ha sido clave en una de las principales evoluciones de la compañía, que no es otra que «ofrecer un servicio integral al cliente cooperando con él y aportándole nuestro know how para mejorar procesos y productos». Es decir, «antes el cliente traía el plano de la pieza y nosotros la fabricábamos, mientras que ahora somos socios tecnológicos y participamos en todo el desarrollo del producto». De cara al futuro, el director general de Lemar explica que la compañía está inmersa en «proyectos muy importantes para multinacionales» que no puede detallar por compromisos de confidencialidad, pero que tendrán como consecuencia la inversión en personal y equipamientos en los años contemplados en el plan estratégico. Asimismo, la firma sigue empeñada en crecer en el exterior, aunque no con plantas o delegaciones, sino a través de distribuidores.