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El dicho de que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta no se había cumplido históricamente a la hora de viajar entre Alicante y Valencia. El itinerario de menor longitud, a través de Alcoi, tenía el lastre de ir salvando diversas dificultades orográficas, lo que provocaba que el recorrido fuera muy sinuoso y que, en consecuencia, el tiempo de viaje fuera mayor en relación al resto de opciones posibles. La existencia de varias trasvesías urbanas, entre ellas Alcoi, contribuía aún más a decantarse por otro trayecto.

La autopista AP-7, por la costa, o la ruta por Villena y La Font de la Figuera, libre de peaje, habían sido hasta ahora las alternativas. Ni siquiera la progresiva construcción de distintos tramos de la Autovía Central, a partir de 1997, había hecho cambiar esta tendencia. Sin embargo, la situación puede variar de una manera muy sustancial con la puesta en servicio del tramo inaugurado ayer entre Cocentaina y Muro. En estos momentos ya sólo quedan 6 kilómetros de carretera convencional por este itinerario, los correspondientes al Barranc de la Batalla. Han desaparecido los últimos cruces a nivel y los semáforos, y el recorrido cuenta con 156 kilómetros de autovía de reciente construcción.

Aunque la apertura de la variante de Alcoi, el año pasado, ya supuso un notable incremento en el tráfico de la Autovía Central -el paso de un mayor número de camiones es claramente visible para los usuarios-, éste puede ser el espaldarazo definitivo. Esta ruta ya no sólo implica hacer 20 kilómetros menos, sino que también permite ahorrar aproximadamente el mismo número de minutos. Las curvas del Barranc de la Batalla hacen que la N-340 esté limitada a 60 kilómetros por hora, y hay además algunos tramos de autovía donde no se pueden superar los 100, como los pasos por el Maigmó y el puerto de l'Olleria. Aún así, la nueva A-7 presenta varias ventajas respecto a la ruta tradicional por Villena.

La más significativa de ellas es que esta autovía, al ser más reciente, tiene un trazado menos complicado que el de la A-31, pese a discurrir por zonas de orografía más recortada. Las curvas tienen un radio mucho más amplio, mejor peralte y, además, todos los tramos con pendiente fuerte tienen tres carriles. A esto hay que sumar que se evita el peligroso paso por la carretera N-344, que une las autovías A-31 y A-35 por La Font de la Figuera. Apenas son 13 kilómetros, pero el elevado tráfico que soporta -incluyendo un gran número de vehículos pesados- y su estrechez han hecho de esta vía una de las de mayor siniestralidad de toda la Comunitat. La travesía por el casco urbano de la citada población valenciana, con curvas muy cerradas al mismo lado de las casas, supone otro contratiempo añadido.

La conversión en autovía de este tramo de la N-344 iba a ser un alivio para los conductores y para los propios vecinos de La Font de la Figuera. Pero éste es uno de los proyectos "sacrificados" por el recorte de inversiones en el Ministerio de Fomento. Por ello, la finalización de la Autovía Central -a falta ahora de los 6 últimos kilómetros, cuya apertura se asegura para 2011- puede trasvasar a la A-7 gran parte del tráfico pesado que pasa por la provincia. La ruta por Alcoy confluye con la que procede de Villena en las inmediaciones de Xàtiva. Desde ese punto hasta Valencia, la autovía cuenta con tres carriles en todo su recorrido. Frente a la AP-7, este itinerario implica además el ahorro de los 14,15 euros del peaje.