Desprestigio reputacional

Imagen de la rueda de prensa de Aurelio Martinez en 2014 para comunicar la venta del Valencia CF a Peter Lim con la presencia de Amadeo Salvo

Imagen de la rueda de prensa de Aurelio Martinez en 2014 para comunicar la venta del Valencia CF a Peter Lim con la presencia de Amadeo Salvo / Germán Caballero

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Llegados a estas alturas del partido, donde el Valencia se ha convertido en una pieza más de un entramado financiero con sede en Singapur y donde su presidenta lleva la gestión de otras muchas empresas junto con Mestalla, pero donde todo debe pasar por el filtro de Meriton, es la hora de confirmar que esta ofensa contó con colaboradores necesarios desde aquí. Sin ellos hubiera sido imposible que una de las peores ofertas para adquirir la mayoría del paquete accionarial se hiciera con el control del club.

Aurelio Martínez y Amadeo Salvo, imprudentes de naturaleza, nunca se hubieran atrevido a tanto sin la complicidad de Ayuntamiento y Generalitat, donde los que mandaban en 2014 han vuelto. Este dato es sustancial. Está registrada la reunión secreta entre Aurelio Martínez y el entonces conseller de Hacienda Juan Carlos Moragues antes de iniciarse el accidentado proceso de venta del club, o como el exconsejero Salvador Martínez, un economista especializado en auditorias, exalumno del propio presidente de aquella Fundación y amigo de Salvo, forzó en exceso la máquina a favor de Meriton.

Salvador Martínez fue el ariete de Peter Lim en la comisión que avaluó las ofertas de compra. Fue especialmente agresivo contra las dos ofertas que amenazaban a Meriton. Representantes de Wanda y Cerberus Capital recuerdan aún las malas maneras, con preguntas fueran del ámbito económico, que empleó para decantar el proceso a Peter Lim.

Resulta sospechosa la vuelta casi diez años después de algunos de aquellos protagonistas en aquel tongo de proceso de venta al primer plano y con influencia directa en la alcaldesa María José Catalá para el que debe ser el nuevo convenio para terminar el estadio.

Peter Lim, en Mestalla.

Peter Lim, en Mestalla. / Levante-EMV

El balón ya no está en el área de Peter Lim, que anda desesperado para vender a precio fuera de mercado sus acciones, lo que está en disputa es el negocio del Nou Mestalla, su finalización y posterior comercialización. Una urgencia para el equipo de Catalá, no solo por una hipotética subsede de ese Mundial 2030 que parece un festival de la OTI, sino por resolver la peor estampa de una ciudad que se quiere proyectar más y mejor.

Las ruinas del estadio nuevo no pueden perpetuarse. O se acaban las obras o se demuele lo que hay. Aunque cada vez hay más partidarios de lo segundo, vamos a asistir a una campaña feroz de los que propugnan lo primero, por interés, como siempre.

La segunda entrega de la investigación periodística de SUPER, tras los determinantes audios de Anhil Murthy, demuestra que Peter Lim, Layhoon Chan y sus colaboradores necesarios están en el Valencia como una parte de todo un holding de ingeniería financiera muy poco transparente.

El futuro de la entidad de Mestalla continua lleno de nubarrones, pero ninguno de aquellos actores principales, tampoco los secundarios, ni los que reaparecen en esta temporada final, han pedido perdón, porque igual no fueron engañados, sino que siguieron ese plan previsto que ha dejado al Valencia en la intranscendencia deportiva, sumido en una eterna crisis financiera y con una hipoteca reputacional con intereses abusivos y una amortización imposible para muchos años. 

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