La UCO desgrana cómo conectaron los «papeles del sirio» con Zaplana, las ITV y el plan eólico

Siete agentes citados por la Fiscalía Anticorrupción detallan cómo se encontró la «hoja de ruta» de las mordidas en el despacho del yonqui del dinero y los seguimientos al exministro 

El expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, llega su chalé de Benidorm con el secretario judicial y un agente de la UCO, el 22 de mayo de 2018.

El expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, llega su chalé de Benidorm con el secretario judicial y un agente de la UCO, el 22 de mayo de 2018. / EFE/Morell

La corrupción valenciana es como las matrioskas rusas. Cada muñeca alberga una nueva figura. Cada caso puede dar origen a otra nueva causa. Como sucedió en el caso Taula. Un registro en el despacho del abogado del yonqui del dinero alumbró el origen del caso Erial, la macrocausa de corrupción que sienta en el banquillo a dos expresidentes de la Generalitat y trece personas más desde el 22 de marzo hasta el 28 de junio

Siete de los protagonistas de este hallazgo, agentes de la Guardia Civil, desfilaron ayer ante la sección cuarta de la Audiencia de València para desgranar cómo conectaron con Eduardo Zaplana seis folios localizados en el despacho del yonqui del dinero que hablaban de contratos de las ITV (Inspección técnica de vehículos), el Plan Eólico o las resonancias sanitarias. El cóctel lo completaban los Cotino y sus empresas con cuentas bancarias en Luxemburgo

Los seis agentes del grupo de delitos de contra la administración de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil declararon a petición de la Fiscalía Anticorrupción. Aunque eras las defensas de los acusados las que los esperaban con las lanzas en alto para intentar tumbar o tambalear los orígenes del caso Erial.  Los más beligerantes y los únicos que interrogaron a los agentes fueron los abogados de Eduardo Zaplana, de Carlos Gutiérrez Mondedéu y de Saturnino Suanzes, que se defiende a sí mismo. En menor medida el de Francisco Grau, el presunto testaferro de Zaplana. Son los acusados que más se juegan en este juicio. 

Y los que han hecho «casus belli» de esta «hoja de ruta» del supuesto amaño de las ITV y del Plan Eólico a la que también se conoce como «los papeles del sirio». Por el ciudadano de esta nacionalidad que se los encontró en la vivienda que ocupó Zaplana en la Plaza de la Legión Española de València. Y que se los acabó entregando a Marcos Benavent, el yonqui del dinero. Los dos declararán la próxima semana. 

De hecho, los agentes que recabaron los documentos en el despacho del yonqui del dinero creían, en un primer momento, que afectaban a Marcos Benavent. Sí tenían claro, desde el inicio, que trataba de hechos «relacionados con el blanqueo». El abogado de Zaplana y exfiscal anticorrupción, Daniel Campos mostró su estupefacción y puso en duda que desde el inicio se hablara ya de blanqueo de capitales y que se relacionara con el exministro. «En aquel momento yo ya llevaba once años investigando este tipo de delitos, la posibilidad es preclara. Los documentos hablaban de dos procedimientos de licitación [de la época de Zaplana al frente de la Generalitat], nombres de empresas, cuantías, empresas en Luxemburgo». «Su experiencia la conozco personalmente», le respondió el letrado del exministro. 

Las defensas ponen en duda hasta la agilidad de la Guardia Civil y la tardanza en comunicar el hallazgo. El registro se produce el 1 de junio de 2015. El hallazgo se comunica al Juzgado de Instrucción 18 el 11 de noviembre de ese mismo año. El 12 de noviembre el Fiscal Anticorrrupción presenta denuncia y el 20 de noviembre Instrucción 8 inicia las diligencias previas del caso Erial. «Había muchos líneas de investigación, muchos informes y se analizó mucha información [del caso taula]. Ese fue el esfuerzo principal. En cuanto lo detectamos se comunica al Juzgado [de Instrucción 18] que lo manda a reparto y se comienza a trabajar en el Juzgado de Instrucción número 8», explicó el segundo agente que compareció ayer. 

Aún se tardó más tiempo en citar a declarar a los dos porteadores de los papeles desde el pasado que iban a complicar el futuro de Eduardo Zaplana y los otros quince acusados. «Se ve la evolución de los hechos que se investiga, que consistió en expatriar fondos al extranjero, y retornar los fondos vinculados a otras dos personas. Y, al ver que no existe vinculo con Marcos Benavent, se decide tomarle declaración para que explique por qué tenia esa documentación», explicó otro de los agentes. «Benavent dijo que se la había entregado un ciudadano sirio, miembro importante de una mezquita de la València. Nos dijo que no la había manipulado y desconocía la importancia de la misma». 

Análisis de ADN

El ciudadano sirio se mostró más reticente a dar detalles a los agentes. «Esta persona se mostró reacia. No quiso acercarse a la Comandancia. Nos acercamos a su domicilio y mantuvimos una entrevista en el portal de acceso. Al principio estaba escéptico. Aunque reconoce que es él quien encuentra [los papeles] y que se los había entregado a Marcos Benavent». También cuenta que encuentra la documentación «en un sobre, no muy grande por la forma en que gesticulaba». Son los papeles sobre los que Zaplana solicitó un análisis de ADN o de huellas dactilares para confirmar o descartar que pasaron por sus manos. Y que ya se ha confirmado que no contiene ningún tipo de ADN.

Micrófonos en hoteles y la escucha «mesa con mesa»: «Nos han engañado»

El 13 de abril de 2018 la Unidad Central Operativa (UCO)de la Guardia Civil colocó un sistema de escucha en la sala de la séptima planta del Hotel Wellington de Madrid. A la espera del mandamiento judicial que autorizara la escucha policial a Eduardo Zaplana y su interlocutor y testaferro, el ciudadano uruguayo Fernando Belhot, que pasó de acusado a testigo tras entregar 6,7 millones a la justicia valenciana, presuntamente propiedad de Eduardo Zaplana. 

«Hicimos la instalación en varios sitios, a la espera del mandamiento. Sólo había que apretar el botón cuando se autorizara», explicó el agente de la UCO responsable del operativo. «El 18 de abril se captó imagen y sonido de la reunión. Mi equipo sólo está atento a si se escucha bien. Si se escucha, hemos hecho un buen trabajo y vamos a otro».

Otro dos agentes recurrieron al método ancestral. Poner la oreja. Ya sometían a Eduardo Zaplana a seguimientos policiales por orden judicial. Y escucharon, desde la mesa de al lado, en la cafetería del hotel Agir de Benidorm, retazos de la conversación entre Zaplana, sus dos amigos y testaferros Joaquín Barceló y Francisco Grau, además del empresario Edgar Bataouche, mantenida el 25 de enero de 2018. 

Los agentes apuntaron al minutaje las conversaciones. «A las 18.06 horas hablan sobre un juez y señalan el 6 de febrero. Y nombran a un tal Miguel; a las 18.07 horas uno [de los interlocutores] cita al fiscal de la Audiencia provincial de Alicante», relató como en una letanía el agente por videoconferencia a petición del abogado de Zaplana. «A las 18.03 hablan de dinero; a las 18.39 es Zaplana quien asegura: «Nos engañaron en el último momento». El asesor fiscal Francisco Grau saca papeles de un portafolio para mostrárselos a Zaplana y al señor Barceló». Hablaban de contratos, concursos. Un último agente confirmó que Zaplana entraba en el piso de Núñez de Balboa con sus propias llaves.

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