El fraude al seguro se triplica en una década en la C. Valenciana

Descienden los casos relacionados con las pólizas de automóviles, mientras que se incrementan las de hogar, comercio y oficinas

Automóviles y hogares son las pólizas de seguros que concentran un mayor volumen de fraude. | FRANCISCO CALABUIG

Automóviles y hogares son las pólizas de seguros que concentran un mayor volumen de fraude. | FRANCISCO CALABUIG

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Las triquiñuelas y embustes para lograr que el seguro de casa o del coche abone desperfectos que no le corresponden crecen entre la ciudadanía de la Comunitat Valenciana. En la última década, la tasa de fraude se ha triplicado al pasar del 0,92 % que representaba en 2012 al 2,62 % del año pasado, según un estudio hecho público esta semana por la compañía del sector AXA en el que deja constancia del agravamiento de esta conducta en la autonomía, como prueba el hecho de que hace diez años estaba ligeramente por debajo del 0,95 % de la media nacional mientras que en 2022 dicho porcentaje había subido al 2,62 %, casi un punto menos que en la Comunitat Valenciana. La aseguradora afirma que en 2020, coincidiendo con el confinamiento por la covid, se registró «un repunte especialmente significativo», que se moderó en los años posteriores.

Los casos de fraude se pueden clasificar atendiendo a si afectan a daños materiales o si persiguen obtener indemnizaciones fingiendo daños corporales. Los primeros han patrimonializado los casos de fraude. Ocho de cada diez. Sin embargo, en 2012 representaban el 30 % de las cuantías a abonar y diez años más tarde dicho porcentaje había subido al 50 %. Los seguros de autos siempre han sido el área con más fraude, pero su peso se ha reducido del 70 % de 2012 al 50 % de 2022, motivado sobre todo por las reformas en el Baremo de Lesionados, que han hecho menos atractiva la coartada del coche para obtener un beneficio fraudulento. En la rama de multirriesgos, por contra, el porcentaje ha crecido del 7 % al 13 %: «El aumento de los eventos climáticos severos ha podido servir como coartada para simular o fingir daños no relacionados con tales causas o, en caso de existir, exagerar tales daños para sacar un mayor provecho del seguro».

El desarrollo tecnológico de los últimos diez años se alía con las aseguradoras

En los diez años que analiza el estudio, un cambio sustancial ha sido el propiciado por el desarrollo tecnológico, que ha provocado que tanto los delitos como la forma de combatirlos «se haya transformado radicalmente». Hace una década, la práctica totalidad de los casos de fraude (un 97 %) eran detectados de forma manual. En concreto, gracias a la labor de los tramitadores, una especie de peritos, se evitaban pagos fraudulentos por valor de 47 millones de euros, el 76 % del total. Solo el 3 % (dos millones) afloraba gracias a reglas automáticas. En la actualidad, el citado 3 % se ha elevado hasta un 17 %. Los métodos de la ciencia de datos evitaron pagos por 7,5 millones a la aseguradora AXA.

El fraude en los seguros de coche

Por otro lado, casi el 90 % de los casos de fraude en el ramo de automóviles están relacionados con supuestos siniestros que tuvieron lugar durante la circulación del vehículo. La aseguradora francesa añade que la cortada del robo, que «a principios de la década pasada apenas era empleada, en la actualidad se utiliza casi en el 6 % de los casos. En los seguros de multirriesgos, que incluyen pólizas relacionadas con el comercio, los hogares, las comunidades de propietarios y las oficinas, hay mayor disparidad en los supuestos de fraude. Los que aducen daños por agua que no tienen cobertura o que fueron exagerados son la mayoría, con cerca de un 54 %, y llevan aumentando desde 2016, cuando suponían el 40 %, según los datos de AXA, que precisa que «el fuerte incremento de los últimos años puede deberse a los grandes fenómenos climatológicos, como danas o borrascas, que afectaron a varias zonas de España en 2020 y que terminaron de resolverse en 2021».

El informe concluye también que «el 41 % de todo el fraude corresponde a casos en los que existe una premeditación, una planificación para tratar de delinquir y obtener un beneficio económico del seguro, ya sea a través de un daño real o ficticio». Este porcentaje, dice AXA, se ha mantenido más o menos estable a lo largo del tiempo y el coste medio ha oscilado entre los 3.000 y los 4.000 euros en el mismo período.

Asimismo, el peso de las tramas organizadas en el total de los casos es «relativamente menor», ya que se queda en el 3 %. No obstante, «los importes defraudados por cada una de ellas son mayores, y la forma de combatirlo, más compleja.

Una práctica con Melilla y Ceuta ocupando las primeras posiciones del escalafón

El informe de AXA deja constancia de que las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son las que más han aparecido entre las tres que ocupaban las posiciones de autonomías con más fraude cada año en la última década. El caso de Melilla es realmente espectaular. En los tres últimos años, la ciudad ha registrado unas tasas del 18,4 % (2022), del 12,5 % (2021) y del 9 % (2020), a una distancia sideral del 1,95 % de la media nacional del año pasado. El informe asegura también que en el lado opuesto están Madrid, Cataluña y el País Vasco, que son las que tienen una menor tasa de fraude en la última década. Tan es así que en algunos años se quedaron en el 0,5 %, un porcentaje que indica que «el fraude es casi inexistente».

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