Se busca artista fallero de forma desesperada

La temporada alta de fichajes y renovaciones para las Fallas 2024 se topa con la renuncia voluntaria de los talleres a trabajar tanto

Figura de SacabutxArt para la falla San Marcelino del pasado mes de marzo. |

Figura de SacabutxArt para la falla San Marcelino del pasado mes de marzo. | / M.DOMÍNGUEZ

Moisés Domínguez

Moisés Domínguez

«El cálculo es muy sencillo: si por hacer tres o cuatro fallas más hay que contratar a más gente, no sale rentable. El beneficio se lo come el operario nuevo y los gastos de plantar. Menos fallas es menos estrés y, dinero, dinero, ... casi el mismo». Estas reflexiones las hacían los artistas Paco Giner y Emilio Miralles a pie de falla el pasado 19 de marzo. Ahora, dos semanas después, el vaticinio, que era una sensación que se venía intuyendo, está materializado plenamente.

El pasado viernes también lo reconoció el concejal de Cultura Festiva Pere Fuset: «se está viendo la dificultad para contratar fallas». Y también desde el Gremio de Artistas Falleros se reconoce que los sistemas de mensajería están multiplicando la misma petición: busco artista, con un presupuesto de equis miles de euros. Que el colectivo gremial distribuye a sus asociados por si le interesa a alguien. «Quiero pensar que, al final, todas las comisiones acabarán teniendo artista. Pero es verdad que ahora mismo el tema está lleno de incertidumbre» reconoce el maestro mayor Paco Pellicer.

La crisis de los talleres falleros está explicada desde hace años casi de forma machacona: la falta de cohesión entre todos ellos, unido al afán por conseguir los premios, generaba unas fallas que no se correspondían con la realidad de la relación calidad-precio. Pero han llegado dos intangibles que parecen haber cambiado la situación: la pandemia, con el trastoque que supuso; y el aumento desmesurado de los precios de los materiales.

La consecuencia: como si el sentido común hubiese empezado a enseñorearse del colectivo. Por una parte, se está renunciando a trabajar más de lo sostenible. Y por otra, visto sobre el terreno lo plantado en 2023, es como si esta vez los talleres sí que se hubiesen animado a plantar lo más parecido al justiprecio.

Los casos de reducción de trabajo son constantes. Sirva el ejemplo: SacabutxArt. Taller solvente especializado en elaborar una cantidad notable de fallas. «Este año haremos dos menos. Como además, uno de los operarios se marcha, podemos tomar la decisión sin traumas. Pero a día de hoy seguimos recibiendo peticiones. A veces, casi con desesperación. Todo lo que se estaba diciendo es verdad: este año se va a sufrir bastante para contratarlo todo» asegura Vicente Torres, una de las dos patas de la marca junto a José Enrique Giménez. Y aporta otro dato: «se están negociando contratos ya pensando en 2025. Esto no había pasado nunca».

Y una cosa es contratar y otra es qué se contrata. Mil veces se ha advertido ya de tener cuidado a la hora de formalizar el fichaje, con conceptos tan aparentemente sencillos como tener referencias, más aún si se cuenta con la protección que supone disponer de la capacitación profesional reconocida. Uno de los aspectos que transmitió el concejal Pere Fuset a la Interagrupación como declaración de intenciones: que a muy corto plazo, participar en el concurso esté reservado a aquellos talleres cuyos titulares estén homologados profesionalmente -aunque para ello haya que discernir qué comisiones que firman "Artista: La Comisión" responda a la realidad absoluta-.

El problema principal está en las fallas grandes, que precisan de estructuras de taller, grandes y de gente formada. «Y no olvidemos no ya la cantidad de gente que ha cerrado estos años, sino los que se están jubilando o que lo van a hacer en poco tiempo».

¿Por qué más contratos no garantiza más beneficios? «Porque estábamos acostumbrados a trabajar con muy poco beneficio. Porque llevamos muchos años equivocándonos todo el colectivo» reconoce Vicente Torres. «Y una falla de equis dinero al final es la construcción de la falla, sus materiales, el transporte... como se te ocurra utilizar una grúa para una falla de tipo medio, estás perdido. Y todo esto contando con que el taller trabaje con todo legalizado, como nosotros». La solución desde hacía tiempo consistía también en que los dueños del taller se exprimieran. «Si con menos fallas tienes menos estrés. Si como responsables de la marca ya no vas a estar trabajando los fines de semana durante cuatro meses, sino dos... no hay color».

Hay más factores que han contribuido: la globalización ha llevado a que las juntas locales contraten a los artistas habituales del «cap i casal», que pagan bien y aceptan reinterpretaciones de fallas y plantadas. Vicente Martínez Aparici, ya sólo planta Cuba-Literato Azorín y en Silla ha reconstruido el «Collage», la falla de la aviadora, y ya se ha firmado la renovación para 2024. «Es que las propias fallas de los pueblos piden concretamente esas fallas que ya conocen y que quieren disfrutar en sus calles» asegura el maestro mayor. Y mientras, la Sección Especial ha dejado de ser atractiva, el sueño de cualquier artista. Son más los que renuncian que los que la prueban.

Nunca había pasado lo sucedido en estos días: comunicaciones de comisiones, visiblemente molestas, con que el artista ha decidido no continuar «de forma unilateral», lo que ha obligado a buscar de forma más o menos desesperada. Más allá de las formas, lo que da la sensación es que «en nuestro colectivo ha empezado a entrar en razón. Que nos hemos dado cuenta del valor de nuestro trabajo. Más que por la fama, por los números».