La "terrible" agonía de los despoblados moriscos de la Marina Alta

El arqueólogo Josep Gisbert lamenta la falta de interés por salvar las casas y mostrarlas como fueron realmente y no transformadas en corrales

Fachadas del despoblado de Els Benialins, en la Vall d'Alcalà

Fachadas del despoblado de Els Benialins, en la Vall d'Alcalà / Josep A. Gisbert

Alfons Padilla

Alfons Padilla

La declaración de BIC (Bien de Interés Cultural) fue «un balón de oxígeno», pero no basta. El arqueólogo Josep A. Gisbert Santonja, investigador de los despoblados moriscos, lamenta la falta de proyectos para salvar este patrimonio y para restaurar los «auténticos» llogarets de los mudéjares y moriscos valencianos. Señala que la protección de BIC evitó que algún propietario derribara estas construcciones o que una carretera les pasara por encima (el asfalto, de hecho, roza una de las casas del despoblado de la Carriola, en la Vall d’Ebo). Luego se colocaron paneles para que el turismo cultural conociera los despoblados. Pero esos vestigios están transformados. La expulsión de los moriscos en 1609 condenó sus casas a un uso marginal: se convirtieron en corrales y establos. Y eso es lo que ven ahora quienes se acercan a este patrimonio.

Un arco con las dovelas en precario equilibrio; estas estructuras corren peligro de desmoronarse

Un arco con las dovelas en precario equilibrio; estas estructuras corren peligro de desmoronarse / Josep A. Gisbert

«Las familias moriscas no vivían en casas con arquitecturas diseñadas y construidas para el ganado», advierte el arqueólogo, que señala que «espanta» que ahora los turistas piensen que estas estructuras alteradas y deterioradas fueron las viviendas de aquellos antiguos valencianos.

Lo más duro y sangrante es que no se ha diseñado ninguna línea de financiación para frenar los procesos de destrucción"

El experto califica de «terrible» la realidad actual de los despoblados. «Lo más duro y sangrante es que desde 2010 (fue cuando se inició el expediente de BIC) no se ha diseñado ninguna línea de financiación para frenar los procesos de destrucción ni revertir las patologías que sufren estos bienes». Gisbert afirma que urge restaurar las arquitecturas moriscas. Lamenta que el único interés ha sido el de atraer al turismo y no el salvar este patrimonio y recuperarlo con fidelidad y rigor histórico.

El despoblado de l'Atzuvieta, en la Vall d'Alcalà

El despoblado de l'Atzuvieta, en la Vall d'Alcalà / Josep A. Gisbert

90.000 euros que se fueron al limbo

El proyecto de recuperación de l’Atzuvieta, que figuraba en los presupuestos participativos del Consell del Botànic y estaba dotado con 90.000 euros (cantidad para comprar estos terrenos, que son privados, e iniciar la restauración de las estructuras), se ha ido al limbo. Significaba muchas cosas. Ese despoblado morisco de la Vall d’Alcalà (está a un paso de Alcalà de la Jovada) estaba llamado a abrir un futuro de oportunidades para la Marina Alta y la Comunitat Valenciana vaciada. La cultura y la historia se convertían en motor de desarrollo de un territorio golpeado también hoy por la despoblación.

La herencia de las "microhuertas" en el nacimiento del río Girona

Gisbert advierte de que el actual abandono provocará que el deterioro de los vestigios del pasado morisco sea irreversible. Señala que al menos sobrevivirá el paisaje de «microhuertas» del nacimiento del río Girona, en la Vall d’Alcalà, paisaje que es también una herencia que dejaron aquellos valencianos a los que se arrancó cruelmente de su tierra y de sus casas.

Las ruinas del castillo de Alcalà o de Benissili

Las ruinas del castillo de Alcalà o de Benissili / Josep A. Gisbert