El enoturismo es una de las formas de turismo que más han crecido en los últimos años. En España, antes de la pandemia se registraron más de 3 millones de visitantes en las bodegas y museos del vino españolas. Sin embargo, pocas bodegas han sabido mimetizar el mundo del vino a través del enoturismo, explorando nuestro lado más informal. 

En este sentido, la de Bodegas Arráez es una propuesta que explora el lado más “canalla” de aquellos que buscan vivir una inmersión vinícola íntegra y alejada de los encorsetados formatos de las visitas más tradicionales

La visita gira en torno a su nueva bodega, ubicada en el paraje Císcar y a pocos metros del casco urbano de La Font de la Figuera, inaugurada hace algo más de dos años. El diseño de las instalaciones y la distribución de los espacios ha sido supervisada por el enólogo Toni Arráez, que ha buscado en todo momento generar espacios amplios y diáfanos para optimizar los trabajos de bodega y adecuar cada estancia para que la visita resulte didáctica y entretenida.

Una visita ‘slowine’

A pesar de su imagen dinámica y desenfadada, en la nueva bodega de Arráez el tiempo parece detenerse. La experiencia se basa en la filosofía “slowine”, por lo que los visitantes pueden disfrutar de una jornada plena de emociones y sensaciones de manera pausada disfrutando a cada paso, a cada trago de vino, de esa forma de vivir el enoturismo que sólo se puede palpar en Bodegas Arráez

La visita tiene una duración aproximada de una hora y media, aunque suele prolongarse más, sobre todo una vez que los visitantes llegan a la parte final en la sala de cata y la terraza con piscina y se disponen a disfrutar de sus vinos. 

La visita gira en torno a su nueva bodega, ubicada en La Font de la Figuera. ED

La aventura comienza revisando el exterior de las nuevas instalaciones, donde el equipo de la bodega explica sus particularidades arquitectónicas, cuyo entramado simula desde el cielo la figura de una botella. Las fachadas son del mismo color de la tierra que la rodea, integrándose al paisaje como un camaleón. 

Una vez dentro de bodega, el recorrido se inicia en la zona de recepción de la uva, donde se explican los procesos de selección de racimos y uvas. De ahí, el visitante atraviesa la zona de depósitos, un espacio interior de iluminación natural en el que los depósitos de vinificación han sido decorados con obras hechas por el artista valenciano Eduardo Bermejo.

El siguiente punto de la visita se encuentra a tres metros bajo tierra, en un espacio diáfano de luz tenue y temperatura y humedad constante donde descansan los vinos más expresivos: aquellos que reflejan no solo las cualidades del terruño y la zona, sino también las características de algunas de las variedades de uva autóctonas con las que trabaja Toni Arráez y su equipo de enólogos para producir sus vinos más personales. 

Tras visitar la planta de embotellado, el recorrido finaliza en la sala de catas y la terraza anexa. En ella, los visitantes tienen la oportunidad de catar tres de los vinos de Bodegas Arráez, acompañados por una selección de embutidos locales que armonizan a la perfección con estos vinos. Mientras, los visitantes pueden disfrutar de la música ambiental y las vistas que ofrece este espacio, pensado para que los visitantes puedan degustar con toda comodidad los vinos de una de las bodegas que más y mejor ha evolucionado en los últimos años, consolidando un proyecto accesible para todo aquel que quiera disfrutar el mundo del vino sin complejos.

Experiencias personalizadas

Dentro de su proyecto de enoturismo, Bodegas Arráez también plantea diferentes experiencias personalizadas, como la posibilidad de hacer tu propio vino o contemplar los paisajes de viñedos de Terres dels Alforins desde las alturas subidos a un globo aerostático. 

Se trata de una serie de actividades pensadas para realizar en grupos reducidos y disfrutar de una jornada inolvidable que, en cualquiera de los casos, culmina con una cata maridada con los mejores vinos que elabora Toni Arráez y su equipo.

Bodegas Arráez propone diferentes actividades para realizar en grupos reducidos. ED

Para poder formalizar las reservas de cualquiera de estas experiencias enoturísticas, la bodega cuenta con una página web en la que se desglosa al detalle todo lo que proponen para estas para próximas semanas, permitiendo la posibilidad de confirmar reservas de plazas y solicitar presupuesto para las experiencias más personalizadas. 

Por último, la visita a Bodegas Arráez finaliza con el regalo de una botella de vino y una copa personalizada para que el recuerdo de estas actividades perdure más si cabe en el tiempo.