Cien años sin el 'padre' del observatorio astronómico de la Universitat de València

El catedrático Ignacio Tarazona creó en 1910 el observatorio astronómico de la UV pagando de su bolsillo gran parte del equipamiento

Lego toda su fortuna a la Universitat, un patrimonio que incluye dos obras de Goya valoradas en 4,5 millones de euros cada una

Ignacio Tarazona, montando en 1914 en el observatorio de la UV el circulo meridiano que adquirió en París.

Ignacio Tarazona, montando en 1914 en el observatorio de la UV el circulo meridiano que adquirió en París. / OAUV

Rafel Montaner

Rafel Montaner

Este sábado 3 de febrero se cumplen 100 años de la muerte del catedrático Ignacio Tarazona Blanch, el padre del Observatorio Astronómico de la Universitat de València (OAUV), que en 1910 apuntó por primera vez su telescopio a la bóveda celeste desde la Nau, la sede histórica de la Universitat, tras costear este científico gran parte del equipamiento técnico bajo el anonimato de «un amigo del observatorio».  Un observatorio que desde 2006 está enclavado en Aras de los Olmos huyendo de la contaminación lumínica

El catedrático de Cosmografía y Física del Globo de la Universitat de València, Ignacio Tarazona Blanch.

El catedrático de Cosmografía y Física del Globo de la Universitat de València, Ignacio Tarazona Blanch. / OAUV

«De pocos hombres podrá decirse que vivieron y murieron para la Ciencia, con la verdad con que se puede decir de Ignacio Tarazona...» Así arranca el monográfico de junio de 1925 de los Anales de la Universitat en el que el catedrático de química, Enrique de Benito, glosa en 173 páginas la vida y obra del fundador del OAUV. 

Una herencia millonaria

De Benito, en su elogio a Tarazona Blanch, afirma que «no contento con haber enaltecido a esta Universidad constantemente con la sabiduría de sus enseñanzas inolvidables y con el vigor de sus nobles esfuerzos, la enriqueció entregándole, al morir, toda su fortuna».

Una de las dos pinturas de Goya, el juego de niños 'El Salto' donada por Ignacio Tarazona Blanch a la Universitat.

Una de las dos pinturas de Goya, el juego de niños 'El Salto' donada por Ignacio Tarazona Blanch a la Universitat. / OAUV

Este legado incluye dos obras de Goya, los juegos de niños titulados El balancín y El salto, valoradas en 4,5 millones de euros cada una y que por deseo expreso del astrónomo en su testamento se exponen para disfrute de los valencianos en el Museo de Bellas Artes San Pío V de València.

El juego de niños 'El balancín', de Francisco de Goya, donado por Ignacio Tarazona Blanch a la Universitat.

El juego de niños 'El balancín', de Francisco de Goya, donado por Ignacio Tarazona Blanch a la Universitat. / UV

De secretario del Ayuntamiento de València a astrónomo en Madrid

Nacido en Sedaví en 1859, era uno de los 9 hijos de una familia de terratenientes. Tras doctorarse en Ciencias Exactas, se volcó en la astronomía al igual que su hermano Antonio, 11 años mayor que él. La pasión por las estrellas de los Tarazona Blanch, llevó a Antonio, licenciado en Derecho, a abandonar su puesto de secretario del Ayuntamiento de València para formarse como científico y obtener plaza de astrónomo titular en el Real Observatorio Nacional de Madrid y de profesor de Astronomía Física en la Universidad Central.

Ecuatorial Grubb de 152 mm de apertura con la camara solar y circulo meridiano del observatorio de la UV, aún en La Nau.

Ecuatorial Grubb de 152 mm de apertura con la camara solar y circulo meridiano del observatorio de la UV, aún en La Nau. / OAUV

Ignacio, que con 27 años ya era profesor interino de la UV, ganó en 1898 la cátedra de Cosmografía y Física del Globo de la Universitat de Barcelona, que permutó en 1906 por la de València. En ambas ciudades movió tierra y cielo para crear un observatorio universitario en el que su alumnado pudiera aprender de forma práctica y contribuir a la difusión de la astronomía entre la sociedad. 

Creador de los primeros observatorios astronómicos universitarios de España

El profesor titular de Historia de la Ciencia de la UV, Pedro Ruiz Castell, destaca que a principios del siglo XX ninguna universidad española disponía de observatorio astronómico, y «los dos primeros los creó Ignacio Tarazona en València y Barcelona, lo que contribuyó a la legitimación de la disciplina y a su desarrollo universitario».

Cupula del Observatorio Astronomica de la Universitat de València en su ubicacion en la calle de La Nau.

