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¿Tiene la dama del ajedrez origen valenciano?

Jean Michel Pechine defiende que los linajes que ostentaron el señorío de Alaquàs pudieron inspirar figuras del ajedrez del tratado de Francesc Vicent

¿Tiene la dama del ajedrez origen valenciano?

Desde que quedó establecido y aceptado por las principales federaciones de ajedrez españolas que la versión moderna de este juego tiene su origen en València en la segunda mitad del siglo XV, han sido diferentes los investigadores que han ahondado en esta materia. La teoría inicial situaba al aristócrata segorbí Francesc Vicent como el punto de partida del origen valenciano del ajedrez con su obra «Llibre dels jochs partits dels schacs», publicada en 1495. El cambio que supuso este tratado se basa en que la dama y el alfil ganaron un enorme poder en el juego hasta el punto de que marcan la estrategia de ataque.

Años después de darse por buena esta teoría, el estudioso José Antonio Garzón dio una vuelta de tuerca a este asunto, atribuyendo el origen al poema «Escacs d'Amor» de los valencianos Francesc de Castellví, Narcís Vinyoles y Bernat Fenollar, cuyo incunable está desaparecido. Y en su hipótesis, que fue llevaba al documental «La dama dels escacs», se defiende que esta figura del tablero está inspirada en la reina Isabel la Católica.

En este contexto, el intelectual francés e investigador de la historia del ajedrez, Jean Michel Pechine (autor del libro «Les Échecs: Roi des jeux, jeu des rois», publicado en 1997), afincado en los últimos años en Cullera, lleva también años estudiando el asunto y acudiendo a archivos y museos, con un resultado que arroja una hipótesis diferente. No convencido de la versión sobre Isabel la Católica, su objetivo era descubrir qué personaje histórico inspiró a la dama y cuál, al alfil.

Para ello, Pechine ha vuelto a poner el enfoque en la figura de Francesc Vicent (al que actualmente el Museu de la Impremta del Puig le dedica una exposición) y ha llegado a la conclusión de que la aristócrata valenciana Margarita de les Velles, que fue señora de Alaquàs a finales siglo XV tras emparentar con el linaje García de Aguilar, de alto poder en el Reino de València, fue realmente la inspiradora de la figura de la reina.

Jean Michel Pechine ha profundizado en la figura de esta mujer «muy avanzada a su tiempo, muy independiente, progresista y emprendedora», con la colaboración del colectivo Quaderns d'Investigació d'Alaquàs y especialmente de Adrià Hernández, experto en los linajes que ostentaron el señorío.

Margarita de les Velles era hija de mercaderes de la Toscana de muy alta posición (su padre llegó a ser uno de los cinco que dirigía la Lonja) que desembarcaron en València en pleno renacimiento florentino. «Se trata, por tanto, de una familia avanzada y de mentalidad muy abierta. Su padre no solo comerciaba con seda y terciopelo sino también con libros y estaba en contacto con los editores de la época, además de ser cambista (negociaba con letras de cambio)», valora Hernández.

La entrada de Margarita de les Velles en la familia Aguilar (propietaria del señorío de Alaquàs entre otras muchas posesiones) por su matrimonio en segundas nupcias con el Mícer Jaume García de Aguilar, produjo, según los estudiosos, un giro importante en el destino de este clan ya que hay toda una serie de acciones que ella inspiró, protagonizó, acometió o instigó, a través de enlaces matrimoniales o compraventa de patrimonio que acabaron provocando que, una generación más tarde, el heredero de esa legado fuera Jaume García de Aguilar, cuyo matrimonio con Isabel Joan unificó para siempre los linajes Martí de Torres y García de Aguilar, de forma que esa nueva potente casa pudo construir el Castell en las primeras décadas del siglo XVI y ejercer una fuerte influencia en el reino. Para Pechine, toda esa operación de estrategia a lo largo de los años es una partida de ajedrez en la que Margarita tiene el papel protagonista, como la dama en el juego.

Esa unificación de los linajes ya había sido planeada décadas antes por otra poderosa mujer, Úrsula de Aguilar, quien compró a los Vilaragut el señorío de Alaquàs, de forma que unió la historia de la población a una nueva casa aristocrática, y se casó en segundas nupcias con Berenguer Martí de Torres.

