Alfarp tarda 40 años en tramitar la valencianización de su topónimo
Tras décadas de conflicto lingüístico y de ayuntamientos democráticos, el de Alfarp cambiará su denominación para instaurar el topónimo en valenciano. El consistorio ha incoado ya el expediente de normalización que, en caso de conseguir el beneplácito del Consell, concluirá con la designación de Alfarb como nombre oficial.
El pleno de enero aprobó el inicio del trámite tras obtener el informe favorable de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL). Según ha explicado a Levante-EMV el alcalde, Santi Cervera, en el mes de septiembre recibieron una carta de la AVL. «En ella nos decían que estaban repasando el listado de la topónimos que todavía no se habían normalizado y que nosotros éramos uno de los pueblos que todavía no lo había hecho. Nos preguntaron si queríamos que se realizase un informe al respecto y el pleno así lo aprobó», expone el munícipe. La comisión onomástica de la AVL consideró, de forma unánime, y en base a motivos tanto históricos como lingüísticos, que el topónimo normalizado es Alfarb.
Ahora el consistorio ha dado luz vez a la apertura del expediente de normalización, por lo que deberá remitir al Consell toda la información y será este el que, en última instancia, apruebe o no el cambio toponímico. «A partir de ahí, nosotros acataremos. La AVL es la que tiene competencias en cuestiones lingüísticas y los organismo públicos estamos obligados a aceptarlas. Además, también se ha comprobado que no existe confusión posible. Parece ser que el término Alfarb se utiliza en una zona de Murcia, pero no hace referencia a ningún pueblo ya en uso, por lo que no existe conflicto alguno al no haber ningún Alfarb en todo el Estado», añade Cervera.
Cuestión de pronunciación
El propio alcalde teoriza sobre la deriva lingüística del topónimo: «La pronunciación cambia en cada zona y en cada época, pero es bastante normal que las oclusivas finales se ensordezcan. Tenemos el caso de la palabra ‘verd’, que en ocasiones llega a pronunciarse como ‘vert’. Puede ser que durante alguna transcripción se pusiera alguna ‘p’ y que esta se extendiera. Pero por lo que hemos visto en algunos documentos, al igual que cuando se añadió la ‘e’ al final de algunos topónimos, como Alberic que se llegó a llamar Alberique, aquí ocurrió lo mismo. En esos archivos, el nombre figura escrito ya como ‘Alfarbe’, que no ‘Alfarpe’».
Alfarb era uno de los pocos topónimos valencianos que todavía no se había normalizado. «Posiblemente seamos los últimos», comenta el alcalde. En algunas poblaciones, este cambio llegó a suscitar grandes polémicas. Santi Cervera destaca que el nombre valenciano «ya se usa en muchas asociaciones locales o en carteles no oficiales». «Antiguamente era más conflictivo, pero lo entendemos como algo normal, al igual que se hizo en Alzira, Benifaió o Llombai», concluye.
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