ETNO, el éxito de un museo que rehúye la nostalgia

El mejor museo de Europa aspira a ser un instrumento de acción social y por ello trabaja en proyectos como el de salud mental

Su director, Joan Seguí, apuesta también por ahondar en la línea de exhibir cultura tradicional con un lenguaje contemporáneo

La cabina, junto con electrodomésticos de primera generación, desde cocinas a ordenadores

La cabina, junto con electrodomésticos de primera generación, desde cocinas a ordenadores / Fernando Bustamante

Francesc Arabí

Francesc Arabí

En esta casa no hay espacio para DaVinci, ni Van Gogh, ni Picasso. Los objetos que aquí se exponen no tienen el glamur como para posar en la sala de subastas de Christie’s. Pero no están exentos de valor. Por ejemplo, el barreño que da la bienvenida al visitante. A la izquierda, a pie de escalera. Una zafa de plástico con varios puntos de sutura aplicados para remendar dos grietas que la resquebrajaron. La costura quedó perfecta. Un trabajo artesanal de Enric Tamarit para su esposa Maria Llop, fallecida en 2021 a los 98 años.

La jofaina de este matrimonio de Castellar y la decisión de remendarla con una aguja con la punta caliente para fundir el plástico e hilvanar la herida representa la manera de entender el mundo en la guerra y la posguerra. Cultura popular de austeridad y aprovechamiento en tiempos en los que las palabras sostenibilidad, reciclaje o economía circular no eran manoseadas por el marketing de instituciones y empresas en el paraíso del consumismo. Para el director de este museo, Joan Seguí, esta es «la pieza más importante porque sintetiza una manera de hacer y de vivir».

El seiscientos es un automóvil tan icónico como la tartana

El seiscientos es un automóvil tan icónico como la tartana / Fernando Bustamante

Esto es el ETNO, el Museu Valencià d’Etnología de la Diputació de València. Un desconocido que deambulaba en el anonimato entre el vecino IVAM y sus ilustres compañeros de piso en el Centre Cultural la Beneficència: el Museu de Prehistòria, la Institució Alfons elMagnànim o el SARC, que ofrece programas y servicios culturales a los municipios. 

El director del ETNO, Joan Seguí, con cajones de naranjas y capazos al fondo

El director del ETNO, Joan Seguí, con cajones de naranjas y capazos al fondo / Fernando Bustamante

El ETNO era poco conocido hasta que el pasado sábado 6 de mayo saltó a la fama al recibir el premio EMYA (European Museum of the Year Award), galardón que distingue al mejor museo de Europa. Este Óscar de la museística pilló por sopresa al director y a todo el equipo. Confiesan que haber pasado el corte y llegar a la final en aquella convocatoria en la que se presentaron 64 museos ya era suficiente premio. El reconocimiento disparó el número de visitas: 68.191 de mayo a septiembre frente a las 53.443 de todo 2022. 

Nuevos perfiles de visitantes

Y se han incorporado nuevos perfiles a su público tradicional. A las visitas escolares (que representaban el 60% de la afluencia) y a las familias («el abuelo que lleva al nieto», comenta Seguí), se han sumado muchos jóvenes y extranjeros. El responsanble del museo tiene pocas dudas sobre las causas del éxito.

"Con el premio al mejor museo europeo se ha disparado el número de jóvenes y extranjeros que lo visitan"

«Este es un museo de cultura popular valenciana, hacemos un discurso sobre la cultura tradicional, pero lo hacemos en términos y con estética contemporánea y en tres dimensiones». Un contenido tradicional, sobre estilos de vida, usos y costumbres del pasado, emplatado en un contenedor moderno. Y empezar a promocionar al museo a través de nuevos formatos de comunicación como el universo podcast.

