Tras el desahucio de un fondo buitre: "La casa está cerrada y llevamos cinco meses en la calle"

Nieves Muñoz y sus hijos están en la calle desde que un fondo buitre se negara a renovar el alquiler social que pagaban desde hacía 10 años

La mujer tiene dos trabajos e ingresa mil euros al mes, pero ni consigue un alquiler ni puede acceder a la compra de un piso

Una mujer con dos trabajos fue desahuciada por un fondo buitre y no consigue que nadie le alquile una casa o le dé una hipoteca

Germán Caballero / Arturo Iranzo

Mónica Ros

Mónica Ros

Nieves Muñoz llevaba 10 años viviendo en una casa de València, por la que pagaba un alquiler social de 450 euros. La vivienda era de un banco y la mujer jamás faltó a un recibo. Esta no es una historia de impagos. Esta es una historia de cómo un fondo buitre no quere renovar un alquiler social y echa a una famnilia a la calle. Cinco meses después, la casa está vacía, con una puerta blindada y cámaras en el interior. Cuatro meses después, Nieves y sus hijos duermen en una cama de 90 centímetros en una pequeña habitación que les presta una vecina desde que se vieron en la calle, sin tener adónde ir.

Nieves, en la puerta de la que fue su vivienda durante 10 años.

Nieves, en la puerta de la que fue su vivienda durante 10 años. / Germán Caballero

"Es temporal y estamos muy agradecidos, pero esto no puede ser. Necesitamos una vivienda, y no la encontramos. Las inmobiliaria nos lo dicen claro: los ingresos tienen que ser tres veces más de lo que cuesta el alquiler. Si no, nada. Así, si encontramos un piso de 700 euros, que no lo hay... tienes que tener ingresos de 2.100 euros al mes... Nosotras sumamos 1.600 euros y no encontramos nada. Es tremendo. Y comprar, pues tampoco podemos porque no tenemos dinero ahorrado para dar la entrada porque no financian la hipoteca la 100%. Estoy atrapada. Tengo trabajo, de hecho tengo dos trabajos, y ni aún así levanto cabeza. Mi hija también tiene trabajo. Las dos cobramos el Salario Mínimo Interprofesional (que supone ingresos netos de 800 euros más o menos) y ni así encontramos vivienda", explica la mujer.

Lista de espera para un alquiler social

Sus hijos son mayores de edad y ella tiene trabajo así que, aunque la familia es solicitante de vivienda social en la Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (Evha), la de Nieves no figura como familia "prioritaria" a la hora de adjudicar los pisos que se dan con cuentagotas en una lista de espera formada ya por unas 13.000 personas.

La mujer trabaja en un hotel, en el servicio de limpieza. Una gran superficie la contrata también, a temporadas. Ahora, durante la campaña de Navidad, Nieves sólo descansa los jueves por la mañana. Cita a Levante-EMV en el edificio donde residió dos décadas. Los vecinos la saludan, con cariño. "¿Cómo vas? ¿Se resolvió lo tuyo?", le preguntan. "Ahí vamos, luchando", responde ella. No quiere "contar sus penas". De hecho, para evitar la "escena" del desahucio, con policía incluida y vecinos preguntando qué pasa, la mujer se fue un día antes de la fecha de lanzamiento dejando muebles y electrodomésticos dentro. "¿Dónde los llevaba? Ya conseguí un aplazamiento del desahucio y fue solo para tres meses. No podía más. La agonía y la presión es tremenda", explica.

Salir en los medios de comunicación le da pudor. Lo hace "por obligación". "Necesito ayuda. Llevo un año buscando alquiler. No tengo coche, así que no me puedo ir a vivir muy lejos de Valencia ni a un sitio sin trnapsorte público porque salgo tarde del hotel, a veces a las 23 horas. Mi hijo duerme muchas veces en la calle, porque en la habitación no cabemos y a mi se me parte el alma. Mi hijo no levanta cabeza y lo está pasando fatal. Tampoco podemos alquilar una habitación porque somos tres y sólo alquilan a una persona, y por 400 euros", explica.

Pide ayuda. Necesita un lugar donde vivir, con sus hijos. Muestra imágenes de la casa donde vivió 10 años (hoy cerrada a cal y canto), tras huir del maltrato de su marido, con sus hijos y con lo puesto. En València empezó de cero. Consiguió un trabajo y un alquiler social. Ahora se ve incapaz de hacerlo de nuevo. "Ya tengo trabajo. De hecho tengo dos trabajos y ni aún así lo consigNo hay nada en mi mano que pueda hacer, por eso me veo impotente y pido ayuda. No tengo más horas para trabajar. Necesito que esto se sepa. El Gobierno debe intervenir porque los fondos buitre están echando a las familias trabajadoras de sus casas y están comprando los pisos baratos. Se están quedando con el mercado inmobiliario y las familias no tenemos donde vivir porque no podemos pagar los alquileres que nos exigen", denuncia la mujer.

A la Conselleria y a la EVha le pide "que ponga a las familias que ya hemos perdido la vivienda como prioritarias, porque ya estamos en la calle. La ansiedad, el malestar, la agonía y la depresión que tengo es tremenda. No se puede vivir así, no se puede".