Opinión

El magnetismo del sueldo oficial

Paradójicamente en las pasadas celebraciones de Fallas el departamento que básicamente tendría que defender el Bienestar Animal, tal como especifica su homónimo epígrafe de Consellería, ha “autorizado la celebración del “bou embolat” en el corazón de València, en la misma plaza de toros” ¿Para qué tantos despachos y asesorías punching ball (balón de boxeo) si la violencia y crueldad se instala por encima de toda lógica? Tanto con “A” como con “B” en el poder, el pueblo viene soportando machaconas estrategias de inmovilismo socio cultural donde trolear y financiar actividades sectarias que se meten a presión alimentando el decrépito negocio de un españolismo de tienda de suvenires ¿Cuántos megabytes del ordenador cerebral y megahercios de velocidad cognitiva se han apolillado con el adoctrinamiento en el miedo a cualquier avance? ¿Qué estándares de formación e inteligencia emocional se manejan para dotar a alguien con la potestad de consentir la violencia acreditándola a ultranza? “Es sabido que la “vida” quiere vivir siempre a pesar de todo”, esgrimió el que fue profesor universitario de Derecho Penal Antonio Viader Vives quien, en su prolífica y diversa obra, cuenta con una pequeña novela gráfica cuyo título es de máxima actualidad: “El salario de los truhanes”. ¿Para cuándo un sumario fiscalizador de la tauromaquia? Víctimas de sus propias palabras y deseos muchos “muebles” de plantillas políticas soportan, como el mitológico Atlas, un pesado mundo de confabulaciones a su espalda impuesto por la cúpula olimpíaca de cada organización, firmando todo lo que se le ponga sobre la mesa como paradigma del cargo e ignorando, como en el caso de la tauromaquia, la voluntad de la gran mayoría de la población que se declara abiertamente contraria y en menor número indiferente. ¿Cuántas complicidades secretas esconde la tauromaquia? Rodríguez Ibarra, ex presidente socialista de la Junta de Extremadura, le dijo al jurista Garzón socarronamente: “-¿Y tú qué hace aquí? ¿Qué haces metido en esto?”. “-Ya lo ves. Ando en esto porque Felipe va a hacerme ministro”, escribe el caspolino (Zaragoza) periodista y escritor Eliseo Bayo. Ateniéndose a la cita, cabe preguntar: ¿Por qué están en esto los actuales “sillones”?

Una resolución municipal fechada el treinta y uno de agosto de dos mil veintitrés, firmada por la actual alcaldía de València, ha anulado el acuerdo de la Junta de Gobierno Local de junio de dos mil dieciséis que contemplaba la restricción de permisos y apoyos para actos de tauromaquia. ¿Restricción, permisos? ¡Nada de placebos que dejan la puerta abierta! Por mucho empeño en modelar la gestión del País Valencià amoldándola al califato de la Villa, València no es Madrid. ¿Suelta de vacas, “bou” de corro y toros embolados para amansar a la feroz cúpula demostrando ser fieles secuaces? Dado que en los escabrosos tejemanejes del poder siempre han existido intercambios de dudosa honorabilidad, ¿”paz a cambio de territorios”? en las últimas elecciones. Oliviero Ponte di Pino, autor transalpino, redactó: “Quien fía en el cerebro de los otros, puede mandar a paseo el suyo”.

Apuntalando la tauromaquia el equipo dirigente es rehén de sus propias decisiones. ¿Dónde está esa legión de gladiadores políticos de otrora utilizada para el engaño nacional? ¿mutó en una especie de transgénico entre verdugo y charlatán? Indefendible es el revertir a base de dinero la realidad de que las actividades taurinas en las plazas, durante una década, se han reducido a la mitad, sólo el ocho por ciento de personas acude a alguna actividad taurina y ni el seis por ciento en plazas, mayormente gratis o con descuento. “8 de cada 10 españoles se manifiesta contra el uso de animales en la tauromaquia”.

