Emilio Nadal: "Ellos son unos héroes, podría haber sido su último partido"

Emilio Nadal, responsable del Área de Patrimonio Histórico en el Levante UD, ha liderado durante más de dos décadas la lucha por el reconocimiento de la Copa de la España Libre

Emilio Nadal, con la Copa de la República.

Emilio Nadal, con la Copa de la República. / J.M.LÓPEZ

Rafa Esteve

El trofeo, sin embargo, cayó en un vacío existencial que Emilio Nadal, Responsable del Área de Patrimonio histórico del club, se encargó de recuperar y de poner en valor. Principal abanderado del reconocimiento de la Copa, la validez procedente de la RFEF inundó al historiador en un mar de recuerdos en el momento de su oficialidad. Sobre todo, por el camino realizado. Un trayecto, lleno de obstáculos, que se inició en el 1998 y que, un cuarto de siglo después, ha merecido la pena. «Fue una sensación rara, al final llevas 25 años trabajando en esto. Pero yo, que soy frío habitualmente, me emocioné», dijo Emilio.

La sensación de ser campeón, indescriptible y emocionante, fue un sentimiento inexistente dentro de las profundidades de un club que, pese a que lo vio inalcanzable, lo vivió aunque no hubiera constancia en el Ciutat de València. No obstante, Ramón Victoria, ex presidente del Levante y la persona de la que más se acordó Emilio el pasado sábado, fue quien, mediante sus sospechas, hizo que a Emilio le picase la curiosidad y conociese un universo desconocido. Unas circunstancias que le impulsaron, de forma desinteresada, a comprobar si su Levante, en el pasado, fue campeón. Y a su vez, a luchar sin descanso por el reconocimiento de una Copa que, hasta en el propio club, era totalmente desconocida.

«Ramón Victoria nos dijo a su sobrino, Quique, y a mí que se rumoreaba que el Levante ganó una Copa. Me llamó mucho la atención pensar que el Levante era campeón de algo, porque mi afiliación empieza en los años setenta y el club estaba en Tercera. Pensarlo era algo refractario, era imposible, pero me reconcomía la conciencia. Por eso, me fui a la hemeroteca. Mi base cultural deportiva era que en esa época no sucedió nada. No obstante, la prensa me hizo ver que los primeros meses fueron una explosión de fútbol. Se hablaba de competición, y la prensa le daba la oficialidad de Copa de España. La editorial de Mundo Deportivo, en el día de la final, fue demoledora. Incluso decía que si esa Copa se olvidaba sería una injusticia. En el año 2000, Ramón, Quique y yo nos pasamos una tarde buscándola en el campo. Estaba en una sala con muchos trofeos de verano. Nos emocionamos cuando la vimos. Nos hicimos fotos levantándola», reconoció.

Sin embargo, Emilio Nadal, cuando rescató el trofeo, nunca se imaginó que su deseo de que se oficializara tendría tantísimas trabas pese a contar con múltiples respaldos. En 2004, Izquierda Unida se interesó, llevó el tema al Congreso y, en 2007, fue reconocida por unanimidad. Pese a ello, la Federación, con Ángel María Villar a la cabeza, se desentendió mediante el CIHEFE y diciendo que no tenían nada que ver. No obstante, las actas de la FIFA conseguidas en 2019 y, sobre todo, la figura de Ricardo Cabot, fueron cruciales para dar un paso al frente, mientras que la aprobación de la Ley de Memoria Histórica de España terminó siendo determinante.

«Nosotros fuimos añadiendo argumentaciones y ellos las revocaron. La Federación decía que no tenía nada que ver, pero nosotros les planteamos una figura clave que era la de Ricardo Cabot, secretario general en aquel momento. Es el que representa a la Federación en el ámbito republicano. Jugamos en un territorio que estaba legalmente legitimado por las urnas, donde por desgracia había una sublevación. En la Copa está detrás, da el visto bueno. Entendemos que esas competiciones se van recreando y organizando sobre la marcha por los condicionantes, pero siempre está. No son espontáneas. La vocación de esa España republicana era mantenerse dentro de la legalidad que marcaba la Federación. Los condicionantes trastocaron toda la planificación de un año normal. Nadie se salía de los cauces y la fidelidad a la Federación era absoluta. Todo acababa en Ricardo Cabot. Después, cuando empezamos el Área de Patrimonio empecé a ponerme en contacto con otras áreas y a preguntar. Nos plantearon las actas de FIFA y el planteamiento cambió. Tenía claro que la Copa existía, pero tenía la sensación de que nos faltaba algún sustento legal», detectó un Emilio que terminó dando con el clavo. «FIFA, en el 37, se da cuenta de que hay una duplicidad de organismos vinculados al fútbol en España. La guerra se recrudece y llega a todas las esferas. Hay una Federación que se constituye en la España franquista y las convocan en el Congreso del 37. No fue un Congreso al uso, de fondo está el Mundial del 38, pero Ricardo Cabot apareció en la ligada a la República. FIFA reconoció la existencia de los federaciones con posibilidad de organizar sus propias competiciones».