Ágora

Construyendo un Mundo de Igualdad

Ana María Fuertes

Ana María Fuertes

«Yamila es una muchacha afgana de 16 años. La conocí el año pasado en la cárcel de mujeres de Kabul, donde muchas de las reclusas están acusadas de adulterio, de escapar de maridos brutales o de querer casarse con un hombre elegido por ellas. Se la habían llevado, secuestrada, de su casa, en Kunduz, hacía un año, y la habían obligado a casarse, maltratado y violado…. Pero, a pesar de todo, los ojos de Yamila brillaban de esperanza cuando me dijo que algún día saldría de la cárcel, se casaría con un hombre al que quisiera y viviría en libertad». Irene Khan, en «No más violencia contra las mujeres» de Amnistía Internacional.

Este párrafo nos permite explicar por qué el 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, las razones para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mismas en todo el mundo y sensibilizar a gobiernos, organizaciones internacionales y ONGs a coordinar actividades que refuercen la conciencia pública y reclamen soluciones para su erradicación. Esta fecha, establecida en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en 1981 y aprobada por la ONU en su Asamblea del año 2000, recuerda el brutal asesinato en 1960 de las hermanas Mirabal, ordenado por Leónidas Trujillo, presidente entonces de República Dominicana.

La forma más común de violencia experimentada por las mujeres a nivel mundial es la violencia física, aunque, según la ONU, entre las formas cotidianas de violencia contra las mujeres se encuentran también el tráfico de mujeres, la mutilación genital femenina, el asesinato por causa de la dote, el «homicidio por honor» y la violencia sexual en los conflictos. Todas estas formas de violencia constituyen un serio problema estructural a nivel global, con un marcado perfil, porque estamos hablando de seres humanos que ven coartados su libertad y sus derechos. Según Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, «los DDHH de las mujeres, incluidos los referentes a la seguridad, la dignidad, la igualdad y la justicia, son principios fundamentales del derecho internacional. El liderazgo y la seguridad de las mujeres, en toda su diversidad, desempeñan un papel vital en el progreso económico, el bienestar de las comunidades, la salud y la educación de las niñas y los niños. Todas y todos nos beneficiamos cuando se defienden los derechos humanos de las mujeres, y todas y todos sufrimos cuando se abusa de esos derechos».

La violencia contra las mujeres se puede prevenir, a través de la educación y condenas adecuadas hacia los agresores y, sobre todo, mediante políticas públicas que permitan la transformación de las reglas sociales y el papel que juegan las mujeres en la sociedad. Existen obligaciones concretas de los Estados para prevenir la violencia, para tratar sus causas, así como para investigar, enjuiciar y castigar a los violentos. Sin embargo, a pesar de que los últimos años se han intensificado esfuerzos para prevenir y reducir la violencia contra las mujeres, las cifras nos indican que queda mucho camino por recorrer y por hacer y que, en esta tarea, es necesaria la implicación de toda la sociedad civil. ¿De qué forma? Ayudando, concienciando, sensibilizando y participando de manera activa en su erradicación.

Fundación por la Justicia lleva 29 años centrando sus esfuerzos en sensibilizar a la sociedad ante las injusticias y la vulneración de DDHH, sobre todo de las mujeres, habiendo llevado a cabo diversos proyectos, como el desarrollado en Etiopía para la reducción de las prácticas tradicionales dañinas -por el cual se evitó que un millón setecientas mil mujeres fueran víctimas de la mutilación genital-. O el ejecutado en Paraguay -focalizado en el asesoramiento y acompañamiento a las niñas y adolescentes en riesgo de explotación sexual-. O la iniciativa de codesarrollo proyectada en Senegal -para generar medios económicos en mujeres en riesgo de exclusión social en el entorno de Dakar-.

Estos y otros propósitos son los que nos permiten mantener un hilo de esperanza en la consecución de la igualdad de oportunidades entre las personas y su sostenibilidad de una generación a la siguiente y, por eso, desde estas líneas animamos a toda la sociedad a participar en aquellas acciones organizadas desde diferentes organismos con ocasión de la celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, como una muestra de empatía con todas las Yamila que ansían vivir en libertad defendiendo los DDHH de las mujeres.

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