Educación

El plan de las escuelas de adultos para reciclarse tras 30 años

La sociedad ha avanzado y ya no es necesario alfabetizar a la población, hay que enseñarles informática, idiomas extranjeros o un nuevo oficio con la FP Básica

Inspección de Trabajo exige que los talleres los imparta profesorado del sistema educativo, en lugar de monitores

Varias alumnas en una escuela de adultos de València, en una imagen de archivo.

Varias alumnas en una escuela de adultos de València, en una imagen de archivo. / Francisco Calabuig

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

Las escuelas de adultos valencianas necesitan un cambio de 'look' más moderno. Va siendo hora después de casi 30 años con la misma normativa. La sociedad ha cambiado mucho desde los 90, pero las escuelas de adultos siguen igual. Ya no es necesario alfabetizar a las personas, ahora las necesidades son acabar la ESO, aprender un oficio con una FP Básica, tener otro idioma o dominar la informática.

Este reciclaje es lo que reclaman los sindicatos educativos que se reunieron ayer con Conselleria de Educación para tratar este tema. Lamentablemente, denuncian que la Generalitat ha dejado este cambio para última hora y no hay tiempo para ejecutarlo, pero piden al nuevo Gobierno que se ponga a ello.

La norma que rige las escuelas de adultos valencianas data de 1995, y a penas se ha tocado desde entonces. "Hace falta un nuevo modelo para que estos centros están mucho más pegados a la sociedad, y no solo para recoger a las personas que dejaron los estudios en segundo de la ESO y reengancharlos al mercado laboral, también para cualquier persona que quiera aprender algo nuevo", explica Javier Zurita, de UGT.

La escuela de adultos de Valencia, en una imagen de archivo.

La escuela de adultos de Valencia, en una imagen de archivo. / Francisco Calabuig

En su opinión, la labor fundamental que tienen que dar las escuelas de adultos es "conectar a estas personas con una FP, que puede ser una buena salida a tener un trabajo y darles oportunidades de empleo a aquellos que no acabaron la secundaria".

A finales de los 90 sí que existía un porcentaje de la población excluída socialmente y sin alfabetizar, para lo que eran necesarias las escuelas de adultos. Hoy, esa realidad es prácticamente inexistente, ahora las carencias son en personas (sobre todo jóvenes de 18, 20 o 25 años) que no han acabado la ESO. Pero la plantilla de las escuelas de adultos no se ajusta a la realidad.

Más profesorado de informática

Para un nivel de alfabetización primaria es suficiente un maestro o maestra que imparta todas las materias. Para secundaria hace falta profesorado especialista (de inglés, por ejemplo) para dar una buena docencia. "Hay que mejorar las plantillas de estos centros para mejorar la docencia, es algo que los trabajadores además llevan tiempo pidiendo", reivindica Zurita. Esto implica catalogar las plazas y las especialidades como ocurre en los institutos, pero a otra escala.

Escuela de adultos de València, en una imagen de archivo.

Escuela de adultos de València, en una imagen de archivo. / Francisco Calabuig

El puesto fundamental para cumplir esta labor es empezar a contratar profesorado de informática. "Es fundamental no solo para los adultos que haya que reenganchar al sistema, sino para todas aquellas personas que quieran aprender del tema, ya que es una de las clases más demandadas siempre y debe impartirse por profesorado del sistema educativo", explica UGT.

Así, explica que otra de los grandes cambios que hay que introducir en las escuelas de adultos es que sirvan para el aprendizaje durante toda la vida. "Tienen que ser centros útiles para la ciudadanía, y no servir solo para recoger a las personas que abandonaron la escuela. También está bien que den formación para cualquiera que le apetezca aprender algo nuevo o reciclar sus conocimientos", remarca Zurita.

Otro problema de las escuelas de adultos es que no tienen administrativo. "No se pensó necesario en su día, pero hoy hay mucha gente que se acerca y hay centros con una matrícula de mil personas", reivindica Zurita. Lo mismo ocurre con los orientadores y el personal de apoyo, más necesarios si cabe en estos centros con alumnado más vulnerable y en más exclusión social.

Un alumno de la escuela de adultos de València, en una imagen de archivo.

Un alumno de la escuela de adultos de València, en una imagen de archivo. / Francisco Calabuig

El 'Progama J' e Inspección de Trabajo

Una de las actividades más populares de las escuelas de adultos son los talleres que se imparten de taichí, yoga, club de lectura, o cualquier otra actividad. El profesorado de los centros lleva años alertando que no puede hacerse cargo de estas actividades, así que se comenzaron a contratar monitores para impartirlos.

Tras varios varapalos de Inspección de Trabajo y también sentencias en contra, las escuelas de adultos deben empezar a incorporar más profesores de plantilla para que impartan estas formaciones. "Los directores de los centros llevan mucho tiempo peleando por esto, para que se reconozca esta formación", explica Marc Candela, del sindicato Stepv.

El problema es, precisamente, a quién se le reconoce estas clases. "La normativa mantiene que es alumnado de fuera del centro, aunque las clases sean dentro, y esto repercute porque significa, en términos legales, que hay menos estudiantes, con lo cual menos asignación y recursos. Por eso los docentes tienen que tirar de monitores para dar clase. Lo que piden es que se reconozca este alumnado como propio, para que puedan contratar más profesorado y tener más recursos", sentencia Candela.