Oriente Próximo

De enemigos a aliados: los equilibrios de Jordania en su relación con Israel

Las fuerzas aéreas del reino hachemita derribaron algunos de los misiles lanzados por Irán contra Israel, despertando la indignación de sus ciudadanos y del régimen de Teherán

La bandera de Jordania vista en el golfo de Aqaba desde el lado israelí del Mar Rojo.

La bandera de Jordania vista en el golfo de Aqaba desde el lado israelí del Mar Rojo. / EFE

Andrea López-Tomàs

La imagen corrió como la pólvora. El rey Abdalá II de Jordania sonreía posando para un retrato militar. Pero esta vez el uniforme no tenía el estampado de camuflaje habitual ni tampoco la bandera jordana roja, verde, blanca y negra con su estrella de siete puntas. La camisa era verde, con el rango escrito en árabe y en hebreo. En su brazo, el rey jordano lucía orgulloso una bandera israelí. La respuesta a esta imagen manipulada fueron miles de retuits, entre reproches e ironías en un país como Jordania donde las críticas al monarca son impensables. Así reaccionaba el Estado vecino de Israel, con gran parte de su población de origen palestino, a lo ocurrido el sábado por la noche. Las fuerzas aéreas de Jordania se convirtieron, de repente, en aliadas del, hasta no hace mucho, enemigo sionista al derribar algunos misiles lanzados por Irán contra territorio israelí. 

Bajo esas capas de humor, había altas dosis de descontento entre la sociedad jordana. Y sigue habiéndolas. Surgieron de inmediato el mismo sábado cuando Irán lanzó 300 misiles y drones hacia suelo israelí como respuesta al atentado contra su consulado en Damasco que mató a 13 personas, entre las cuales había destacados miembros de la Guardia Revolucionaria. Muy pocos de estos artefactos aéreos alcanzaron Israel porque sus aliados, como el Reino Unido y Estados Unidos, ayudaron a derribarlos antes. Entre su grupo de amigos, se contó con un fichaje sorprendente: el reino árabe de Jordania. Para apaciguar las críticas de su ciudadanía, el gobierno de Jordania aclaró el domingo en un comunicado que su acción militar era un acto de autodefensa, no realizado en beneficio de Israel.

Alegó que los drones y misiles “que entraron en nuestro espacio aéreo fueron abordados y confrontados preventivamente sin poner en peligro la seguridad de nuestros ciudadanos y áreas residenciales y pobladas”. Insistió en que el Ejército jordano seguirá defendiendo el país contra cualquier incursión futura de “cualquier parte” en defensa de “la nación, sus ciudadanos y su espacio aéreo y territorio”. Pero este argumento no convenció ni dentro ni fuera de sus fronteras. Irán ha advertido a Jordania que puede convertirse en el “próximo objetivo” si “coopera” con Israel, según dijo la agencia de noticias iraní Fars. El ejército de Irán está “vigilando cuidadosamente los movimientos de Jordania durante el ataque punitivo contra el régimen sionista, y si Jordania interviene, será el próximo objetivo”, informó Fars, citando una “fuente informada” en las fuerzas armadas de Irán, que también le recuerda que se le habían mandado advertencias a Amán antes del ataque.

Socios de EEUU

Teherán también desconfía de los jordanos por su estable alianza con Estados Unidos. A finales del año pasado, Washington respondió a la petición de Amán para colocar misiles antiaéreos Patriot en su territorio con un incremento de la ayuda militar a su histórico aliado en la región. En enero, un grupo iraquí aliado de Irán atacó una base estadounidense en suelo jordano, acabando con la vida de tres militares. Desde el inicio de la guerra contra Gaza, en la que ya han muerto casi 34.000 palestinos, Jordania ha temido quedar atrapada en el fuego cruzado de las grandes potencias en medio de las amenazas constantes a una guerra regional. Durante estos meses, el rey Abdalá II se ha mostrado muy crítico con Israel por la violencia a la que ha sometido a la población palestina.

Por eso, la ayuda brindada el sábado ha sorprendido a todos. Desde la creación del Estado de Israel, Jordania se ha enfrentado en tres guerras abiertas con Israel, en 1948, 1967 y 1973. Además, a finales de los años 60, también libraron una guerra de desgaste antes de firmar un tratado de paz en 1994. A lo largo de estos años, Amán ha recibido a miles de palestinos expulsados de sus hogares por tropas israelíes. Es uno de los pocos países de la región que les ha otorgado la nacionalidad y se calcula que uno de cada cinco ciudadanos es de origen palestino. Incluso su reina, Rania de Jordania, es palestina nacida en Kuwait. En el último medio año, el pueblo jordano se ha volcado en protestas en solidaridad con sus hermanos palestinos, exigiendo la disolución del tratado de paz.

La población jordana ha desafiado las restricciones draconianas a la libertad de expresión y ha salido a la calle para demostrar su oposición a este cambio de rumbo de su gobierno. Las fuerzas de seguridad tratan de contener unas manifestaciones llenas de rabia, con casos de lanzamientos de piedras, incendios provocados y episodios violentos. En ellas, acusan a sus gobernantes y a los de otros países árabes de hipocresía, ya que mientras condenan la campaña israelí contra Gaza, exigen un alto el fuego y dicen apoyar la causa palestina, mantienen sus relaciones con Israel e, incluso, las elevan. Además, al otro lado de la frontera, los medios israelíes están celebrando abiertamente esta estrechez de la alianza con Amán, avivando la ira de los jordanos. En un intento de apaciguarla, los líderes de la monarquía hachemita han endurecido su discurso con Israel. Está por ver si aún están a tiempo.

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