El pequeño comercio valenciano vivió un 2023 ‘negro’ con más de 4.300 cierres

La difícil competencia con grandes superficies y plataformas online, sumada a la bajada de consumo en los establecimientos con menor tamaño, la devolución de los ICO o la falta de relevo generacional son algunos de los factores que explican la caída

Un local en liquidación por cierre en el centro de València, en una imagen de archivo.

Un local en liquidación por cierre en el centro de València, en una imagen de archivo. / Fernando Bustamante

Juanma Vázquez

Juanma Vázquez

2023 fue para muchos sectores económicos el año de la recuperación pospandemia, una bomba de oxígeno –pese a los golpes causados por la inflación– que tuvo en el turismo uno de sus pilares de impulso. Sin embargo, para muchos de los comercios más pequeños de la Comunitat Valenciana, más que de salvación fue un ejercicio de sufrimiento. Tanto que miles de ellos tuvieron que bajar definitivamente la persiana, generando la mayor sangría en esta actividad de la última década

Es lo que reflejan los datos del informe de la Distribución Comercial Minorista 2024 elaborado por la Oficina Pateco –entidad integrada dentro del Consejo de Cámaras de Comercio de la Comunitat–, el cual destaca que en solo un año el número de locales de comercio al por menor se ha desplomado en más de 4.300 establecimientos. Una grave caída, que ha dejado la cifra total en 55.731 comercios, que supone triplicar los cierres llevados a cabo entre 2019 y 2022 en el territorio valenciano y que, además, representa un volumen similar a la suma de clausuras que se habían vivido durante la última década.

Afectación a todas las ramas

Un considerable descenso –producido en prácticamente la totalidad de las ramas de la actividad comercial, desde la alimentación a la moda, pasando por la tecnología o el hábitat–, en la que las dos principales organizaciones vinculadas al pequeño comercio en la autonomía –Confecomerç, que forma parte de la patronal CEV, y Unió Gremial, no englobada dentro de la misma– coinciden en que beben de una serie de factores, siendo la competencia de las grandes superficies y, especialmente, la «desleal» de las plataformas online uno de los principales motivos. 

Como explica Rafael Torres, presidente de Confecomerç, en estos cierres influye decisivamente «la dificultad para ser competitivos en precio» con otros formatos comerciales que tienen una mayor «capacidad» de maniobra, especialmente en un 2023 en el que «el poder adquisitivo de las familias menguó» y, con ello, también su «consumo». 

Un contexto que se fraguó, además, en un periodo en el que muchos negocios estuvieron devolviendo muchos de los créditos ICO que se pidieron como apoyo económico para sobrevivir durante los peores momentos de la pandemia y que han «tensionado más su situación». No en vano, esta serie de circunstancias han sido importantes –remarca el dirigente– para un sector con márgenes comerciales «pequeñísimos» y mayoritariamente de estructuras laborales «muy pequeñas», que tampoco pueden competir en la rotación de trabajadores con esas empresas más grandes.

Cierre de una tienda de ropa, en una imagen de archivo.

Cierre de una tienda de ropa, en una imagen de archivo. / Europa Press

Es una visión que comparte Mauro Lorenzo, presidente de Unió Gremial, que destaca que se ha consolidado el «cambio en los hábitos de consumo» de la ciudadanía a la hora de abastecer sus hogares, optando por las grandes cadenas de distribución situadas «en los polígonos industriales de los municipios» o esos gigantes digitales para adquirir la alimentación, el menaje o los equipos tecnológicos. Un hecho que, si se suma al «aumento de los costes para alquilar o mantener un establecimiento comercial», resulta clave en la explicación de estos cierres. No obstante, esta no es la única razón.

Falta de relevo

Porque el pequeño comercio afronta otro gran problema. Y ese es el de conseguir un relevo generacional cada vez más complicado a causa de estos retos comerciales, sobre todo, «en oficios tradicionales, como la reparación de calzado», cuyos negocios se están «perdiendo», destaca Lorenzo. 

Una tienda cerrada en liquidación por cierre en Alcoi.

Una tienda cerrada en liquidación por cierre en Alcoi. / Juani Ruiz

«Cerca del 60 % de los locales no desaparecen porque no sean viables, sino porque el relevo generacional no se produce. Y eso es una pena», añade Torres, que llama a la Administración a aprobar «mecanismos para facilitar esa transición» generacional. Todo para evitar que la sangría de locales comerciales siga acrecentándose.

Negocios sin asalariados, la gran caída

En esta grave caída de comercios al por menor resulta destacada la bajada que se ha producido tanto en los negocios sin asalariados, cuya bajada en un año ha sido de más de 3.780 locales, como en aquellos con uno o dos trabajadores, donde más de 630 han tenido que bajar la persiana definitivamente. Son los «eslabones más débiles», recuerda Rafael Torres, los que no tienen «las armas para sortear las dificultades que otras empresas sí tienen». Ese descenso de los más pequeños, además, contrasta con la subida que han tenido en 2023 tanto los comercios entre 6 y 9 asalariados (+52) como los que tienen más de diez trabajadores (+47).

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