Actualmente el colectivo mandamás local se ha cubierto de estulticia ignorando a la ciudadanía y turísmo netamente antitaurinos. Acciones pacíficas de colectivos como AnimaNaturalis, en la plaza del Ayuntamiento, antes de las fiestas declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, patentizan el anacronismo de una barbarie “bien pagá” e irrisoriamente lisonjeada. “La familia de Ayuso tiene una finca de toros de lidia y se dedica a la tauromaquia, por tanto, está muy claro la vinculación que tiene”, declara Jaime miembro de la citada organización internacional defensora de los derechos de los animales “¡Exigimos el fin de las corridas de toros durante las fiestas de Fallas en València!”. Las periódicas concentraciones de la Plataforma Antitaurina de Alfafar por su parte soportan reacciones violentas del entorno taurómaco. Diego, portavoz de dicho colectivo declara: “La tauromaquia sobrevive con millones de euros de dinero público y, por supuesto, mientras llega la abolición, exigimos máxima protección a la infancia, sin medias tintas ni titubeos”. También las numerosas performance de València Animal Save en las calles céntricas de la ciudad del Turia visibilizan el drama de los otros animales bajo el antropocentrismo. Gus activista de dicha organización antiespecista puntualiza: “Todos tenemos empatía y muy pocos saben cuál es la conexión entre sus acciones y su ética”. Esa dura carga macabra que conlleva la tauromaquia sobrevive arañando, como espectro tenebroso errante por pasillos consistoriales, las puertas de ediles. Una aparición cadavérica que, guadaña en mano, anhela el erario público. Esqueleto de la España rancia, caciquil, machista, heteropatriarcal y lúgubre que si no se descabeza desde los poderes seguirá vampirizando hasta en espacios infantiles aprobando cursos para embolar toros y otros desmanes. ¿España parque temático cerril y brutal? ¿Circo de los horrores en paquetes turísticos? ¿Ceder la gestión y presupuestos a colectivos, asociaciones, peñas y variopinto listado de negociantes ligados a este apolillado yugo para que se sirvan a placer?

En el sur de Francia no se han prohibido las corridas de toros aunque en el Código Civil francés se incorporan disposiciones reconociendo que los animales son seres sintientes “seres vivos dotados de sensibilidad”, por lo que todo ha quedado en una “revolución teórica”. ¿Cabría instaurar alguna representación legal para las reses víctimas de la tauromaquia tal como sucedió en el caso del chimpancé Hiasl y la herencia a él testada? aunque finalmente el caso acabase en el cajón por cuestión de papeleo.

El artículo trece del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea señala que “la Unión y los Estados Miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles” pero… ¡“trampita, trampita”! se excluyen “ritos religiosos tradiciones culturales y patrimonio regional”. ¿Religiones que martirizan, tradiciones que torturan y patrimonio regional que mata? Por su parte la República de Colombia está a punto del último acto en la prohibición de la tauromaquia gracias a la joven senadora Esmeralda Hernández.

Casi siete mil euros mensuales en catorce pagas es la soldada declarada por encabezar el consistorio valenciano. Cinco mil novecientos cuarenta y dos euros mensuales, también en catorce pagas, por la portavocía del citado organismo y la titularidad de la Consellería de Bienestar Animal. -“Money, Money, Money” es el estribillo de la canción de Abba-. Por asistir al pleno, ¿intrínseco al cargo? más de dos cientos euros, por personarse en la Junta de Gobierno, ¿de natural cumplimiento? más de cien euros y por participar en una comisión la cifra ronda los noventa euros. Sueldos, extras, dietas, kilometraje, desplazamientos, residencia foránea. ¿Seguro de salud, aparatos de telefonía móvil, coche oficial con chófer, intermediaciones empresariales, prebendas, sueldos vitalicios, gastos de oficina, indemnización durante un par de años incompatible con la pensión de jubilación, la especie de “paro” que cobran miembros del Congreso y Senado con sólo dos años de actividad, “libre pase en las compañía de transportes terrestres, marítimos y aéreos regulares del Estado”, personal de servicios de seguridad…? -“Money, Money” cantan Liza Minnelli y Joel Grey en la oscarizada película “Cabaret”-.

Nóminas esconden toda clase de cosas. Farlopa, cocaína, violencia machista, prostitución, narcotráfico, desfalco, malversación, muertes, nepotismo, defraudación, amiguismo, “omertá”, prejuicios, abuso sexual, lgtbifobia, acoso, corrupción, violencia digital, alcoholísmo, ineptitud, falta de ética. Próximamente la extinción de intermediarios humanos se patentizará en despachos y “sillones”, llega la super extra giga tecnología, la inteligencia artificial (IA), y con ella cualquier mangante endiosado o criatura amamantada por un partido quedará fuera del algoritmo… (con o sin ley de amnistía). Mientras tanto, ¡adiós Consellería de Bienestar Animal! Sale a escena: ¡la Consellería de Maltrato Animal! ¿Qué deuda han de saldar lo bóvidos para con ciertas sociedades viéndose implacablemente arrastrados al suplicio? El “bou embolat”, como otras tantas torturas, a poco que se tenga un poco de conocimiento biológico, es martirizar, en este caso no para obtener una confesión de un congénere, sino para mover dinero y avivar virulentas pasiones. Autoridades bien descansadas y alimentadas, con seguridad habitacional, firman lo que sea por mantener el estatus evitando el sorpresivo “rodillo”. Retomando al citado editor, autor y comisario cultural Ponte di Pino, plasmar uno de sus dictámenes: “La necesidad de dividir a los semejantes en diversas tipologías, sobre la base de los progresivos grados de memez, condujo muy pronto a una consecuencia inesperada y, sin embargo, inevitable: el nacimiento de los partidos”.