Levante-EMV, Valencia

Un empate técnico en número de concejales entre la lista del Partido Popular liderada por la actual alcaldesa Rita Barberá y la suma de PSPV y Esquerra Unida pondría en manos del único concejal de Coalició Valenciana -el presidente y alma mater de la formación, Juan García Sentandreu- la llave de la gobernabilidad del Ayuntamiento de Valencia durante los próximos cuatro años. La encuesta del Grup Marest para Levante-EMV -realizada entre el 10 y el 16 de mayo, apenas a veinte días de la cita con las urnas- concluye que el PP sería la candidatura más votada pero perdería la mayoría absoluta de que disfruta desde 1995.

La alcaldesa y candidata a la reelección popular cosecharía el 44,42% de los sufragios, quedando por debajo de la frontera psicológica de la mitad del electorado que superó años atrás. Sería la lista más votada, pero pagaría un precio muy alto por la caída de 7,5 puntos respecto a las elecciones de 2003. Con tres concejales menos de los actuales y con mayoría simple, los dos escaños que -de acuerdo con el sondeo- ganaría el PSPV, unidos a los dos que mantendría EU darían como resultado un 16 -16 (la corporación está compuesta por 33 miembros). La clave se encontraría en la entrada -en su primera concurrencia a los comicios de Valencia ciudad- de Coalició Valenciana, la formación que a su imagen y semejanza creó y lidera el abogado y activista del Grup d$27Acció Valencianista (GAV) Juan García Sentandreu.

Coalició, siguiendo estos resultados, dejaría sin opciones de regreso al consistorio a Unió Valenciana (3,25% de los votos), la otra formación regionalista que concurre a la cita electoral.

La encuesta pronostica que CV conseguiría superar por los pelos la barrera del 5% electoral. Pero a pesar de ello tendría en sus manos la posibilidad de inclinar la balanza de la alcaldía hacia uno u otro lado del espectro político municipal o el poder de influir de forma decisiva en la gestión de los próximos cuatro años. No entra en la lógica política que García Sentandreu pudiera aupar a la alcaldía a la candidata socialista Carmen Alborch ni mucho menos que fuera a entenderse con la otra fuerza necesaria, Esquerra Unida. Pero tampoco está claro que el voto de investidura fuese a parar a Rita Barberá.

El concejal de Coalició podría optar por reeditar algo parecido al «pacto del pollo» que, en 1991, llevó a Barberá a la alcaldía por vez primera con el respaldo de la Unión Valenciana del fallecido Vicente González Lizondo, imponiendo condiciones «dacronianas» a los populares y entrando en el gobierno. O bien darle respaldo desde sin formar parte de su equipo.

Pero tiene una tercera opción. Si Sentandreu se abstuviera en el pleno de constitución de la nueva corporación, se produciría un empate técnico. Barberá, como cabeza de la lista más votada, volvería a asir la vara de mando. Pero tendría que negociar para sacar adelante muchas cuestiones sustanciales (aunque la Ley de Modernización de la Administración Local ha otorgado al alcalde más poder de decisión), empezando por los presupuestos de cada año y se vería sujeta a cualquier vaivén político a lo largo del mandato.

La alcaldesa y candidata a la reelección, acostumbrada a gobernar con comodidad, volvería a los tiempos de equilibrios difíciles y conflictos continuos. García Sentandreu es defensor a ultranza de las normas de la Academia de Cultura Valenciana y rechaza de plano la Academia de la Lengua.

El PSPV mejoraría sus resultados en la línea de sus propias previsiones, con un 37,5% de las papeletas pasando de 12 a 14 ediles, de modo que el representante del Bloc no llegaría a entrar. Este aumento, si se compara con la anterior encuesta de Grup Marest para Levante-EMV , indicaría que probablemente los socialistas sumaran con este pacto los votos del Bloc.

Por su parte, Esquerra Unida, que también ha renovado su candidato, se mantendría en los mismos parámetros y con el mismo número de concejales.