Sí, hubo vida en València después del "bacalao"

Alberto Sola y Pablo Ferrer dan voz en "Génesis" a los valientes que levantaron la música electrónica en València después de la apocalipsis rutera

Alberto Sola y Pablo Ferrer, autores de "Genesis".

Alberto Sola y Pablo Ferrer, autores de "Genesis". / L-EMV

Voro Contreras

Voro Contreras

Allá por los tiempos prepandémicos (tampoco fue hace tanto) se empezó a vivir, especialmente en València y adyacentes, una fiebre revivalista -o, hablando en términos más propios del asunto, remembera- relacionada con la Ruta del Bacalao. Aquel fenómeno popular, cultural y fiestero que entre las décadas de los 80 y 90 nació, creció y murió al albur de las discotecas valencianas, se convirtió en materia de estudio sociológico, ficción narrativa o exhibición artística. Se redactaron reportajes, se escribieron ensayos y novelas, se rodaron series y películas y se organizaron sesudas charlas y vistosas exposiciones.

Lo que no hubo tanto fue un sonido, una música, que reivindicase a estas alturas del siglo XXI el sonido y la música que articuló aquel fenómeno, especialmente en lo que se refiere al de su última época. La ruta se ha revisado y se ha releído, pero se ha reescuchado más bien poco. En todo caso, parece que en las generaciones que no vivieron el fenómeno han calado las melodías y los ambientes oscuros que se disfrutaban en los comienzos que los desfases electrónicos que se vivieron al final.

Danny Fiddo en Barraca en abril de 2006.

Danny Fiddo en Barraca en abril de 2006. / Genesis

La escena "posbacalao"

¿Por qué ha ocurrido esto? Quizá la respuesta la vislumbremos en Génesis, el libro escrito a cuatro manos por Alberto Sola y Pablo Ferrer y que, tal como reza su subtítulo, recuerda a través de decenas de testimonios la “escena clubber posbacalao en la Comunitat Valenciana (1996-2010)”.

“La sombra de la ruta del bacalao en la Comunitat Valenciana era, y sigue siendo, ¡más de tres décadas después!, muy alargada”, lamentan los autores en la introducción de Génesis.

La tesis del libro es clara: el fenómeno de la ruta -tan atractivamente vanguardístico cuando surgió en la década de los 80- tuvo un declive tan abrupto en los 90 que el territorio pareció quedar musicalmente arrasado, al menos en lo que en el campo de la electrónica y el baile se refiere.

Eddu & Moy en las Deep Sessions de 2007.

Eddu & Moy en las Deep Sessions de 2007. / Genesis

"Se hace el ridículo"

“La música que ha marcado la pauta en los últimos años no es música que se pueda pinchar fuera de la Comunitat porque se hace el ridículo cuando vas por ahí”, decía el DJ Kike Jaen en 1996. “Musicalmente hablando -confirman los autores de Génesis-, la región se encontraba en la segunda mitad de la década de los noventa totalmente estancada, sin contacto con el mundo exterior. Había ninguneado todo lo relevante que estaba sucediendo fuera de nuestras fronteras e, incluso, dentro de ellas”.

Sola y Ferrer recuerdan que a los artistas españoles e internacionales que estaban dando que hablar en los noventa les costaba decidirse por actuar en las salas valencianas. “Consideraban que en València no había escena, por tanto no había público para su música, y que arrastraba un considerable retraso en lo que se refiere al clubbing en comparación con otras partes del mundo”, escriben los autores de Génesis.

Ellen Allien en la portada del antiguo suplemento de Levante-EMV "La Cartelera".

Ellen Allien en la portada del antiguo suplemento de Levante-EMV "La Cartelera". / L-EMV

Fiesta sí, vanguardia no

Y como apuntaba Jaen y corroboran en su libro Sola y Ferrer, tampoco los DJ y músicos valencianos como Nacho Marco, Lontano o Megabeat encontraban un eco fuera de nuestras fronteras: “Desde fuera, se pensaba que en la Comunitat Valenciana solo se pinchaba o se producía bacalao y que no había artistas con una visión regeneradora”. València, admitía José Conca, célebre DJ de Chocolate entre 1986 y 2002, “era fiesta, no vanguardia musical”.