Aperos agrícolas exhibidos en el ETNO

Aperos agrícolas exhibidos en el ETNO / Fernando Bustamante

«En el museo suizo de Neuchatel vi una trilladora con un esquiador montado en ella», cuenta Seguí para ilustrar el concepto. No es la fórmula de la Coca Cola, pero esa línea de trabajo ha sido constante y sostenida, sostiene Seguí, quien alude al británico Kenneth Hudson como fuente de inspiración. 

Hudson, autoridad museística y creador del citado premio, subraya en Museums of influence la clave sobre por qué no hay ningún museo de etnología entre los más influyentes del mundo. Y ello pese a que costumbres y tradiciones conforman la materia más recreada en museos. «Exponen mucho y cavan poco hondo», profundizan poco, lamentó Hudson.

No solo un museo para que lo miren

«Superar el concepto de nostalgia, huir de convertirnos en cuidadores de la nostalgia», ese es el segundo secreto del éxito, para Seguí. Ir más allá de conformarse con ser un museo para que lo miren y abundar en la política de desplegar acciones sociales. «Ser un instrumento de acción social», responde el director cuando se le pregunta qué quiere ser el ETNO de mayor. «La respuesta a esa pregunta en abril habría sido ‘queremos ser conocidos’, pero con el premio ese objetivo está cubierto», reflexiona. 

Etiquetas usadas por los exportadores de naranjas

Etiquetas usadas por los exportadores de naranjas / Fernando Bustamante

Entre los propósitos del equipo de 24 personas que trabajan en este museo adscrito al área de Cultura de la diputación que comanda Paco Teruel está el proyecto terapéutico de salud mental que complementará la llamada «Caixa de records», un taller para que los enfermos de Alzheimer trabajen con objetos cotidianos del imaginario de generaciones mayores.

«No nos podemos dedicar solo a clasificar piezas, hay que abrirse a nuevos proyectos», proclama el director, Joan Seguí

El museo tiene 20.000 piezas catalogadas en su almacén de Bétera (la mayor colección de la Comunitat Valenciana, según Seguí), justo al lado del psiquiátrico, también dependiente de la diputación. Parte de esos recursos se emplearán para los programas terapéuticos que se van a articular. 

Aspecto de una clásica mercería

Aspecto de una clásica mercería / Fernando Bustamante

En la misma línea de ir más allá de «clasificar piezas» y en la búsqueda del impacto social, se puso en marcha el programa «Espanta la por». A rebufo del Halloween, la versión comercial del Tots Sants, se difunde en las escuelas el bestiario valenciano del miedo: l’Home del sac, Queixalets, Butoni... 

Un ámbito para la mar

Esa política de «continuar madurando» pasa por atender a diversos sectores sociales, pero sin abandonar asignaturas pendientes. Entre ellas, poner en marcha un ámbito dedicado a la cultura de la mar. Para ello hará falta encontrar un espacio, que es limitado, para ampliar este centro de cultura tradicional. 

Acogerá diversas artes de pesca o tradiciones como las pesqueres de cingle. Agricultores y jornaleros de Xàbia, Benitatxell, Teulada o Calp arriesgaban sus vidas por las noches descolgándose por cuerdas y escaleras fijadas en la roca para llegar a pesqueres a pie de acantilado en busca de un rancho de pescado para completar el sueldo. Eran otros tiempos.

Más visitas en solo cuatro meses que en todo 2022

Las cifras de visitantes del ETNO reflejan un antes y un después del 6 de mayo. Hasta entonces eran 20.220 las visitas recibidas en los primeros cuatro meses del año. Unos números que estaban en los parámetros de 2022, cuando fueron 53.443 las personas que se interesaron por el Museu d’Etnologia. En grupos escolares o asociaciones culturales y a título personal.

"Un total de 88.411 personas han visitado el ETNO hasta septiembre, frente a las 56.443 de todo 2022"

En los cuatro meses siguientes al premio, pasaron por el ETNO 56.037 ciudadanos. Más que en todo el año anterior. El acumulado del actual ejercicio hasta septiembre eleva la cifra a 88.411 visitas. En nueve meses, un 65,4% más que en los doce de 2022.

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