Un Madrid muy poco constitucional

El catedrático de Derecho Constitucional Carlos Flores Juberias comparece en Corts en 2015

El catedrático de Derecho Constitucional Carlos Flores Juberias comparece en Corts en 2015 / Inma Caballer/Corts

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

El equipo de España juega sin españoles en la Cerámica y no se rompe ídem. Por primera vez en sus 121 años de historia, el Real Madrid alinea once jugadores nacidos fuera de la madre patria para jugar con el Villarreal y nadie se rasga las vestiduras. La justicia poética fue su derrota y el gran partidazo groguet, con Parejo y Gerard Moreno en plan espectacular. En cambio, los que siempre acusan al Gobierno de pactar con ERC y Bildu sigue callados ante la afrenta que permitió Florentino Pérez, no sé si por complicidad o vergüenza torera. Con lo fácil que hubiera sido satirizar con que el único equipo cien por cien español es el Athletic Club, muy próximo al PNV, o que el Barcelona es la base de la selección española desde hace años. Pero como la ironía es el humor de las personas inteligentes, los actores públicos siempre están enfadados, que parece ser el primer síntoma de mediocridad, mientras los madridistas siguen dando lecciones de patriotismo pese a esa legión extranjera por primera vez en 4.436 partidos oficiales.

Me pasa como al magistrado Joaquim Bosch, cuando oigo pronunciar la enfática patria, enseguida escondo la cartera. Su libro La patria en la cartera resulta un auténtico tratado sobre las singularidades de la corrupción en nombre de la identidad, un sacrosanto concepto que sirve igual para un roto y un descosido. Los máximos defensores de la Constitución también son los primeros en saltársela. Ahora que Carlos Flores ha vuelto a la palestra, recuerdo cuando repartía la revista de Fuerza Nueva por el patio de San Pedro Pascual, o cuando lideraba Alternativa Universitaria junto con Juan García Sentandreu. Flores, que era, y es, más listo que su antiguo camarada ejerce de catedrático de Derecho Constitucional en la UV y como siempre he sido un gran defensor de las segundas, terceras y cuartas oportunidades, me pareció que con la edad, sus clases, sus artículos y la cercanía al PP había entrado en el universo de la derecha liberal. Aunque lo más grave no es que vuelva a los orígenes, a la ultraderecha, sino que no ha realizado propósito de enmienda tras salir de nuevo a pasear su condena en 2002 por «violencia psíquica» contra su exmujer, un delito que habría sido enmarcado como «de género» a partir de la entrada en vigor de la nueva ley de 2004. Ha perdido una ocasión única para ponerse de ejemplo como maltratador psíquico machista rehabilitado.

Flores comparte departamento con el exvicepresidente Rubén Martínez Dalmau y con Roberto Viciano, el que cuando nadie conocía aún a Pablo Iglesias, ya lo paseaba por València. Esos despachos de Derecho en Tarongers dan para mucho, desde el documento fundacional de Podemos, al próximo candidato de Vox a la Generalitat, y mucho antes a Vicent Franch, uno de los fundadores del PNPV, que fue siempre más fusterià que izquierdista y que luego aventuró con Rafael Blasco una fracasada Convergència a la valenciana. Sin duda hemos menospreciado el juego interior del departamento de Constitucional con una mezcla de jacobinos, federalistas, populistas, socialdemócratas, liberales, conservadores e incluso alguna adjuntaría con pasado independentista. Eso sí, todos del terreno, bien equipados con la camiseta de la UV y supongo que con mayoría antimadrisdista confesa.

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