tribuna

Fichado como narco por el Pentágono e invitado por la Universidad de la Paz

Fichado como narco por el Pentágono e invitado por la Universidad de la Paz

Fichado como narco por el Pentágono e invitado por la Universidad de la Paz / Paco Simón

Paco Simón

Paco Simón

Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia, acusado reiteradamente de estar implicado en masacres, fichado como narcotraficante por el Pentágono en 1991 y denunciado por espiar a ONG valencianas, dio una charla en València hace unos días invitado por la Universidad para la Paz de las Naciones Unidas. El hombre que más bloqueó el proceso de paz en Colombia inauguró el foro como experto en «resolución pacífica de conflictos» sin que nadie se avergonzara. Los responsables del evento deberían excusarse ante los miles de víctimas de la violencia generalizada y sistemática ejercida por agentes estatales y paraestatales durante los más de 30 años que Uribe desempeño cargos públicos. A continuación se resumen las acusaciones más graves.

El «muchacho bendito de Escobar». Entre 1980 y 1982, Uribe fue director de Aeronáutica Civil, puesto desde el que, según varios testimonios, ayudó al cartel de Medellín. Virginia Vallejo, ex presentadora de televisión y ex amante de Pablo Escobar, recoge en su libro Amando a Pablo. Odiando a Escobar las razones por las que el Patrón «idolatraba» a Uribe: «–Mi negocio y el de mis socios es el transporte, a cinco mil dólares por kilo asegurado (…) y está construido sobre una sola base: las pistas de aterrizaje y los aviones y helicópteros. Ese muchacho bendito (…) nos concedió docenas de licencias para las primeras y centenares para los segundos».

Fichado por el Pentágono. El 2/8/04, National Security Archive, una prestigiosa organización que ha logrado la desclasificación de documentos claves para conocer la implicación de distintos gobiernos estadounidenses y otros en graves violaciones a los derechos humanos, difundió un informe del Pentágono de 1991 que señala a Uribe como narcotraficante: «82. Álvaro Uribe Vélez.– Un político colombiano y senador dedicado a colaborar con el cartel de Medellín a altos niveles gubernamentales. Uribe ha sido vinculado a negocios relacionados con drogas en Estados Unidos. Su padre fue asesinado en Colombia debido a sus conexiones con los traficantes de drogas. Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y es amigo personal cercano de Pablo Escobar Gaviria».

Creación de grupos paramilitares. El congresista Iván Cepeda entrevistó a varios paramilitares en las cárceles y, fundamentándose en las «gravísimas acusaciones» que hicieron contra Uribe, formuló una denuncia ante la Fiscalía. En una finca de la familia Uribe se asesinó a dos personas acusadas de financiar a la guerrilla y se instalaron 40 paramilitares que «de ahí salían, por las noches, a matar gente», según declaró el preso Luis Serna ante Fiscalía; Serna aseguró que el jefe del grupo paramilitar ordenó llevar a dos muchachos «al patrón Álvaro Uribe (…) y nunca se volvió a saber de ellos». Serna fue desaparecido en 2004.

Implicación en masacre. El 25/10/97, unos 200 paramilitares llegaron a la localidad de El Aro y durante una semana torturaron y asesinaron a 17 personas. Al tendero le rajaron el abdomen y lo dejaron a la vista de todos para que no siguieran «colaborándole a la guerrilla». Francisco Villalba, uno de los asesinos, se entregó poco después y fue condenado a 33 años. Villalba confesó que mandos paramilitares y «Alvaro Uribe y Santiago Uribe» prepararon la masacre; una vez ejecutada, Uribe «nos felicitó y todo (…) Supe que era Álvaro Uribe porque él se presentó, habló con nosotros y dijo que la operación había sido un éxito», según consta en el libro El Clan de los Doce Apóstoles. Villalba fue asesinado el 23/4/09.

«Falsos positivos». Durante la Presidencia de Uribe se documentaron 3.512 ejecuciones extrajudiciales cometidas por la Fuerza Pública. Desde el inicio de su Gobierno se daban partes de guerra ilustrados con filas de cadáveres de «guerrilleros dados de baja» considerados «resultados positivos». Al mismo tiempo, se denunciaba que muchos de los supuestos muertos en combate eran civiles a quienes buscaban sus familiares. Philip Alston, relator de Naciones Unidas sobre ejecuciones extrajudiciales, comprobó en su visita a Colombia en 2009 que los falsos positivos eran realmente asesinatos «a sangre fría y premeditados de civiles inocentes», provocados por la «presión para mostrar resultados» y las recompensas e incentivos, e involucraban a muchas unidades militares. La «presión» fue constante por parte del Presidente, quien llegó a decirles a los generales que «si no eran capaces de asumir su responsabilidad debían renunciar». Esta exigencia se transmitió a través de la cadena de mando: «Nos dijo mi coronel, cada comandante me debe responder por un muerto en combate cada mes».

«Empresa criminal». El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), servicio de inteligencia adscrito a la Presidencia, se convirtió en el mandato de Uribe «en una empresa criminal cuya dirección estaba en la Casa de Nariño (Presidencia)», afirmó el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla, en 2010. El DAS estableció un plan de «guerra política»” para «defender la Democracia y la Nación y crear condiciones sobre las consecuencias de un sistema comunista», según el informe de la Fiscalía sobre el DAS. Los enemigos fueron defensores/as de derechos humanos, políticos, líderes/as sociales, periodistas, magistrados/as, etc., tanto dentro como fuera de Colombia. El DAS interceptó sus comunicaciones y se infiltró en su entorno. Les amenazaban a través de llamadas y anónimos anunciando su entierro. Hubo actividades de inteligencia en España, Bélgica, Italia, Suiza y Suecia para «neutralizar las acciones desestabilizadoras de las ONG» mediante su «desprestigio» y la «guerra jurídica». En València, un agente espió a la Coordinación Valenciana de Solidaridad con Colombia. La entonces diputada valenciana Isaura Navarro fue espiada en Colombia en un encuentro de organizaciones de derechos humanos.

Los obstáculos políticos y jurídicos existentes en Colombia para perseguir estas conductas, especialmente si los acusados han sido altos cargos del Estado, y la desaparición o asesinato de testigos han ocasionado que Uribe nunca haya sido condenado penalmente. Pero al menos debería haber una condena moral internacional que impidiera intentos de blanquear su pasado como el evento organizado por la Universidad para la Paz. (Más información, https://colectivosurcacarica.files.wordpress.com/2013/11/cricc81menes-contra-la-humanidad-en-colombia-elementos-para-implicar-al-ex-presidente-acc81lvaro-uribe.pdf)