El Benidorm Fest o el Macondo eurofán

El festival vive encerrado en su burbuja de seguidores sin que RTVE trabaje por ampliar su segmento de público

Nebulossa sobre el escenario del Benidorm Fest 2024.

Nebulossa sobre el escenario del Benidorm Fest 2024. / RTVE

Lluís Pérez

Lluís Pérez

Hace unos meses, me sumergí por tercera vez en las páginas de la maravillosa e hipnótica historia de la familia Buendía; la de García Márquez, la de las locuras de José Arcadio, la imperdurabilidad de Úrsula y los desquicios de sus descendientes. Una historia que discurre en paralelo a la creación, auge, declive y desaparición de Macondo; ajena a los avances de la sociedad, a las vicisitudes del mundo a su alrededor más allá de la guerra y valorada sólo por los Buendía y sus conciudadanos. Una ciudad existente únicamente dentro de su propia burbuja.

A estas alturas se estarán preguntando, ¿pero no venía a hablarnos del Benidorm Fest? Efectivamente. Ahora entenderán por qué. Rumiando estos días sobre el festival, descarté la idea de hacer pronósticos sobre el resultado en Eurovisión (hace un año fallé estrepitosamente), y he estado reflexionado sobre la deriva del festival desde su primera edición, cuando consiguió trascender entre el gran público. Anoche, como en las semifinales, el aforo del Palau de l'Illa estaba conformado principalmente por hombres, con edades superiores a 30 años, y la mayoría pertenecientes a la comunidad LGTBIQ. No me malinterpreten. No es una crítica, al contrario, quien escribe forma parte de esa misma comunidad que sigue el Benidorm Fest y Eurovisión desde hace años.

Vista del público en una de la semifinales del Benidorm Fest 2024.

Vista del público en una de la semifinales del Benidorm Fest 2024. / INF

Alejarse de la marca eurovisiva

Escribo con el desánimo de que el Benidorm Fest se mantenga dentro de este segmento de público, su propio Macondo, y que no interese más allá, cuando su primera edición o el éxito comercial de Nochentera han demostrado el potencial para lo contrario. La única responsable de esto es Televisión Española, quien parece conformarse con dirigirse al público con el que ya cuenta. La muestra está en su estrategia de seguir ligando el festival alicantino con la marca de Eurovisión: en el guion de sus galas, con infinitas referencias eurovisivas, con el jurado alegando que votará la propuesta "más eurovisiva", con su comunicación en las redes sociales o restringiendo el acceso a los medios generalistas.

Es entendible que, en su primera edición, se apoyara en la marca eurovisiva; al final es el método de elección del representante español, pero el funcionamiento de la edición del 2022 demostró que el Benidorm Fest tiene ingredientes suficientes para ser el festival de la música española. Pero, para ello, la televisión pública debe querer seguir esta estrategia y, por el momento, ha decidido emprender el camino contrario. Y eso puede provocar el fin del festival en el medio plazo -un auge y declive más acelerado que el de Macondo- porque, por ejemplo, por qué va a financiar la Generalitat Valenciana con 1,5 millones de euros si el público es siempre el mismo. Quedan aún dos ediciones de las cinco firmadas inicialmente; hay tiempo.

Las posibilidades del ganador

En cuanto al resultado, ganó Nebulossa. Es una buena canción con posibilidades, siempre que se replanteen la escenografía porque algo no termina de funcionar cuando cantas al feminismo y lo conviertes en puro cliché. En este sentido, el Benidorm Fest ha retrocedido a nivel técnico, con una edición en la que no ha habido ningún paquete sobresaliente, como el de Blanca Paloma, listo para emitirse en televisión al día siguiente.

Blanca Paloma en Eurovisión.

Blanca Paloma en Eurovisión. / L-EMV

Este año, las mejores canciones no han acabado de funcionar por televisión -por realización en St. Pedro, escenografía en Nebulossa o directo en Almácor- y las bien planteadas televisivamente hablando, las de Angy y María Peláe, eran canciones menos solventes en una competición como Eurovisión. Al menos, mantendremos la euforia y no soñaremos con ganar como el año pasado. Así todo lo que venga, será positivo. Si no viviremos en el bucle infinito de malos resultados en Eurovisión. Igual que los Buendía y su fantasioso Macondo. Si nunca lo leyeron, se lo recomiendo encarecidamente.