La ingeniera de Alfarp que ayuda a explorar el universo

Mireia Ortiz colabora con la NASA y la ESA a través de la empresa Airbus, que nutre de tecnología a ambas agencias espaciales

La ingeniera de Alfarp Mireia Ortiz, en las instalaciones de Airbus.

La ingeniera de Alfarp Mireia Ortiz, en las instalaciones de Airbus. / Levante-EMV

Rubén Sebastián

Rubén Sebastián

La inmensidad del universo es una de las cuestiones que más curiosidad ha generado en la historia de la humanidad. Conocer el cosmos para entender el lugar que en él ocupa el ser humano. A lo largo de décadas, las misiones espaciales han crecido en ambición para satisfacer ese ansia de sapiencia y el reciente programa Artemis desarrollado por la NASA va a suponer «un antes y un después en los viajes tripulados más allá de los límites conocidos». Así de claro lo tiene la ingeniera de Alfarp Mireia Ortiz.

Aunque esta alfarbina no trabaja directamente para la NASA, conoce perfectamente la finalidad del proyecto como responsable de calidad de producto de la empresa Airbus, que fabrica componentes tecnológicos tanto para la NASA como para la Agencia Espacial Europea (ESA). Para esta última, ha participado principalmente en el programa Copernicus, ya que está más enfocada a proyectos medioambientales.

Esta ingeniera técnica industrial tuvo, de muy joven, otras inquietudes. «Cuando era pequeña era una apasionada de la Prehistoria y la arqueología, hasta que conocí a un Ingeniero... Y me explicó, de modo que una niña pudiese entenderlo, lo que los ingenieros podían aportar a la humanidad y lo valioso que podía ser su trabajo, y desde entonces le dije a mis padres que iba a ser ingeniera, por aquel entonces rondaba los 11 años aproximadamente. Sinceramente, nunca pensé que podría formar parte de una empresa vinculada a misiones espaciales, pensaba que estaba lejos de mi alcance».

Regreso a la Luna

Pero así ha sido. Uno de sus últimos trabajos ha tenido que ver con el programa Artemis, que devolverá al ser humano a la Luna más de cincuenta años después y que sentará las bases de un futuro viaje tripulado a Marte. «Veo este proyecto como el nacimiento de una etapa en la que la humanidad va a cambiar su visión sobre la necesidad de conocer el universo, va a crear el precedente para poder llegar con misiones tripuladas más allá de lo que ahora la mayoría de la humanidad puede imaginar», sostiene Ortiz, que añade: «Si esta misión tiene éxito, creo que va a crear un antes y un después en los viajes tripulados más allá de los límites conocidos, y espero que despierte en las futuras generaciones el deseo y la curiosidad por este maravilloso saber que nos puede aportar del espacio».

Tras la primera misión Artemis, la NASA volverá a enviar un vuelo tripulado hasta la Luna.

Tras la primera misión Artemis, la NASA volverá a enviar un vuelo tripulado hasta la Luna. / NASA

Para la ingeniera alfarbina, poder trabajar en este tipo de proyectos supone una satisfacción: «Volver a la Luna, y plantear esto como el comienzo de algo mucho mayor, es apasionante y extraordinario, y formar parte de Airbus en Tres Cantos significa formar parte de grandes proyectos con un enorme alcance, ya no sólo a nivel nacional, sino internacional, y pensar en ello me genera satisfacción, pues son proyectos que están ayudando y que van a ayudar a la humanidad, que serán ejemplo y base de cara al futuro, y sinceramente, poder poner mi granito de arena me hace sentir que ha merecido la pena todo el esfuerzo realizado a lo largo de mi vida», admite.

Garantizar la calidad

En Airbus, Ortiz realiza diferentes tareas para garantizar la calidad del producto que se ofrece, ya que debe cumplir ciertos requisitos muy concretos. Se encarga, además, de revisar la documentación, del trato directo con el cliente cuando surgen anomalías, así como de asegurarse de que los envíos se producen «en perfectas condiciones, con los sensores adecuados y bajo las estrictas premisas acordadas en el contrato». «Quizás quizás lo más complicado, dentro de tener como cliente a la NASA, es el desarrollo de algunas funciones específicas por tratarse de un vuelo tripulado», comenta al respecto.

«Me he criado entre la gente de mi pueblo y eso define mi personalidad»

Aunque Mireia Ortiz resida en Madrid por motivos laborales y su mente, en alguna ocasión, viaje a través del universo, su corazón pertenece a Alfarp. «Siempre me consideraré alfarbina, forma parte de mi ser. Me he criado entre la gente del pueblo y eso ha definido parte de mi personalidad, y mi forma de ver y entender la vida y a las personas. Cuando pienso en Alfarp siento entre melancolía y añoranza. No hay día que no piense en mi familia y mi pueblo, pues todos siguen allí. Recuerdo mi infancia, adolescencia, mis primeras amistades que serán para toda la vida y muchos momentos felices. Dentro de mí siempre me quedará la esperanza de volver algún día, porque pensar en mi pueblo y en mi gente me hace sonreír», comenta sobre sus raíces ribereñas.