Un "protocolo infumable" y la ola de casos de salud mental desbordan a los orientadores en los institutos

Es una reivindicación histórica de los sindicatos que viene de la etapa del Partido Popular y se ha arrastrado durante el Botànic. Faltan orientadores en las aulas. La enorme mayoría de estos profesionales son psicólogos, con lo que la demanda cobra más sentido, según los representantes de los trabajadores, en plena ola de trastornos de salud mental tras la pandemia.

En la actualidad hay un orientador escolar por cada 700 alumnos, y desde hace años los sindicatos educativos piden que se baje, al menos, a un psicólogo por 500 estudiantes. "Hay que disminuir las ratios de los psicólogos en las aulas para dar un buen servicio", denuncia Marc Candela, del sindicato mayoritario Stepv.

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Francisco Javier Zurita, de UGT, denuncia que el número actual es "insuficiente" para atender las necesidades y añade que, de hecho, faltan otro tipo de profesionales de educación especial, e incluso en algunos centros trabajadores sociales y hasta fisioterapeutas (esto en casos de niños con movilidad reducida, por ejemplo).

El Botànic dio un gran salto cuando integró estas unidades en los propios centros escolares, ya que antes del cambio de Gobierno estos profesionales se encontraban en centros especializados a parte a los que las familias tenían que acudir si querían tener atendidos a sus hijos. Ahora, los especialistas se encuentran en el propio colegio para poder mantener a los niños en su entorno y que no sea necesario sacarlos.

Hace dos cursos que Conselleria de Educación implantó un nuevo modelo de orientación educativa con más personal especializado. Este modelo incluye 6 unidades con cien especialistas en total para asesorar a los equipos de orientación educativa de los centros.

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De hecho el departamento de Campanar ha hecho una inversión fuerte, y actualmente hay 1.700 personas especializadas en el acompañamiento socioemocional a los alumnos, lo que supone un 61 por cien más que hace tan solo dos cursos. En total, el Gobierno de Botánic ha creado casi 900 plazas para orientadores en dos legislaturas.

Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje

A los orientadores se les añaden profesionales de Pedagogía Terapéutica (PT) y de Audición y Lenguaje (AL) para atender la diversidad de estudiantes que tienen las aulas y todas las capacidades. Estos profesionales también son clave ya que, como explica Zurita "en casi todos los colegios a los que vamos nos dicen que la principal falta que tienen es en esta atención a la diversidad".

Ahora mismo Conselleria de Educación negocia con los sindicatos las órdenes de plantillas de primaria y secundaria, que delimitará el personal que tenga cada centro. Según explican los representantes de los trabajadores, Educación está abierta a aumentar el personal, aunque aún debe conocerse en qué términos.

Y pese a todo, se trata de especialidades muy demandadas para atender a los niños con capacidades distintas o necesidad de apoyo. Zurita, de UGT remarca que "hay muchísimos profesionales que se están formando para estas especialidades y entran bastante rápido a trabajar porque hay bastantes centros que los necesitan".

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Una de las medidas que remarcan los sindicatos es separar y especializar más a los docentes. "Ahora mismo hay una figura en los centros que es el coordinador de Igualdad y Convivencia. Nosotros defendemos que son dos áreas que suponen mucha responsabilidad, y que deberían estar separadas, con dos profesionales, para atenderlas correctamente", apunta Candela, del Stepv.

"El protocolo es infumable"

Una de las grandes críticas que tienen los orientadores es el exceso de burocracia que les impide desarrollar su trabajo de forma más efectiva. Vicent Prieto, orientador escolar, critica que "los protocolos de conselleria son infumables". Denuncia que "ayer mismo estuve más de media mañana solo haciendo papeleo, y no pude atender a los tres menores con los que hablé de la manera en que me habría gustado. Estamos más tiempo metiendo datos en el ordenador que atendiendo realmente", critica.

Para Prieto, de hecho, la cuestión no solo está en la cantidad de profesionales, que deberían aumentar, sino en la calidad de cada uno. "Muy pocos orientadores estamos formados para tratar temas de conducta suicida, y menos profesores todavía. Hace falta formación", reivindica.

Candela, que es profesor de secundaria, remarca que "yo como profesor de matemáticas puedo llegar a detectar un caso de este tipo, pero no puedo tratarlo, tengo que derivarlo a un profesional", asegura. Ahora mismo, según Prieto "la demanda en temas de salud mental es tremenda", y el profesorado debería formarse acorde a esto.