Misión imposible. La reserva de actividades en el gimnasio se ha convertido en una ‘batalla campal’. Cada vez hay menos plazas y más demanda. Las restricciones por coronavirus se notan en los gimnasios de València. El aforo es del 30% en aquellos que no disponen de una zona exterior y las actividades dirigidas son con reserva previa.

La buena situación epidemiológica de la Comunitat Valenciana ayudó a que se relajaran las medidas anticovid en los centros deportivos, que permanecieron cerrados unos meses. El regreso al gimnasio fue aplaudido por muchos usuarios que veían como su única alternativa para entrenar era en casa -como durante el confinamiento- o al aire libre. Esto último propició que en lugares como el viejo cauce se vieran cintas colgando de los puentes y se pusiera de moda la danza aérea.

La vuelta del ejercicio en los gimnasios de la Comunitat Valenciana daba un respiro a los centros, que veían como teatros o las salas de cine -espacios cerrados- abrían sus puertas mientras ellos bajaban la persiana.

17

Así preparan los gimnasios su reapertura parcial Germán Caballero

La zona de fitness, con aparatos de musculación y máquinas volvía a ser objetivo de los deportistas, pero el caso de las clases dirigidas ha sido bien distinto.

Desde hace un tiempo, para realizar una actividad dirigida como body pump o pilates había que acceder a la web o app del centro deportivo y solicitar plaza. El día de la clase acudías al gimnasio y podías hacer la clase. Hasta aquí todo bien. ¿Qué ocurre ahora? El aforo en las clases se ha reducido a la mitad con respecto a antes de la pandemia de coronavirus y los centros deportivos están obligados a garantizar una distancia mínima de seguridad entre los asistentes a cada clase dirigida.

El menor número de plazas en las actividades dirigidas de los gimnasios valencianos hace que la reserva se haya convertido “en una lucha encarnizada. El que mejor conexión a internet tiene y se acuerda con 24 horas de antelación de que tiene que apuntarse es el que consigue plaza”, cuenta a Levante-EMV un usuario de un centro deportivo de la zona de Abastos. 

La memoria puede fallar y es entonces surgen otros métodos que resultan infalibles y son compartidos por la mayoría de los usuarios: las alarmas del móvil. “Tengo programadas hasta 6 alarmas para poder ir a las clases que me gustan, de no ser así, seguro que me quedo fuera”, apunta Rocío Hernández, otra habitual del gimnasio. 

En esta situación se encuentra Estela Recadero, que lleva varios intentos fallidos, ya sea por olvido o porque en el momento de la reserva no lleva el móvil encima. “He entrado pasados dos minutos y cuando iba a reservar ya estaban todas ocupadas. Me voy a borrar porque estoy pagando y no puedo ir a las clases, que es lo que me gusta”, explica impotente.

“Iba conduciendo y me sonó el móvil, era la alarma recordándome la clase de body combat. Ni me lo pensé, paré cuando pude y reservé”, relata a este periódico Eduardo López, un asiduo a las clases dirigidas. 

9

Crossfit al aire libre en València Arturo Iranzo

Reservar una clase dirigida nunca ha sido tan complicado. Casi una misión imposible a la que los gimnasios no encuentran una solución. Algunos proponen limitar el número de clases a la semana a los usuarios -una medida antipopular- o amonestar a aquellos que se afanan por reservar y luego no se presentan. 

Este problema lo sufren más aquellos gimnasios de la C. Valenciana con menos espacio, cuyas clases son pequeñas y no pueden albergar a más 10 personas. Cuanto más reducido sea el centro deportivo mayor es la posibilidad de quedarse fuera del proceso de reserva de una actividad dirigida.