Centro de Arte Hortensia Herrero: Un espacio singular

El museo se ubica en el antiguo Palacio Valeriola, en la calle del Mar

Interior del CAHH.

Interior del CAHH. / Miguel Ángel Montesinos.

Begoña Jorques

Begoña Jorques

El edificio que alberga la sede del Centro de Arte Hortensia Herrero es una obra de arte en sí mismo. Está ubicada en el antiguo Palacio Valeriola, una emblemática construcción de estilo barroco edificada en el siglo XVII que resume la historia de la ciudad, desde la época romana, la visigoda y la islámica hasta la cristiana: un espacio como pocos en Valencia para ver y admirar el pasado. Además, en el subsuelo se ha hallado un fragmento del circo romano de la antigua ciudad de Valentia.

El solar formó parte de la Balansiya musulmana entre los siglos XI y XIII, y en él se han encontrado restos de dos fuentes pertenecientes a un patio islámico. Una de ellas se ha conservado en buen estado y podrá ser contemplada por los visitantes del Centro de Arte. Se trata de una fuente de ocho puntas que, junta a la segunda, más deteriorada, remataban la alberca de un gran patio con arriate, enmarcado por canaletas perimetrales y rotondas en las esquinas por donde circulaba el agua. 

Este patio perteneció a la gran casa islámica de Haçach Habinbadel. Además, constituye el último vestigio de la judería, lo que se puede apreciar en un callejón que cae dentro del centro de arte y que se ha recuperado también para poder ser disfrutado. Posteriormente, la construcción del Palacio Valeriola se convirtió en una muestra de la opulencia de la sociedad barroca valentina. 

De la restauración del edificio, que se encontraba en un estado de abandono muy avanzado cuando Hortensia Herrero lo adquirió, se ha encargado el estudio ERRE Arquitectura. Amparo Roig, una de las tres responsables del mismo, también participó este viernes en la presentación de este nuevo espacio expositivo: “Este edificio nos enamoró, a pesar de ser una ruina. Una ruina que tuvo la suerte de que Hortensia Herrero se fijara en ella, con una inversión en tiempo, coste y cariño sin escatimar. Y, con el fin de dotar de vida al edificio garantizando su continuidad en el tiempo. Desde el inicio hemos buscado recuperar el carácter original del edificio existente, consolidando los elementos más deteriorados, que eran muchos. Hemos potenciado la atmósfera original del Palacio del S. XVII a la vez que logrado un espacio expositivo con las prestaciones contemporáneas que merece. Esperamos y deseamos que este nuevo capítulo dentro de la historia del Palacio Valeriola, a partir de ahora el Centro de Arte Hortensia Herrero sirva para promover el arte contemporáneo del más alto nivel y poner de manifiesto el gran valor del patrimonio arquitectónico valenciano”, explicó Amparo Roig.

Circo romano

La zona expositiva se organiza en torno a diecisiete salas repartidas en cuatro niveles. Uno de los principales retos del proyecto ha sido diseñar un recorrido continuo que ofrezca una experiencia cómoda y agradable a los visitantes a lo largo de sus más de 3500 m2. Este recorrido se plantea de forma ascendente en el edificio de la calle del Mar y descendente en el segundo volumen, adyacente a la de San Cristóbal, conectando a través del edificio situado en el jardín. El conjunto se completa con un patio ajardinado, así como de un sótano, donde se pueden visitar los restos del antiguo circo romano de València hallados durante las excavaciones arqueológicas. Este circo romano fue la construcción más imponente de la ciudad en el siglo II d. C. con una superficie superior a tres campos de fútbol (350m. de largo y más de 70 de ancho). Durante las excavaciones se localizaron varios tramos de la gruesa pared de 5 metros de ancho del graderío occidental, otros tres muros transversales en su interior a modo de tirantes y, en la parte exterior de la pared, siete contrafuertes. Estos hallazgos se han conservado y serán visitables para los visitantes del centro.

La restauración ha supuesto un trabajo de más de cinco años en los que se ha tratado de recuperar en lo posible el carácter histórico contenido en el Palacio Valeriola y convertirlo a la vez en un centro de arte contemporáneo de referencia, con las necesidades tecnológicas que conlleva.

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