Entrevista | Juanito Oiarzabal Montañero que ha ascendido los 14 'ochomiles'

"El Everest se ha convertido en una montaña comercial, no me interesa nada"

"Las agencias de Nepal y Paquistán han hecho mucho daño; ofrecen ascensiones en el Himalaya de forma vulgar, poco estética y nada ética"

Juanito Oiarzabal.

Juanito Oiarzabal. / D.O.

David Orihuela

Juanito Oiarzabal es historia, leyenda, del montañismo. El vitoriano estuvo ayer en la Nevaria, la feria de esquí y deportes de invierno que todos los años anuncia en Moreda el inicio de temporada. Juanito visitó la feria y por la tarde ofreció una conferencia en la que repasó su trayectoria y atendió a todos los seguidores que quisieron charlar con él.

Como montañero conoce bien Asturias.

Es la primera vez que estoy en Nevaria pero sí que conozco la zona, aunque me pilla un poco lejos de Vitoria. Tengo mucho más cerca los Picos de Europa.

Viene a Moreda a contar su experiencia en el Himalaya.

A contar la historia de mi vida, cómo ha ido evolucionando desde los primeros pasos por los Pirineos, después en Alpes y luego en el Himalaya. También contaré mi segunda ascensión al Lhotse (8.516 metros), cuando estábamos con el proyecto de ascender por segunda vez los 14 ochomiles del planeta. No pudo ser por una embolia pulmonar muy severa que tuve hace cinco años y por el accidente de Alberto Zerain, que estaba inmerso conmigo en el proyecto, en el Nanga Parbat. Al final he tenido que cancelarlo y dedicarme a otro tipo de actividades.

¿Han cambiado mucho las cosas en esos años?

Para mí ahora es una decepción día a día. Sobre todo lo que vemos en el Himalaya en muchos sentidos, por la proliferación de gente y por el cambio climático, algo que los montañeros vemos constantemente. En 1985 hice mi primer ochomil, el Cho Oyu, donde hay un glaciar. Lo volví a hacer 15 años después y el retroceso de ese glaciar es enorme.

¿Y la masificación?

En el Everest está habiendo mucha masificación debido a las expediciones comerciales. Se está convirtiendo en una montaña totalmente comercial y eso genera muchos problemas. Se dice que se limpia pero no se limpia. Con tantísima gente, sobre todo en primavera, es una montaña totalmente vulnerable. Ha perdido todo el protagonismo y toda su identidad. Ahora mismo a mi no me dice absolutamente nada el Everest, no me interesa para nada.

¿Quedan paraísos perdidos?

Haberlos haylos. Hay que buscar la aventura, buscar otros lugares donde se pueda disfrutar plenamente de la montaña. Existen pero hay otros muy masificados. Las agencias de Nepal, principalmente, y Paquistán han hecho muchísimo daño a las montañas. Hay demanda pero es una oferta de poca calidad, de subir con todo colocado, con todo puesto, con toda la cuerda metida, con botellas de oxígeno y de una manera muy vulgar, poco ética y evidentemente nada estética.

En Asturias cada temporada sufrimos más accidentes en la montaña.

En Euskadi ocurre lo mismo, desgraciadamente estamos viendo accidentes muy a menudo. Hay que explicar que a la montaña hay que ir preparado, informado y nunca subestimarla. Solo con eso reduciríamos los accidentes. Somos mucha gente en la montaña y esto ya no es como antes. Hay que incidir más en informar y que la gente sea consciente de que se debe ir preparado y equipado. Y si no se puede llegar a la cumbre se da la vuelta y no pasa nada.

¿Conoce bien Asturias pero con qué se quedaría, qué recomendaría?

De Asturias recomendaría todo. Llevo muchísimos años viniendo, en especial a los Picos de Europa. Me quedaría con el macizo central de Picos pero en general me quedaría con todas las montañas que hay en Asturias. Solo hay que mirar alrededor. Estamos en Moreda, en Aller, y este es un paraje excepcional para la práctica de la montaña, del esquí de fondo, del alpino o del esquí de montaña.

Los niños del colegio de Cabueñes sorprenden al montañero, que les promete una visita

Nevaria hizo ayer su magia, no ya por el hecho de que los aficionados al esquí y la montaña disfrutaron de una jornada más de la feria en Moreda sino porque una niña, Estela Pidal, de nueve años de edad, tuvo la oportunidad de saludar a uno de sus ídolos, el montañero Juanito Oiarzabal. La niña llegó a Moreda con una misión, entregarle a Juanito las cartas que ella y sus compañeros de clase le habían escrito. Los padres de la niña están rehabilitando una casa en el concejo de Aller y se enteraron de que el montañero estaría en Moreda. La cría se lo comentó a su profesor del colegio de Cabueñes, en Gijón, y este montó un proyecto con los alumnos sobre la aventura de subir por segunda vez los 14 ochomiles del planeta. Ayer Estela abordó a Juanito, que se emocionó. La niña le explicó que le gustaba "muchísimo" la montaña. El montañero aseguró que leería todas las cartas y, en un momento dado, le dijo a Mabel Fernández, madre de la niña, "apunta mi teléfono y mándame un whastapp a ver si encontramos un hueco para ir al colegio".

Suscríbete para seguir leyendo