Territorios valencianos en despoblación: Territorialidad, conocimiento y divulgación

Desde primavera de 2020, hemos tenido una cita semanal con lectores de Levante-EMV. Nuestro objetivo común ha sido durante estos cuatro años dar a conocer las decenas de pueblos que, condicionados por la despoblación, atesoran singulares atractivos. 

Cofrentes con los rios Júcar y Cabriel

Cofrentes con los rios Júcar y Cabriel / Ayuntamiento

Jorge Hermosilla Pla | Cátedra AVANT. Universitat de València

La despoblación es un escenario de crisis estructural, y para combatirla son necesarias, entre otras acciones económicas, medioambientales, sociales y culturales, fomentar entre sus vecinos el arraigo a su tierra, e impulsar iniciativas de divulgación dirigidas al conjunto de la sociedad valenciana.

La despoblación es un proceso territorial más de la geografía valenciana. En un primer término se puede localizar en aquellos municipios y comarcas que han padecido durante décadas, demasiadas, una pérdida de población, hasta alcanzar densidades demográficas bajas, mínimas. Coincide con territorios rurales, es decir, buena parte de nuestros pueblos que han experimentado un continuo éxodo rural común. La tónica general ha sido, y es, un movimiento de población del campo a la ciudad.

La población de la Comunitat Valenciana a principios del siglo XX alcanzaba 1.500.000 habitantes; en 1970, había duplicado esa cifra; y en los primeros años del siglo XXI, 5.100.000 residentes.

Sin embargo, determinados territorios experimentaron durante ese período, 1900-2020, un retroceso demográfico considerable, hasta alcanzar algunos de ellos niveles de “desiertos demográficos”: se ha pasado de unos 250.000 habitantes en 1910, a unos 110.000 vecinos en 2022, y unas densidades demográficas por debajo de los 25 habitantes por km2. Mientras que la población valenciana total se incrementó en un 230%, estos territorios en despoblación perdieron un 60%.

Evolución relativa de la población 1900 2022.

Evolución relativa de la población 1900 2022. / L-EMV

Identificación geográfica de la despoblación valenciana

Son éstos territorios montañosos del interior. Nos referimos a unos 190 municipios repartidos en las comarcas castellonenses de Els Ports, Alt Maestrat, L´Alcalatén (salvo Alcora), Alto Mijares, Alto Palancia, y el interior del Baix Maestrat. Las comarcas valencianas del Rincón de Ademuz, La Serranía, el Altiplano de Utiel-Requena (excepto sus capitales comarcales), El Valle de Cofrentes-Ayora, y algunos municipios de la Vall d´Albaida, la Costera, la Canal de Navarrés, la Hoya de Buñol, el Camp de Túria, o incluso la Safor. En tierras alicantinas se focaliza en el sector denominado la Montaña Alicantina, que engloba principalmente municipios del Comtat, l´Alcoià, y el interior de las Marinas Alta y Baixa.

El éxodo rural está bien delimitado en el territorio, tanto por la pérdida de vecinos como por los efectos derivados. Los nacimientos se han visto superados por las defunciones, y el proceso de envejecimiento es manifiesto, acompañado de una generalización de municipios de reducido tamaño, pues la gran mayoría tienen menos de 1.000 habitantes; el 40% de la superficie valenciana tiene menos de 25 habitantes por km2, y varias comarcas poseen menos de 6 hab./km2.

Un proceso estructural, un escenario de crisis permanente

Esas evidencias son la constatación de una situación generada por varios procesos activos durante décadas, que además se retroalimentan, de manera que la despoblación hay que entenderla como una situación anclada en territorios al menos desde principios del siglo XX. El escenario de partida es la crisis de parte del sistema rural valenciano. Un escenario, el de la despoblación, que definimos mediante ópticas distintas.

  • Primero. Son territorios con enormes problemas estructurales, de dimensión económica (sectores tradicionales) y demográfica (población escasa y envejecida), así como deficientes en equipamientos y accesibilidad. Además de padecer problemas sociales vinculados con actitudes tradicionales, falta de emprendedores y de redes sociales.
  • Segundo. Son territorios contradictorios, en tanto en cuanto que son lugares referentes de calidad de vida (vinculaciones sociales, calidad ambiental, orgullo de pertenencia, territorialidad), que contrastan con la precarización de servicios disponibles en materia de educación, sanidad, cultura, sociales, financieros, digitales, seguridad, transporte público, etc.
  • Tercero. Son territorios que padecen una profunda crisis social, derivada de varios procesos y factores, como un mercado laboral problemático (precarización, colectivos discriminados, pluriempleo, escasa formación profesional); una cultura empresarial insuficiente, acompañada de un escaso emprendimiento y falta de innovación empresarial; una falta de liderazgos sociales y una dependencia del sector público.
  • Cuarto. Son territorios dependientes de los urbanos. En primer lugar, por el contraste entre ambos: las ciudades son espacios dinámicos, innovadores, que acogen economías de aglomeración, mientras que los territorios rurales están condicionados por el envejecimiento, la masculinización, y la pasividad social. En segundo lugar, porque son territorios subsidiarios de los urbanos, que cubren necesidades de éstos (energía, alimentos, materias primas, espacios de esparcimiento, patrimonio natural y cultural).
Evolución absoluta de la población 1900 - 2022

