El ninot que no entiende de barreras ni estereotipos

La fallera mayor infantil de San Vicente-Periodista Azzati Laira Iglesias y su hermano Roque protagonizan una escena con mensaje inclusivo, que refleja la historia de superación de ambos niños

Laira, fallera mayor infantil de la comisión San Vicente-Periodista Azzati, y su hermano Roque forman parte del ninot infantil que se expone en el Museo de las Ciencias. En él, ambos aparecen cogidos de la mano en una silla de ruedas y con la bomba de insulina.

Laira, fallera mayor infantil de la comisión San Vicente-Periodista Azzati, y su hermano Roque forman parte del ninot infantil que se expone en el Museo de las Ciencias. En él, ambos aparecen cogidos de la mano en una silla de ruedas y con la bomba de insulina. / saray fajardo. valència

Saray Fajardo

Saray Fajardo

«Me gustaría que mi hermano Roque y yo tuviéramos un ninot en la falla de este año». Esta fue una de las primeras frases que la pequeña Laira Iglesias le trasladó al artista fallero Rubén Arcos al conocer que era el encargado de realizar la falla infantil de San Vicente-Periodista Azzati.

Laira se ha convertido este año en la máxima representante infantil de su falla. Pero su sueño no termina ahí. Su hermano y ella no solo han conseguido tener su propio ninot, sino que este es uno de los más de 700 que forman parte de la Exposición del Ninot y que, además, podría ser indultado por el público en las próximas semanas. No se trata de un ninot cualquiera, ya que representa la historia de superación de estos dos falleros de la comisión. Laira, de 10 años, sufre diabetes tipo 1, mientras que su hermano Roque, de 17 años, tiene parálisis cerebral.

Por eso, este año la falla infantil cobra todavía más significado para esta familia. El lema es toda una declaración de intenciones. En unas semanas «Di capaz» saldrá a la calle. La falla recoge varias escenas, a través de las cuales los ninots representan la integración de varios niños con distintas discapacidades y patologías.

Concretamente, su ninot muestra a Roque con su silla de ruedas y Laira carga su bomba de insulina. «Cuando nos comentaron cuál iba a ser la temática, nos encantó porque nos vemos representados y, por lo tanto, el monumento iba a tener un significado todavía más especial en un año tan importante para Laira. Sin embargo, no nos esperábamos que ellos también tuviesen su propio ninot», explica Marina Lluch, madre de Laira y Roque, a Levante-EMV. «Cuando Laira visitó el taller, estuvo un buen rato buscando su ninot, ya que el artista le había dicho que iba a intentarlo. Tras la visita, llegó un poco triste a casa porque no lo había encontrado», explica.

En la voz de Marina, todavía se recoge la emoción de aquel momento. Recuerda con ternura la entrega del ninot en el Museo de las Ciencias. «Fue una sorpresa impresionante cuando lo vimos porque describe francamente nuestro día a día. Además, muestra el cariño que se tienen Roque y Laira, ya que en la escena están cogidos de la mano como lo suelen hacer ellos constantemente», indica Marina.

«Todos cargamos una mochila»

La comisión pretende concienciar a los visitantes ya desde la figura principal, que representa a un niño con una mochila. «Yo siempre les digo a mis hijos que cada uno carga su propia mochila y, por eso, tenemos que ayudarnos entre todos para que sea lo menos pesada posible. A nosotros nos ha tocado cargar dos mochilas un poco más duras que al resto y en unas edades bastante difíciles, ya que los niños siempre quieren pasar desapercibidos ante el resto», reivindica la madre.

Para esta familia es evidente que no existen barreras. «Siempre les decimos que ellos pueden con todo. Solo hay que encontrar la forma de hacerlo, aunque sea de manera más lenta». Laira es un claro ejemplo en su día a día. «Ella es muy constante y nos ha demostrado que la bomba de insulina no le ha supuesto ningún problema a la hora de afrontar este cargo», concluye.