Uno de cada tres municipios pierde población en los últimos veinte años

La pérdida de músculo industrial, el hundimiento demográfico de su alrededor y el deseo de irse a grandes áreas urbanas son las principales causas

El efecto devastador de la despoblación se ceba con los pueblos más pequeños, pero hay algunas grandes ciudades valencianas que también se ven golpeadas por este fenómeno. El Institut Valencià d’Estadística (IVE) ha publicado los indicadores de despoblación de la Comunitat Valenciana, un estudio que fija siete criterios para ver qué localidades están en riesgo de despoblación. Uno de esos criterios es que el crecimiento demográfico sea negativo durante los últimos veinte años; se trata del caso de 194 municipios valencianos, uno de cada tres.

Entre esos, las subidas de cajón las registran las grandes ciudades y los municipios que se sitúan alrededor de ellas, así como algunas localidades turísticas de la costa. Sin embargo, hay ciudades medianas y grandes que llaman la atención por no seguir la misma tendencia que otras que tradicionalmente han sido similares en población.

El caso más significativo de las ciudades que se encuentran en esta lista determinada por el IVE es el de Alcoi. La capital de l’Alcoià tenía 60.465 habitantes en 2002 y ha pasado a tener 58.960 en la última actualización de la estadística del padrón continuo del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero de 2022.

La ciudad alicantina ha cedido un 2,49 % de población en los últimos veinte años, y la sangría es aún mayor si miramos el récord histórico que marcó la población en los años 80. Entonces tenía más de 66.000 habitantes, lo cual significa que la pérdida de población es del 10 % en estas últimas cuatro décadas.

La segunda ciudad más numerosa que padece este fenómeno es Elda, que ha bajado de los 53.103 habitantes a los 52.297 entre 2002 y 2022. Es una caída del 1,52 % en veinte años, pero es que la ciudad llegó a alcanzar los 57.000 habitantes en los ‘90, por lo que la pérdida es de casi 5.000 personas.

Estos últimos veinte años han supuesto ese decrecimiento continuo para Alcoi y Elda mientras florecían otras urbes como Paterna (l’Horta Nord), que vio su población incrementada de los 48.367 a los 71.880 censados entre 2002 y 2022; Gandía, en la Safor, que creció de las 62.280 personas a las 75.911 en el mismo período; o Vila-Real, en la Plana Baixa, que de los 43.595 ha subido hasta los 51.369 habitantes.

La localidad de Utiel también sufre una despoblación continuada del 2,60 % en veinte años, mientras su vecina Requena ha crecido un 1,88 %.

"Muchos factores"

«Elda y Alcoi son ciudades donde la industria ya tiene músculo en términos de empleo y prestigio social», dice el geógrafo valenciano Luis del Romero, profesor de la Universitat de València. Sin embargo, apunta a que hay «muchos otros factores que no son tan conocidos». El primero de ellos es una despoblación que, según Romero, empezó en el siglo XIX. «De las masias y pedanías se pasó a la cabeza de municipio, de allí a la cabeza de comarca y de allí a las ciudades», dice Romero, quien recalca que València también sufre la «aspiradora» de Madrid.

«Cuando una población como Utiel o Morella empiezan a perder población no es solo por problemas propios, sino porque todo su mercado de servicio alrededor ha perdido población. Por muy históricas que sean, también van para abajo», sigue el geógrafo, que subraya que en idéntica situación a Alcoi se encuentran Ourense, Linares o Talavera.

También se encuentra entre los factores que «aunque Utiel económicamente no va mal, tiene turismo y bodegas, nadie quiere trabajar allí». «La despoblación, este es el factor más importante, es un problema cultural. No es que no haya trabajo o autovía, que los hay, sino que se considera que vivir en una ciudad pequeña es aburrido y no hay nada que hacer. De manera natural, marchan», explica. «Se va inculcando una especie de autoodio», analiza.