Cupula del Observatorio Astronomica de la Universitat de València en su ubicacion en la calle de La Nau. / OAUV

Ignacio Tarazona Blanch adquirió en 1909 por 15.000 pesetas un telescopio ecuatorial de la casa Grubb de Dublín, un anteojo que aún conserva la Universitat. La firma irlandesa, una de las más prestigiosas del mundo por haber construido el telescopio del Real Observatorio Greenwich y también el del observatorio de Viena, obtendría ganancias multimillonarias durante la Primera Guerra Mundial al diseñar mirillas para fusiles.

Expedición irlandesa del eclipse total de sol de 1900

Ignacio, gracias a su hermano Antonio, conoció a Howard Grubb personalmente en 1900, con motivo de la expedición irlandesa a Plasencia para observar el eclipse total de sol de ese año. El Real Observatorio Nacional de Madrid había organizado dicha expedición y adquirido un telescopio Grubb, que el empresario irlandés llevó directamente a la ciudad extremeña para el evento. Esta relación fue fundamental, pues Ignacio recurrió a la Casa Grubb para que le construyera los telescopios de València y Barcelona.

Expedición irlandesa para observal el eclipse total de Plasencia. Ignacio Tarazona (de pie 1.º dcha.) y su hermano Antonio (sentado, 2.º dcha.), y a su lado, de blanco, Howard Grubb.

Expedición irlandesa para observal el eclipse total de Plasencia. Ignacio Tarazona (de pie 1.º dcha.) y su hermano Antonio (sentado, 2.º dcha.), y a su lado, de blanco, Howard Grubb. / OAUV

A principios del siglo XX, España fue uno de los mejores enclaves en Europa para observar los eclipses totales de sol de 1900 y 1905, lo que facilitó a que los astrónomos españoles como Ignacio Tarazona Blanch, entraran en contacto con sus colegas de otros países, lo que ayudó a internacionalizar la astronomía española. Además, como recuerda Pedro Ruiz Castell, los eclipses "siempre han sido, y lo siguen siendo ahora, fenómenos muy atractivos para la población, de hecho se llegaron a fletar trenes desde Madrid a las zonas del país donde mejor se podían observar, lo que contribuyó a popularizar la astronomía".

Arde la Universitat

El 12 de mayo de 1932 un incendio devastó la Universitat de València. Del Observatorio quedó en pie la estructura de hierro de la cúpula y se salvó el telescopio. Para aligerar el peso y ahorrar costes, Ignacio Tarazona había diseñado la cúpula con paneles de papel maché que pesaban en total 224 kilogramos.

La ineficacia del ayuntamiento en la extinción del fuego desató una revuelta estudiantil de dos días contra el alcalde, el republicano blasquista Vicente Alfaro, que obligó a reabrir el penal de San Miguel de los Reyes al no caber e la Modelo los 504 estudiantes detenidos.

Imagen del incendio que arrasó el observatorio de la Universitat de València el 12 de mayo de 1932.

Imagen del incendio que arrasó el observatorio de la Universitat de València el 12 de mayo de 1932. / OAUV

El observatorio de la UV, que desde 1913 marcaba la hora oficial al puerto y al Ayuntamiento de València, fue destruido por el incendio que devastó La Nau en 1932. No sería hasta mucho después de la Guerra Civil, en 1946, cuando el OAUV reabrió sus puertas en la nueva Facultad de Ciencias de Blasco Ibáñez, el actual rectorado. El catedrático de Astronomía y Astrofísica de la UV, Vicent J. Martínez, que ha dirigido durante 11 años el OAUV, explica que en el renacer de las cenizas del observatorio «fue determinante el legado de Tarazona, pues las obras que permiten acabar la nueva facultad y coronarla con la cúpula de hierro que el mismo había diseñado para La Nau, coinciden con los ingresos que recibe la Universitat por la venta de campos de naranjos en Alzira y Carcaixent de la herencia del catedrático».

La cúpula de hierro del observatorio diseñada por Ignacio Tarazona corona el rectorado de la UV en Blasco Ibáñez.

La cúpula de hierro del observatorio diseñada por Ignacio Tarazona corona el rectorado de la UV en Blasco Ibáñez. / Levante-EMV

Herencia científica

Una herencia que también es científica, pues un siglo después de la muerte de Ignacio Tarazona «el trabajo sistemático que inició de fotografiar casi a diario el sol desde el telescopio de la Universitat para estudiar las manchas solares, que incluye 2.000 placas de vidrio con imágenes tomadas entre 1914 y 1932, sigue utilizándose en estudios internacionales sobre la evolución del sol», cuenta la doctora en Física e investigadora del OAUV, Amelia Ortiz. 

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