Ocho de cada diez incendios forestales desde enero son por causas humanas

Los rayos de tormentas secas y los accidentes son también culpables en algunos desastres

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

Ocho de cada diez incendios de los 153 registrados en lo que va de año tienen su origen en la mano humana. Bien por descuido, o directamente provocados. Hasta un total de 68 fuegos han sido intencionados, mientras que otros 49 son achacables a una negligencia. Así consta en los datos que maneja la Dirección General de Prevención de Incendios en este primer trimestre de 2024, en el que los incidentes en el monte se han incrementado un 65 % respecto al mismo período de 2023.

Las estadísticas son preocupantes, pues la mitad de los conatos son deliberados, con el fin muy claro de causar un daño en este caso en el medio natural, frente a uno de cada tres que ha sido fruto de un descuido. Uno de los casos más recientes, hace dos semanas, fue detectado en Vilamarxant, en toda una amenaza para el Parc Natural del Túria. Desde un principio se apuntó a la intencionalidad.

En solo tres casos el inicio de las llamas puede atribuirse a la caída de rayos. Aunque es cierto que estos últimos, originados en las llamadas tormentas secas, son los que mayor superficie suelen llevarse por delante. Así se desencadenó el de la Vall d’Ebo, que dejó más de 12.000 hectáreas calcinadas en agosto de 2022, en una zona de alta recurrencia por ignición de aparato eléctrico.

Durante 2023, los incendios intencionados quemaron más de 155 hectáreas que suponen el 3 % de la superficie afectada, mientras que las negligencias acabaron con 74 hectáreas alcanzando el 1 % del total abrasado.

Los accidentes pueden ser también culpables de un incendio forestal, como lo demuestra que entre enero y marzo doce de ellos pueden achacarse a este motivo, mientras que en otros diez su comienzo es desconocido. En los tres meses iniciales del año han ardido en los bosques de la Comunitat Valenciana casi 318 hectáreas, de las cuales sesenta eran de masa arbolada. Con apenas lluvia en las dos estaciones tradicionalmente más húmedas, otoño e invierno, la biomasa vegetal está tan seca que es prácticamente un polvorín, como coinciden los expertos. Las fuertes rachas de poniente, en muchas jornadas en los últimos meses, han acabado por complicar la situación.

El año pasado por estas fechas se habían contabilizado un total de 93 incendios. De las 327,9 hectáreas quemadas en lo que va de año casi la mitad de ellas han sido en el último mes, como confirman los datos que obran en poder de la Conselleria de Justicia e Interior, que dirige la consellera Elisa Núñez (Vox). Prácticamente todos los días es necesaria la participación de los servicios de extinción para evitar un desastre.

Insuficiente gestión forestal

Por provincias, Valencia es la que mayor número de incidentes acumula con 104, seguida por Alicante (31) y Castellón (18). El aumento es preocupante a estas alturas del año, pero muy revelador de en qué situación se encuentran la mayoría de terrenos por la ausencia de precipitaciones, las elevadas temperaturas y la insuficiente gestión como denuncia de forma sistemática la Plataforma Forestal Valenciana. En 2023 el número de incendios ascendió a 425 por lo que la progresión de ahora no invita al optimismo.