Margarita de les Velles se casó con el Mícer Jaume García de Aguilar (hijo del primer matrimonio de Úrsula) en 1471, nueve días después de cumplir el luto de su primer marido, según las investigaciones de Hernández. El Mícer era «un jurista muy prestigioso en el siglo XV en València, vicecanciller del rey y maestro racional del reino, una figura que compartía con su hijo Francín, siendo el único caso que se ha dado en la historia», explica Hernández.

Su hermano de madre, Berenguer Martí de Torres (hijo de Úrsula de Aguilar y su segundo marido Berenguer), era de origen segorbí, al igual que Francesc Vicent, autor del considerado primer tratado del ajedrez. «En aquella época, dos altos aristócratas de Segorb que vivían en València debían de tener relación seguro, por lo que Francesc Vicent pudo conocer a Margarita», defiende Pechine.

Una elevada dote

Para contraer matrimonio con el Mícer, Margarita puso una dote de 100.000 sueldos reales de la fortuna de su familia, una elevadísima cantidad para la época, «lo que indica su interés por emparentar con ese linaje». Durante su matrimonio, está documentado que De les Velles gestionaba sus propios asuntos y que cada uno de los cónyuges, por ejemplo, tenía su propia casa, conectada con la del otro a través de una dependencia, cerca de la iglesia de San Martín de València, lo que tampoco era habitual en la época.

Tanto Hernández como Pechine dan por hecho que los Martí de Torres y los García de Aguilar, como otras familias aristócratas y nobiliarias de los siglos de oro valencianos, practicaban el ajedrez porque «se jugaba en todas las casas, especialmente en aquellas en las que también se dedicaban a la literatura y la poesía, como pasa con miembros de estas familias», añaden. De hecho, uno de los hijos del Mícer de su primer matrimonio, Francín García de Aguilar (padre de Jaume que posteriormente hereda y construye el palacio de Alaquàs) era poeta y tiene una obra publicada en el «Cancionero General» de Hernando del Castillo.

Cambio en el codicilo

A la muerte del Mícer, estaba establecido que sus bienes se otorgarían a su hijo mayor, Miquel Jeroni, pero en los últimos momento se produjo un cambio en los codicilos testamentales, de forma que Margarita de les Velles y su cuñado Berenguer, que eran los albaceas, consiguieron que se introdujera la cláusula de que los bienes podían ser vendidos, aunque las ganancias de estas operaciones habían de quedar en la familia. De este modo, el primogénito Miquel Jeroni heredó en 1484 y, cinco años después, Margarita le compró de su dinero el señorío de Alaquàs. Durante su etapa como propietaria y señora de Alaquàs, está documentado que se dedicó a fortalecer este bien, que estaba descuidado.

En ese momento, su posición en la familia García de Aguilar ya era muy fuerte dado que dos años después de su casamiento con el Mícer había unido a su sobrina Caterina con uno de los hijos del primer matrimonio de su marido, el mencionado poeta Francín, para lo que aportó también de dote otros 100.000 sueldos reales.

Margarita de les Velles dejó en su testamento el señorío de Alaquàs a Caterina quien lo aceptó cinco días después del fallecimiento para cederlo, en ese mismo acto, a su hijo Jaume García de Aguilar. Para el investigador Pechine, a toda esta partida de estrategia se suma el jaque mate: la boda del heredero con la hija de Berenguer Martín de Torres (cuñado de Margarita), Isabel Joan. La pareja fue la que llevó el señorío de Alaquàs a lo más alto de su esplendor y construyó tanto el palacio como el convento del Olivar y la iglesia de la Asunción.

«Para mí, la dama es Margarita de les Velles, quien juega de forma magistral una partida para lograr que su alfil, Jaume, sea el heredero final. Es verdad que aún no tenemos un documento que lo pruebe y, por ello, aún es una hipótesis, pero seguiremos buscándolo. Ese documento podría ser el manuscrito de Francesc Vicent», indica Jean Michel Pechine.

El «Vidre de la Bessée»

En esta compleja historia de movimientos, estrategia y coincidencias, Pechine llama la atención también sobre una obra de arte que guarda el museo de la Edad Media de Cluny, el «Vidre de la Bessée», que representa un caballero y una dama jugando una partida de ajedrez. En el suelo aparecen unos azulejos de estilo manisero y modelo «de la redona» que también están en una de las salas nobles del Castell de Alaquàs. Los pavimentos cerámicos del palacio renacentista son uno de los elementos de mayor valor junto con los artesonados que recubren los techos de las dependencias nobles y, aunque este modelo no es exclusivo del monumento, «es una referencia más al origen valenciano del ajedrez».

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