Otra maravilla oculta en el Montgó

Los dos arcos superpuestos llaman la atención en este corral del siglo XVII que evoca la desaparecida actividad ganadera

Los dos arcos superpuestos, 
el de arriba medio
cegado, recuerdan los
arcos de entibo.  a.padilla

Los dos arcos superpuestos, el de arriba medio cegado, recuerdan los arcos de entibo. a.padilla / alfons padilla. jesús pobre

Alfons Padilla

Alfons Padilla

Esos dos arcos rebajados y superpuestos recuerdan los arcos de entibo de la mezquita de Córdoba. El de arriba está parcialmente cegado. Sorprende la elegancia de esta arquitectura rural, de piedra y humilde que se oculta en el Montgó. El parque natural es también un parque cultural. Ocultas en las densas pinadas sobreviven las ruinas de «casups», «forns de calç», corrales, pozos y cisternas, vestigios todos de la desaparecida actividad agrícola y ganadera en esta montaña.

Otra maravilla oculta en el Montgó

Otra maravilla oculta en el Montgó / alfons padilla. jesús pobre

Los dos arcos pertenecen a un gran corral que está en la ladera del Montgó de Jesús Pobre. Siguen en pie potentes tramos de muros. Esta construcción es del siglo XVII. Es bastante grande. Remite a una tradición de pastoreo que tuvo gran importancia en la Marina Alta. La trashumancia de cabras y ovejas ha quedado «fosilizada» en los topónimos. Todos esos caminos que se llaman «assagador» (azagador) fueron pasos históricos de ganado.

Ante esta ruina pasan muchos excursionistas. Un pequeño letrero indica que esos muros que sobreviven pertenecen a los «corrals del Montgó». Todavía se ven los agujeros en los que se encastraron las vigas de madera. El corral tenía dos alturas. Abajo se guardaba el rebaño y, arriba, dormían los pastores, que entraban a esa estancia superior por el arco que ahora está medio cegado. Subían con una escalera de madera.

También en el Montgó, pero en el término de Xàbia, están las ruinas de otro gran corral, el del Tio Gorra, que abrazaba unos 240 metros cuadrados.

Estas construcciones evocan una montaña de labradores y pastores en la que los bancales con muros de «pedra seca» no se los habían tragado las pinadas y los espesos matorrales. Los jardines de chalés que se han construido junto al linde del Montgó han provocado la expansión de especies alóctonas de rápido crecimiento que todavía hacen más impenetrable la vegetación.

Ahora empiezan surgir en la Marina Alta experiencias de recuperación del pastoreo como la del rebaño de 150 cabras que se ha introducido en la Muntanyeta de El Verger. Los animales reducen de forma sostenible la espesura. Es la mejor estrategia para evitar incendios forestales. No es, eso sí, una fórmula nueva. Ahí están las ruinas de los corrales. La ganadería extensiva ayuda a la gestión sostenible de las montañas.