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Extranjería

El atasco del padrón provoca que los inmigrantes paguen 300 euros en el mercado negro

La falta de personal y la saturación provoca la proliferación de locutorios en los que se llegan a vender citas en el ayuntamiento por 30 euros | "Hay migrantes que pagan por figurar en casas donde no viven", explica una abogada venezolana

Colas para el padrón en las oficinas del ayuntamiento Fernando Bustamante

Oscar se reunió hace cuatro días en un parque con cinco migrantes más. Esperaban a una sexta persona, la que llevaba los papeles de empadronamiento. Pagaron cien euros cada uno y todos siguieron su camino, uno con el dinero y ellos con el padrón. Ahora vive en València, pero está registrado en algún lugar de Madrid. Consiguió el ansiado papel de un día para otro.

Es un ejemplo del mercado negro que se ha generado a raíz del atasco en el empadronamiento, sobre todo en la ciudad de València, donde la falta de personal se traduce en que sea casi imposible conseguir una cita, como reivindican varias entidades.

"En realidad las citas se dan de un mes para otro, no hay que esperar más. Pero el tema es conseguir una cita, eso sí que es imposible porque nunca hay en la web y se agotan rapidísimo", explica Marian Narváez, trabajadora social de Por Ti Mujer. Otras asociaciones como Candombe o València Acoge también apuntan en esta dirección.

Otro ejemplo es el de varias mujeres colombianas que migraron recientemente a València y se les cobró "el suplemento" de empadronarse donde vivían. Pagaron 200 euros por algo que es gratis. "Llegaron a una habitación por la que ya pagaban más de 300 euros, pero la casera les dijo que si además querían empadronarse tenían que pagar este 'extra'. Como si fuera el agua o el gas, pues le cobraron la posibilidad de registrarse", explica Narváez. Remarca que casi cada día ve casos similares en la entidad.

Rosario Polito, trabajadora de la asociación Candombe, explica que ha llegado a ver ofertas de hasta 500 euros. "Menos mal que aquella mujer llegó a la asociación y le dijimos que ni loca pagara", explica. Susej Deseño, abogada extranjerista cuenta que "en los grupos de Facebook y Telegram de inmigrantes latinos se ven muchos mensajes de gente que quiere pagar porque no tiene otra opción, y acaban desembolsando hasta 300 euros".

En teoría el padrón es un trámite simple que debería de ser accesible para cualquier ciudadano. Pero desde el año pasado -estiman las entidades- el problema se ha ido agravando. Fuentes municipales lo achacan a la falta de personal en las oficinas y a la negativa de reforzarlo por parte de la concejalía. El padrón no es lo único atascado en València, otros trámites como el asilo también acumulan retrasos preocupantes a los que se suma la existencia de bots automáticos que cazan las citas y las venden.

Las ofertas llegan por grupos de Telegram y Facebook y suben hasta los 500 euros en algunos casos

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En la práctica, se ha convertido en un trámite tan preciado que algunos locutorios están empezando a conseguir citas para revenderlas a los inmigrantes por 30 euros. "Y son solo citas, para acudir al ayuntamiento y que simplemente te atiendan y a lo mejor te digan que no", explica Narváez. Pese a todo, los pisos en los que están empadronadas más de 14 personas son poco más de una docena en València, según datos del ayuntamiento.

Un papel para ser ciudadano

"El padrón es el primer paso para que una persona migrante pueda empezar su vida como ciudadano. Sin él no puede acceder a casi nada", cuenta Narváez. El ejemplo es la vida de Andrea, solicitante de protección internacional que ha pasado un vía crucis para obtener ese papel.

Llegó a un recurso de Cruz Roja y de ahí fue a la comisaría de Zapadores para empezar los trámites del asilo. "Pero me dijeron que necesitaba el padrón". Volvió a Cruz Roja, pero allí le dijeron que no la empadronaban. Se quedó sin la entrevista para la protección internacional. Después comenzó a vivir en un albergue con unas monjas, y allí, por fin, la pudieron empadronar. Pero no a sus hijas.

Volvió a empezar y dio otra vuelta, pero, pese a tener los papeles de la protección internacional no pudo registrar a su hija pequeña. Pese a tener alquilado un piso y vivir allí. Pese a la insistencia del propio director de Cruz Roja en la ciudad explicando que se trata de un caso delicado. Tampoco pudo y a día de hoy no puede. Explica que tiene problemas para llevar a su hija al centro de salud y que la atiendan, y que no la aceptan en colegios cercanos, sino solo en el que hay plaza aunque tenga que hacer un viaje largo.

"Es muy difícil empadronarse ahora mismo. Conozco mucha gente que acaba pagando porque no tiene otra opción. Cien y doscientos euros y normalmente viven muchísimos en el mismo sitio. Por ejemplo, un piso de tres habitaciones donde se meten dos en cada una a vivir y registrarse", cuenta Andrea.

Sin padrón, Andrea no puede acudir a los servicios sociales, no puede pedir ninguna prestación, no puede ser atendida en el médico de cabecera de su zona, su hija tampoco puede ser escolarizada en el colegio más próximo, ni le empieza a computar la estancia en España para trámites como el arraigo social. El padrón es lo básico para un inmigrante, es el primer paso, el papel más importante.

Y como existe la necesidad, existe el negocio y la mala fe. "Usualmente la gente que compra las citas son personas recién llegadas sin demasiada red de contactos, o que han venido y están mal informados", dice Narváez. Y critica que "los locutorios, por ejemplo, han visto un filón a la hora de sacar citas y lo están explotando.

En realidad hay una posibilidad, pero es un arma de doble filo: el empadronamiento especial. Esto es demostrar que estás en una situación vulnerable para que te registren. Pero eso implica dos cosas; que servicios sociales emita un certificado de vulnerabilidad a tu favor, que vuelva al ayuntamiento, que la policía visite tu casa para comprobar que vives ahí y que, después de todo esto, la oficina del padrón decida. "La parte de la policía visitando la vivienda no le hace mucha gracia a los inmigrantes que están aquí de manera irregular porque piensan que les puede pasar algo, así que nadie lo pide", cuenta Narváez.

Pregunta antes de alquilar

La abogada Susej Deseño incide mucho en un tema: "siempre le digo a la gente que, antes de firmar el contrato del alquiler pregunten si les van a empadronar. Eso es fundamental. Porque a veces se da por hecho o mienten, y a la hora de la verdad no quieren registrar a esa gente", denuncia.

Explica que hay varios precios para conseguir este documento. "Noventa euros, 150, 120, 200, depende de la época. A una chica recientemente le dijeron que la empadronaban por 300", explica Deseño. Y el problema, en su opinión es que "el ayuntamiento tiene muchísimo retraso, nadie consigue una cita nunca. Es la dificultad y el atasco a nivel burocrático la que hace que surjan estas mafias, y la gente está desesperada y se presta a estas cosas", denuncia.

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