Evolución absoluta de la población 1900 - 2022 / L-EMV

Combatir la despoblación: estrategia, territorialidad y conocimiento

La Estrategia Avant 2030 es el instrumento estratégico que recoge los pasos a seguir para combatir dicho escenario de crisis estructural. Las medidas que se apliquen sin esa visión a medio y largo plazo apenas servirán para solucionar algún problema puntual. Sin embargo, las acciones integrales que aborden aspectos económicos, medioambientales, sociales y culturales, siguiendo una “hoja de ruta”, son imprescindibles.

En ese sentido, insistimos entre esas acciones en dos. La territorialidad y el conocimiento del territorio. Nos referimos por un lado a la importancia que adquiere el sentimiento de pertenencia de la población, mayor y sobre todo joven, respecto a su espacio geográfico, sus lugares. Constituye un factor esencial de anclaje en el territorio, y también de resiliencia. Por otro lado, a la necesidad de conocer nuestros territorios en proceso de despoblación. A partir de su conocimiento es posible desarrollar los sentimientos de solidaridad y empatía hacia esos lugares. Las iniciativas como la “Ruta 99” o los artículos de Levante-EMV en “Paisajes valiosos en despoblación”constituyen acciones divulgativas de referencia. O la red de senderos que dispone la Comunitat Valenciana, pues constituye una excelente oportunidad para conocer nuestros territorios despoblados. En particular, los Senderos de Gran Recorrido, conocidos como los “GR”.

Los Senderos de Gran Recorrido valencianos

El Sendero GR-7 atraviesa de norte a sur la Comunitat Valenciana. Cruza 52 términos municipales, 16 comarcas y parte de las tres provincias, desde Fredes hasta El Pinós, abarcando casi 600 km, para continuar hacia tierras murcianas. Está configurado por 27 etapas. Recorre el interior de las comarcas castellonenses y valencianas, así como el sector occidental de la Montaña alicantina. El GR 7 forma parte del sendero europeo E4 (Tarifa-Grecia) que tiene una longitud de alrededor de 10.500 km.

El Sendero GR-10 atraviesa por el centro a la Comunitat Valenciana, de este a oeste. Su punto de partida se halla en Puçol y sale por Andilla. Cruza 13 términos municipales, 5 comarcas y las provincias de Valencia y Castellón. Abarca unos 100 km, se adentra en la Serra Calderona y continúa por los montes de Andilla y las últimas estribaciones de Javalambre. Comprende 7 etapas, con algunas variantes. Forma parte del sendero europeo E7 (Puçol - Lisboa) con 1.600 km de longitud.

Ademuz.

Ademuz. / L-EMV

Otros Senderos de Gran Recorrido

  • GR-36, Trans-Espadán. Longitud de 63,5 km, que discurre entre el Alto Mijares y el Alto Palancia, de Montanejos a Vilavella.
  • GR-37, Serranía del Turia. Circular, de 72 km de longitud;
  • GR-160, Camino del Cid. El tramo entre Puebla de Arenoso (Alto Mijares) y Soneja (Alto Palancia),
  • GR-231, Ruta de Pinares a Sabinares, por el Alto Palancia y tierras turolenses, de 63,4 km, entre Viver y Sarrión.
  • GR-238, Tierra del Vino. Circular, por el Altiplano de Utiel-Requena, de 246 km.
  • GR-330, Sendero Costa Blanca Interior, en el tramo Dénia-Elda, que recorre Gata de Gorgos, Parcent, Castell de Castells, Confrides, Sella o Torremanzanas, entre otros.
  • GR-331, Camí de Conquesta. Recorre la comarca Els Ports de Morella, a través de 166 km.
  • GR-332, La Canal, por la comarca de la Canal de Navarrés, de 70 km.
  • GR-333, Mancomunidad de Espadán-Mijares. Circular, con una longitud de 103 km.

En definitiva, una densa red de rutas que se complementan con las decenas de senderos de Pequeños Recorridos PR-CV, y Sendas Locales SL-CV, que facilitan el conocimiento de nuestros territorios despoblados, paisajes valiosos y valorados.