Riola dedicará la Casa de la Cultura al periodista y escritor Ventura Melià

Legó a su pueblo natal su extensa biblioteca personal; era un referente periodístico y literario de primer orden y ganó el premio Andròmina en 1980

Rafael Ventura Melià.

Rafael Ventura Melià. / GERMAN CABALLERO

Joan Gimeno

El Ayuntamiento de Riola ha aprobado por unanimidad una moción presentada por Compromís para dedicar la Casa de Cultura al periodista de Levante-EMV Rafael Ventura Melià, fallecido a los 72 años hace justo dos años, el 31 de enero de 2020. De este modo se recoge la propuesta planteada por la asociación Mujeres por la Cultura y el Deporte para reconocer la figura del también poeta después de que la familia donara al municipio su biblioteca privada, de un gran valor cultural y patrimonial.

Antes de morir, el escritor donó a la Biblioteca Valenciana su fondo documental y bibliográfico, formado por unas veinte cajas y cerca de 400 documentos, que incluyen libros dedicados, dietarios, cartas y fotos personales, resultado de la correspondencia e intercambios con amigos e intelectuales valencianos, así como manuscritos de sus obras, algunas de ellas inéditas y otros sujetos a cláusulas literarias.

Además de los méritos literarios y periodísticos de Ventura Melià, el ayuntamiento destaca el aprecio que dispensaba a Riola. «Ha legado a su pueblo lo mejor que un escritor posee: su gran biblioteca. Un detalle que valoramos como un estimulo para leer y enriquecernos», subraya el acuerdo municipal. Destaca no solo el número de libros que ha donado sino la variadísima nómina de autores y géneros literarios y la multitud de catálogos de exposiciones de todo tipo que reúne. 

Una carrera de fondo

Rafael Ventura Melià, nació en Riola en 1948. Estudió Filosofía y Letras en València y, enseguida, se inició̀ en el periodismo como colaborador de las revistas Albatros (1964) y Poza (1971), donde escribían autores de primera fila como Alfons Cuco, Enric Valor, Manuel Sanchis Guarner o Amadeu Fabregat.

Más tarde se incorporó a la redaccióń de la revista Valencia Semanal (1977-1980), por la que pasó la primera gran generación de periodistas de la democracia valenciana. Y en Levante-EMV formó parte durante décadas de la seccióń de Cultura y se especializó en cine y literatura.  

El 1980 ganó el premio Andròmina de narrativa, que entonces era el más prestigioso que se otorgaba en València. El libro, «Àmbit perdurable», era un ejercicio de memoria alrededor de los recuerdos infantiles. El relato se sitúa «en una comarca ribereña valenciana donde la familia era reflejo de un mundo social y político de dos siglos de historia y de miles de años de cultura».

También fue autor de varios poemarios -Corrientes de fondos (1976), Señales de vida (1980), Igual quiere decir Italia (1982)- y otras dos novelas -Callejón sin salida (1972), La última vuelta (1974)-. Siempre se dedicó a la literatura y el periodismo y se conclave del mundillo cultural valenciano. También impulsó proyectos culturales y fue comisario de varias exposiciones. Destaca la de Ernest Hemingway, autor norteamericano al que estudió a fondo. También trabajó en la Cadena SER como presentador del programa «Que no lo sepa nadie».