TRIBUNA

Es de bien nacidos ser agradecidos

Fernando Giner

Fernando Giner

No puedo estar más de acuerdo con la sabiduría que se otorga al refranero español y a él apelo para afear tanto al alcalde de Valencia, Joan Ribó, como a la vicealcaldesa, Sandra Gómez, que no hayan salido en defensa del empresario valenciano Juan Roig tras el injusto calificativo como «capitalista despiadado» con el que le han obsequiado Ione Belarra y Podemos. No es mi intención politizar en este asunto, pero, como vecino de València, me ha dolido un ataque a quien tanto está haciendo por la ciudad a través de su labor empresarial, social y de mecenazgo. Y como miembro de la corporación, me ha disgustado especialmente el silencio de nuestros principales mandatarios en el Ayuntamiento ante dicho ataque, porque ese silencio suena más como un no querer reconocerle desde la primera institución de la ciudad todo ese mérito.

Siempre que se le ha preguntado a Juan Roig al respecto ha respondido que es su forma de devolver a la sociedad parte de lo que ha recibido de ésta. Y en ese ámbito, les recuerdo a Ribó y a Gómez que la ciudad de València ha sido la gran beneficiada. Más allá de Mercadona, en el terreno empresarial le debemos la revitalización de La Marina, donde la escuela de negocios Edem, el proyecto Lanzadera y el fondo Angels Capital con su Marina de Empresas están siendo polo de atracción de talento, de innovación y de inversión, convirtiendo este gran espacio marítimo de la ciudad en el más emergente en los últimos años. En el ámbito social, la Fundación Trinidad Alfonso, que él preside, articula a través del deporte la’cultura del esfuerzo’ entre miles de niños y jóvenes valencianos en colegios y clubes deportivos en una labor silenciosa desde hace años. Mientras que en su cara más visible, esta apuesta por el deporte en la ciudad de València la disfrutamos todos los demás con el Valencia Basquet, al que llevó a la liga ACB y a las principales competiciones europeas; o con el Maratón de València, que en pocos años se ha convertido en una prueba referente internacional. Una apuesta por el deporte que culminará pronto con el futuro pabellón Arena que está construyendo.

Y en el cultural, a la Fundación Hortensia Herrero, de la que es vicepresidente y su mujer presidenta, debemos los valencianos las restauraciones de la Iglesia de San Nicolás, el Colegio del Arte Mayor de la Seda y, en estos momentos, las de la Iglesia de los Santos Juanes o el Palacio de los Valeriola. Todos joyas de la arquitectura y el patrimonio cultural de la ciudad. Y todo ello desde una esfera absolutamente privada, pues cada año son millones de euros los que Juan Roig destina a la ciudad de Valencia de su patrimonio familiar.

Todo lo descrito es un balance rápido y resumido de su compromiso con València, lo que le ha valido ser merecedor del título de Hijo Predilecto de la ciudad desde 2014. Por ello, les propongo al alcalde y a la vicealcaldesa un gesto de reconocimiento y defensa en favor del empresario Juan Roig y de todos los empresarios valencianos.