Mañana se cumplen 90 años de la muerte de uno de los toreros más importantes que ha dado Valencia a la tauromaquia, Manuel Granero, quien a juicio de todos los tratadistas estaba llamado a ocupar el trono que dejó vacante José Gómez «Gallito» tras su cornada mortal en Talavera de la Reina.

Nacido en el barrio de El Pilar de Valencia el día 4 de abril de 1902 y estudiante de música, con tan sólo doce años se lanzó de espontáneo en la plaza de toros de Valencia. Se forjó en capeas y novilladas hasta alcanzar un resonante triunfo en Santander el día del Corpus del año 1920, apenas una semana después de la muerte de Joselito. Este éxito le abrió las puertas de todas las plazas hasta alcanzar la alternativa ese mismo año. Fue el 28 de septiembre en Sevilla, de manos Rafael «El Gallo». Confirmó la alternativa el 22 de abril de 1921 en Madrid y en esta ocasión Chicuelo fue su padrino.

Esa temporada de 1921 lideró el escalafón, toreando un total de 94 corridas, siendo considerado por aficionados y críticos como el sucesor de Gallito. Tanto es así, que tras actuar en Madrid el 27 de abril, Cossío dijo de él: «Ni el mismo Joselito había conseguido en el primer año de alternativa levantar tal revuelo y participar en tantas corridas».

El año 1922 se esperaba que fuese el de su consagración definitiva. Había toreado ya doce corridas cuando fue anunciado en Madrid el 7 de mayo, junto a Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda. El quinto de la tarde, Pocapena, del Duque de Veragua, le cogió cerca de las tablas, al intentar darle un ayudado por alto. El toro le derribó lanzándolo debajo del estribo del tendido 2, donde le metió el pitón por el ojo derecho causándole la muerte casi en forma instantánea. El parte facultativo decía lo siguiente: «Durante la lidia del quinto toro ha ingresado en la enfermería el diestro Manuel Granero con una herida en la región orbitalina derecha, con fractura del fondo de esta cavidad; sigue por la fosa cerebral media, atravesándose en toda su extensión, destrozando la masa encefálica; fractura de los huesos frontal, etmoides, esfemoides, parietal, temporal, maxilar superior y malar, con desgarramientos de partes blandas del pericráneo, desde la órbita y procedencia de gran cantidad de masa encefálica, con fractura igualmente de cráneo, que da comunicación con esta cavidad y de ésta con la faringe».

Fue enterrado en el Cementerio General de Valencia, en un mausoleo realizado por el escultor valenciano José Arnal García. Y en su honor se levantó un monumento delante de la plaza de toros de Valencia, obra del también escultor Antonio Sacramento. Granero, en su corta vida de torero, mostró unas grandes condiciones y un gran dominio de los toros, que le hubieran permitido llegar a ser una figura de época.

Las muertes de Granero, junto a las de Varelito y Joselito dieron pie a la composición de las conocidas como Bulerías de la Plazuela que rezaban así: «En Madrid murió Granero, y en Sevilla Varelito. Y en Talavera mató un toro a Joselito, el hijo de la Gabriela».

Y el 1 de mayo se celebró el vigésimo aniversario de la cogida mortal de Manolo Montoliu en Sevilla. Con este motivo, la Asociación de Amigos de Montoliu y Curro Valencia le homenajeó ante el monumento que le recuerda frente a la plaza de toros.

Hijo del notable picador Manuel Calvo Montoliu, tras una larga singladura como novillero se hizo banderillero, debutando a las órdenes de El Soro, con quien estuvo cuatro años. Destacó por su gran templanza con el capote y por sus excelentes pares, lo que le llevó a figurar en cuadrillas de figuras como Paco Ojeda y Antoñete. Estos éxitos le animaron a dar el salto al escalafón de matador de toros. Tomó la alternativa el 2 de marzo de 1986 en Castelló, de manos de Julio Robles, quien le cedió la muerte del toro Correcostas, de Socorro Sánchez-Dalp. Tras diez corridas como matador, al año siguiente se vistió nuevamente de plata, toreando a las órdenes de espadas como El Soro, Rafi de la Viña y Manzanares, en cuyas filas actuaba la tarde de su cogida mortal, al banderillear al toro Cubatisto de Atanasio Fernández. Sus dos hijos, José Manuel, notable subalterno y Antonio, excelente picador, son dignos sucesores de la dinastía.