La memoria de gestión de 2017 recoge en el capítulo de explotación de instalaciones «el alto grado de calidad de las aguas depuradas», con una reutilización directa de 123,62 hectómetros cúbicos. Cifra que supone un 27,15% del volumen tratado, procedente de un total de 116 Edar, frente al 31% de 2015 y el 30,4% de 2016. Por usos, el sector agrícola se ha llevado el 95,9% del agua ya «limpia». Aunque el discurso oficial del Consell se ha venido articulando en torno a la voluntad política de incrementar el uso del agua procedente del saneamiento en la agricultura valenciana, y para paliar así el déficit hídrico, las cifras constatan un descenso real durante los tres primeros años de legislatura.

Como asignatura pendiente, pues, queda el compromiso de duplicar la cantidad actual de agua reutilizada procedente de plantas depuradoras. Algo que está sobre la mesa tanto del Consell como de la Confederación HIdrográfica del Júcar, como ya publicó Levante-EMV el pasado mes de noviembre. Ambas instituciones buscan ahora la fórmula para destinar a fines agrarios unos 200 hectómetros cúbicos de las EDAR del área metropolitana de València. Las 483 estaciones de saneamiento y depuración trataron durante 2017 un total de 455 hectómetros cúbicos, eliminando del agua residual 112.762 toneladas de sólidos en suspensión, así como 132.135 toneladas de materia orgánica.

El canon mantiene su precio

Aunque el volumen de agua reutilizada ha descendido y también el nivel de inversiones en obras, el canon de saneamiento a ciudadanos y empresas se ha mantenido estable, con 273,980 millones en 2016 y 274,343 millones, mientras que el dinero destinado a reformas y mejoras de las instalaciones ha disminuido un 11,6 5 % y la construcción de nuevas instalaciones se redujo un 66,9%.