Quizá aquí ocurra un poco como lo de los tiempos posteriores a la caída del imperio romano, esa falsa imagen de un medievo oscuro e ignorante después de que Roma fuera conquistada por los bárbaros. Es cierto que, en el caso de la escena discotequera valenciana, esa es una idea difícil de erradicar porque la evolución fue ciertamente difícil. Como apuntan Alberto Sola y Pablo Ferrer, “no ayudaba la mentalidad clubber valenciana, que siempre se ha caracterizado por una cierta actitud bacalaera, en el peor sentido del término, es decir, drogas por doquier y marginación de la cultura”.

"Flyer" de la sesión de Jeff Mills en Barraca en febrero de 2004.

"Flyer" de la sesión de Jeff Mills en Barraca en febrero de 2004. / Génesis

La modernidad recuperada

Pero ante el falso recuerdo de una València aturdida y resacosa tras los excesos de principios de los 90, Génesis defiende que sí hubo una escena electrónica que recuperaba el mismo espíritu moderno que alumbró a la ruta en sus inicios pero, en esta ocasión, a través de sonidos y estilos muy concretos como el trance, el jungle, el chill out, el house, el drum & bass, el techno, el minimal o el electro.

“Nuestra idea -explican los autores- era devolver al puesto que merece a toda esa generación de artistas, promotores, tiendas de discos, sellos discográficos, diseñadores y salas que mantuvieron a flote la electrónica de vanguardia cuando nadie, absolutamente nadie, apostaba por los sonidos avanzados en la Comunitat Valenciana en una etapa tan complicada como la que sucedió al declive del bacalao”.

JM Aboga en Puzzle

JM Aboga en Puzzle / Génesis

De los "exbacalas" a .Beat

Para lograr su objetivo, Génesis sigue -a modo de continuación, o quizá de respuesta- el modelo que empleó Luis Costa en su fantástico ‘Bacalao, Historia oral de la música de baile en València (1980-1995)’. Es decir, los autores desarrollan la historia del clubbing valenciano a través del testimonio de directo “ese puñado de valientes que se dejaron la piel en el intento de adaptar y modernizar las discotecas de València, Castelló y Alacant, culturizarlas y educar a una generación que pedía a gritos un proceso que transformara y actualizar el modo de entender la noche”.

Hablamos de veteranos que mantuvieron el tipo como Luis Bonías, “exbacalas” convertidos en The Next Gem como Nacho Marco, Cristian G. Martí, Jesús Ortega, Blanco Añó, Miguel Celda o Iván Serra; de Pascal Kleiman y Pistolo Eliza, Antonio Albertos H4L 9000 u Óscar Iglesias; de productoras y colectivos como Move, Anticlub, ANM, UHF, Skyzoo o Educative Sound o .Beat.

Con ellos, el libro hace un recorrido geográfico que va del Hangar en Vinaròs hasta Metro Dance Club en Bigastro, pasando por las “raves” en Els Peixets de Alboraia, los clubes de València como Le Club, Látex o La Soiirée; persistentes macrodiscotecas de la antigua ruta como ACTV o Barraca y festivales “de investigación artística” como Observatori.

Flyer de Richie Hawtin en Barraca en diciembre de 2005.

Flyer de Richie Hawtin en Barraca en diciembre de 2005. / L-EMV

Un futuro arrollador

Génesis termina en 2010 porque, tal como señalan los autores del libro, la crisis económica obligó a muchas salas a cerrar o, como en el caso de Barraca, programar cada vez menos. En los últimos tiempos, en cambio, “la escena actual por lo general se ha acelerado mucho, pero la vemos con excelente salud”,aseguran Sola y Pablo.

“Por un lado -cuentan- hay salas que programan hardtechno, con mucho tirón entre los más jóvenes: Gordo, Barraca y Spook están trabajando muy bien. Por otro lado, hay propuestas más cercanas a Génesis, muy interesantes, como todo lo que hace la gente de Fayer, Killing Time, Meem, Metro Dance Club, Oven o theBasement.

Y al de los espacios hay que añadir el nombre de las personas, “grandísimos nombres” de la producción musical como Edu Imbernon -el único valenciano que ha remezclado nada menos que a Depeche Mode- AFFKT o Alex Font y gente emergente como Lucia Gea o Final Version, con un futuro arrollador.

"Génesis" de Alberto Sola y Pablo Ferrer.

"Génesis" de Alberto Sola y Pablo Ferrer. / Génesis

Suscríbete para seguir leyendo